Antonio-Pedro Tejera
Reyes
Hace unos diez años
atrás, publicamos este artículo de opinión en el antiguo periódico El Día.
Hoy como preludio de
dos reportajes que publicaremos
sobre este mismo tema,
lo volvemos a recordar.
Nos habíamos prometido no entrar en este tema hasta tener
la información más exhaustiva de la cuestión, pero las circunstancias muchas
veces mandan sobre nuestras promesas. Así hoy, vamos “a pisar el acelerador”
para tratar de impulsar en lo que se pueda, con nuestra modesta aportación, la
conservación del Parque Nacional de las
Cañadas del Teide.
Recordábamos
el otro día, paseando por ese hermoso paraje, junto a unos compañeros de
excepción, ecologistas por mas señas, entre los que se encontraba la experta
mundial en estas materias, profesora Ana L. Báez, de amplio y enjundioso
curriculum como consultora, incluso de las Naciones Unidas; recordábamos,
decimos, nuestros recorridos nocturnos por la vieja carretera en El Portillo,
guiado por las estrellas y el ruido de un motor de gasoil que daba luz a la casa del caminero de Obras Públicas
que existía allí, y donde pasamos algunos veranos en nuestra juventud,
acompañados de algunos libros, y con la presencia, de vez en cuando, de la
célebre pareja de la
Guardia Civil , con quienes jugábamos alguna partida de baraja
en aquellas inolvidables noches...
Visita obligada en un viaje a Tenerife, Las Cañadas del Teide, recibían a los
componentes de la directiva, de la organización CONPEHT, de las universidades
con estudios turísticos en América. En la gráfica junto al profesor Guillermo
Ayala, que les sirviera de anfitrión y guía del lugar. Asistieron personajes de
México, Colombia, Bolivia, el Salvador, Argentina, Puerto Rico, Chile,
Nicaragua, Brasil, etc. F/ CIESTCA.
En
esos tiempos, había en Las Cañadas, exactamente cuatro chalets, que servían a
sus propietarios para pasar algunos meses del verano...
Con
ese recuerdo, veíamos pasar por nuestra mente los ríos de tinta que en los
últimos años ha empleado la prensa local, tratando sobre la conservación de
este singular recurso natural de la Isla de Tenerife.
Mas de tres millones de visitantes nos aseguraba el Alcalde
de La Orotava, Isaac Valencia, que han visitado el parque el pasado año. Una
auténtica avalancha humana que supone un serio deterioro para el mismo, y la
que sin duda hay que controlar urgentemente.
En
nuestras clases sobre el turismo medio-ambiental, sus recursos y su protección,
hemos dejado bien claro que al entorno natural hay que protegerlo de forma
decidida de la mejor forma posible. No lo decimos nosotros, lo dice el Consejo
de la Tierra, la Universidad para La Paz, el programa PNUD de las Naciones Unidas,
la Unión
Internacional para la Conservación de La Naturaleza... La Carta
Europea del Turismo Sostenible en los Espacios Protegidos... Empleando términos
vulgares: “lo dice todo el mundo”.
Entonces,
siguiendo las más modernas concepciones y técnicas para conseguir esta
preservación que tratamos, se hace de urgente necesidad controlar de forma
clara y decidida, las visitas a nuestro Parque
Nacional de Las Cañadas del Teide. Para conseguir esto, y basados siempre
en las mas avanzados medios de interpretación, habrá que, determinando la
capacidad de carga del territorio que apuntamos e implantar un peaje
obligatorio para su visita, con lo cual se regulará el número de visitantes y
se obtendrán importantes recursos económicos para su sostenimiento, así como
para adecuar unos guías universitarios preparados del par-que, que de verdad
sepan atender a los visitantes, no precisamente como está ocurriendo ahora
mismo con ejemplos que no queremos comentar, pero que dejan mucho que desear de
lo que auténticamente debería de ser.
Se
hace pues urgente, que se regule totalmente el acceso a Las Cañadas del Teide,
controlando la entrada de visitantes, y ofreciéndoles a estos, obligatoriamente,
unos guías preparados que conozcan su naturaleza, junto a unos medios
interpretativos que den una visión canaria del mismo, apoyada en modernas
técnicas, pero conservando el poder ancestral de la naturaleza del canario, que
es como debe de ser.
No
estamos inventado nada, aquí bien cerca, en Lanzarote, tenemos un buen ejemplo
de visitas controladas y cobradas. Que decir del Pao de Azúcar, en Río de
Janeiro, o de Las Pirámides, en El Cairo, por nombrar dos simples y conocidos
recursos turísticos mundiales.
Controlar
el acceso a Las Cañadas del Teide, y
cobrar por su visita, es ya una necesidad urgente que hay que considerar.
Esperemos.
* Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial
del Turismo, OMT, de las Naciones Unidas. ONU.
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