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lunes, 5 de agosto de 2019

BREVE RESUMEN DEL DISCURSO DE MANTENEDOR DE LA FIESTA DE ARTE. 2019


Germán F. Rodríguez Cabrera

" De la procesión de los Marinos. Singularidad de la Fiesta Realejera "

En la presente edición traté de hacer un ejercicio por destacar algunos aspectos de la Fiesta, elementos que la singularizan.

Con un discurso no leído, apoyado en algunas imágenes para ilustrar mis palabras, pues como historiador del arte, es parte de mi objeto de estudio, de mi campo de trabajo. Me acerqué a la Fiesta, a la imagen y al paso del tiempo por la misma.

Tras recordar a varios de los que me han precedido en el atril de la Plaza de San Agustín como fueron don Antonio González, Juan Cruz Ruiz o Sebastián Matías Delgado, y a otros realejeros como son: Antonio Abdo Pérez, Agustín Espinosa Boassier, Carmen Nieves Luis y Pedro González, hijo predilecto de Los Silos, asumo un discurso en la puesta en valor de la Procesión de la Octava, la de Los Marinos del Puerto de la Cruz.

La Octava, surge en el S. XVIII, por un origen desconocido, impreciso, dando por fecha válida la de 1750.  En un momento en el que el culto a El Carmen, nada tiene que ver con el mundo y las gentes del Mar. 15 años después ya poseemos las primeras referencias a la misma, de manos de los propios libros de la Cofradía titular y de autores contemporáneos como Lope Antonio de la Guerra.  La misma, la Octava y la devoción a la Virgen se centra, en la actual imagen del Carmen, llegada hacia 1729.  Novedosa escultura, que transciende las fronteras locales, siendo aclamada como patrona del Valle de La Orotava.

La imagen de la Virgen del Carmen ha superado muchas de las vicitudes de los tiempos.  Tras ser rescatada de el incendio de 1806, que acabó con gran parte del convento de San Juan Bautista, y trasladada a la Iglesia del convento de San Andrés de monjas agustinas, las Virgen se convierte en una heroína al sobrevivir a la desgracia y a los diversos procesos desamortizadores.  Con ella, como parte indivisa de su culto, la procesión de la Octava y el vínculo de los marineros del Puerto con la imagen.

El S. XIX se consolida con el cambio de una estética de fiesta barroca por una burguesa, por la intervención de Cándido Chaves y otros vecinos en la renovación de las fiestas y sus enceres. Así se va consolidando en el cambio de siglo un nuevo concepto de celebración. En todo ello la fiesta permanece atada al lugar de San Agustín, a sus calles y a los marinos, que año tras años, milagros personales tras milagros personales, permanecen vinculados a Ella.

Así pues, la Fiesta se reinventa, se replantea, se moderniza, se vincula con las familias del lugar, de Los Realejos. 

En mi intervención he defendido abiertamente la declaración como Bien de Interés Cultural con carácter inmaterial de la Procesión de los Marinos, pues posee elementos y antigüedad tales que así lo permiten.

Mis últimas palabras estuvieron dedicadas a mi familia, a mis padres y a la celebración de la Octava en la casa que habito. Del vínculo heredado con la Imagen, con la pertenencia a su Venerable Hermandad y Cofradía y con los procesos vitales familiares, han atado en la Vida y en La Muerte a la familia con la Virgen del Carmen.

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