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sábado, 24 de agosto de 2019

ACTIVIDADES EN DESTINO


Salvador García Llanos

El concepto se va imponiendo. Las actividades en destino son un soporte con peso creciente en el negocio turístico. Viajar equivale a buscar experiencias, sensanciones y momentos que, en el fondo, pueden y deben multiplicar el valor de cada destino. El Consorcio para la Rehabilitación del Puerto de la Cruz  entendió bien la fórmula y puso en práctica hace algún tiempo iniciativas promocionales con ese mensaje: las vivencias, las experiencias, individuales o de grupo, resultan determinantes para captar segmentos de mercado y para apreciar los valores que distinguen a un destino turístico.

El acierto de la modalidad por parte del Consorcio portuense parece refrendado por estudios técnicos recientes, como el de la firma Phocuswright que concluye que las experiencias en destino significaron el diez por ciento de la facturación mundial en el sector turístico.  Además, es el tercer segmento en volumen de reservas en los Estados Unidos. Siete de cada diez viajeros consideran esta modalidad como factor importante a la hora de elegir destino vacacional o de descanso, consecuencia de que más de un tercio de aquéllos empieza buscando actividades antes de materializar su reserva.

Estos datos coinciden con otro informe, de Amadeus, que señala como primera realidad el hecho de que “la personalización seguirá siendo una prioridad fundamental en todos los ámbitos de la industria del turismo” durante los próximos años, según se constata al comprobar que un tercio de viajeros pide una mayor personalización en los canales de reserva.
       
Otra compañía, Arival, destaca que los operadores en destino dedican buena parte de sus esfuerzos a ofrecer y resaltar las que ya se conocen como experiencias sensoriales inmersivas, es decir, aquellas que integren a los viajeros en el destino, les conecten directamente con sus hechos distintivos y características diferenciadoras. Esto produce que, teniendo en cuenta las actividades de temporada y eventos propios (de ello saben mucho en el Puerto de la Cruz y su Consorcio), el interés de viajeros se acreciente, de modo que más de un cincuenta por ciento de viajeros reserva sus desplazamientos antes incluso de que los vuelos o el elojamiento estén disponibles.
            
Las actividades en destino, las experiencias, ya con consideradas por algunos expertos y varios medios como el nuevo filón del turismo. Pero no hay que precipitarse o albergar una idea exclusivamente de aprovechamiento. La modalidad obliga a programar con la debida antelación y a cultivar los valores. Y ello significa disponer de buenos, ágiles, sencillos y eficaces recursos tecnológicos, sobre todo para facilitar la acción a quienes se mueven con mucha antelación y para superar contigencias de última hora. Habrá que estar atentos también, en ese sentido, a las fórmulas de comercialización que, teóricamente, deben potenciar las economías locales.
                   
Lo cierto es que las actividades en destino se han convertido en uno de los factores de mayor crecimiento en la industria turística. De algo tenía que servir una trayectoria, sus atractivos y sus potencialidades que, no siendo eternas o inmutables, sí que sustentan valores para diferenciarse y fraguar una oferta llamativa y sostenible, sobre todo si se quiere porfiar por un turismo de calidad.

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