Jerónimo David Álvarez García
Canarias, en
plena expansión de inversiones extranjeras, inauguraba la Biblioteca Municipal
de Santa Cruz de Tenerife. El Valle de la Orotava en palabras del responsable
del distrito viceconsular británico, era “una zona puramente agrícola, posee un
comercio local insignificante y su puerto lo visitan muy pocos buques
extranjeros; pero debido a lo benigno de su clima, lo invariable de la
temperatura del aire entre el día y la noche y de día a día, la abundancia y
pureza de su agua, y lo pintoresco de sus paisajes en las cercanías del pico
del Teide, (…) es un punto favorito para el turismo, el viajero científico y
para aquellos con poca salud.(2)
Mientras, el
Realejo Alto permanecía inmerso en sus disputas políticas y electorales,(3)
patria del insigne polígrafo, su hijo más ilustre, José de Viera y Clavijo
quien escribiera en el siglo XVIII acerca de su cuna:“dista un corto paseo de
[Realejo Bajo], es lugar también de buen temple, excelentes aguas, huertas,
viñas, frutales y arboledas. Tiene muchas casas arruadas en calles. Su iglesia
de tres naves es de las primeras parroquias de Tenerife. Está dedicada a
Santiago y se erigió en el sitio donde los Conquistadores tenían un Real, de
aquí el nombre que tenía el pueblo. Sírvenla dos curas beneficiados, provisión
del Rey y algunos sacerdotes. Hay un convento de franciscos recoletos, como de
veinte frailes y cinco ermitas. El vecindario es de 2.441 personas de ellas
algunas en los pagos de San Agustín, Cruz Santa, Rosas, el Mocán, etc. Ambos
Realejos están dentro del referido Valle de Taoro. (4)
El Realejo de
Arriba se estructuraba como ente sociológico autónomo, prueba de ese
afianzamiento y los deseos de integración social de sus vecinos lo refleja una
disposición de su ayuntamiento en sesión de noviembre de 1814, donde el alcalde
solicitó al obispo don Manuel Verdugo “que las Misas del Alba de esta Parroquia
se dixesen al romper el día, en disposición que los vecinos no tuviesen reparo
de “hir” a oírla en la forma que puedan. Se nota que se ha dejado de cumplir
con este sagrado precepto, porque no se hallan decentes para asistir a la hora
que se celebra el Sacrificio que es “cuasi” media mañana; y para impedir que
estas personas imposibilitadas por su pobreza no dejen de cumplir con la Misa,
se pase Oficio a los Venerables Párrocos para que dispongan se observe lo
decretado por el el Sr. Diocesano en su visita, por convenir así al bien
general de este vecindario”. En esta misma sesión se hace constar que los
vecinos trabajaban los días festivos, hasta tal punto que “ya no se conoce cual
es el día destinado al Señor”, por lo que se requiere que el alcalde prohibiese
esta costumbre bajo la pena que estimase oportuna. (5) A finales de siglo la
burguesía agraria se hallaba consolidada una vez desplazada la aristocracia
absentista. (6) La nueva élite realejera acaparaba los cargos públicos
sustentada en una “endogamia profesional”, extendió su influencia con la
adquisición de tierras y agua, empleó la religión como signo de poder y ascenso
social y se promocionó con el
matrimonio. (7)
Hemos
profundizado (8) en las conflictivas relaciones políticas del municipio, cuando
en febrero de 1887 fueron anuladas las elecciones municipales y cesados el
alcalde (9) don Isidro Oramas y Chaves (10) y sus concejales. Tras el mandato
de don Eliseo González Espínola, (11) la alcaldía recayó en don Miguel Chaves
Albelo, (12) quien autorizó diferentes actuaciones en la administración local
(13) durante el primer semestre del año en estudio, sobresalen: (14) La
gratificación con cincuenta pesetas al practicante don José Barbuzano, por
suministrar “auxilios medicinales” a varios enfermos pobres del pueblo durante
seis meses. La plaza de médico titular estaba vacante y el servicio se
efectuaba sin retribución alguna, por lo que el interesado había suplicado su
abono previamente. La presidencia comunicó que no procedía el recurso de alzada
(15) interpuesto por el exalcalde don Isidro Oramas y Chaves, contra un acuerdo
de ese Pleno declarándolo deudor directo como exrecaudador de los impuestos de
consumo y otros arbitrios municipales, por la cantidad de 40.312,29 pesetas. En
sesión de febrero, se hizo constar en acta la acusación contra el regidor
arriba citado y su gobierno, por malversación, declarándolos deudores por el
actual Consistorio. Las evidencias demostraban que varios alcaldes habían mal
administrado la Corporación en los últimos veinte años. Al siguiente mes, el
grupo de gobierno toma las medidas sanitarias, higiénicas y nutritivas
necesarias para paliar los casos de viruela que se habían producido en la Cruz
Santa, por ello solicita los servicios del médico don Manuel Pestano,
gratificándolo con 750 pesetas anuales, por ser facultativo interino. (16)
Por oficio recibido, se solicitó financiación
para la Exposición provincial de Horticultura que se celebraría en mayo en La
Orotava. A esta se contribuiría con las plantas y frutos notables que cada
localidad produjese, al no existir ejemplares dignos de mención que aportar por
el municipio, se contribuyó a la financiación con 125 pesetas. A primero de
abril se presentó el Proyecto del Presupuesto Municipal Ordinario para el año
próximo, los gastos ascendían a 14.547,90 pesetas y los ingresos a 2.572,17
pesetas, de lo que resultaba un déficit de 11.975,73 pesetas “que se cubrirán
con los recursos legales del capítulo noveno de dicho presupuesto”. El
“Venerable párroco” (17) solicitó a la municipalidad la exención del pago de
tributos, de la casa y huerto legada por el Dr. Don Domingo González de Chaves
(18) a los párrocos del pueblo, como casa habitación y jardín de los mismos
cuya propiedad venía disfrutando el interesado en concepto de Casa Parroquial.
(19) La Corporación remitió el asunto al delegado de Hacienda. Don Juan González
y Pérez presentó su dimisión como concejal por motivos de salud, pero siendo
“los cargos concejiles gratuitos,
obligatorios y honoríficos” (20) y como la exención alegada no se hallaba
contemplada en dicha ley, en su artículo 43, números 1º, 2º y 6º, la
Presidencia acordó declarar improcedente lo solicitado por el recurrente. (21)
Se destinaron 200 pesetas para colaborar con la recuperación de los Asilos
Provinciales de Beneficencia de Santa Cruz de Tenerife, tras el incendio
acaecido el 17 de marzo último. A efectos recaudatorios se publicó el listado
de vecinos contribuyentes por orden de cuotas, (22) cuya relación es la que
sigue: Agustín Chaves Albelo, Guillermo Albelo Pérez, José Borges Fregel, Pedro
Pérez González, Miguel Molina Reyes (23), José García de Chávez, Estanislao
Fragoso y García, (24) Agustín Luis González, Juan Pérez González, José María
Pacheco, Domingo Hernández Febles, Antonio Pérez y Chaves, (25) Miguel
Hernández Albelo, Agustín Fernández González, Gabriel de León y González, Antonio
Llanos Reyes, Agustín González y Pérez, Ceferino Brito y Gorrín, Cándido
Barroso, Juan Espinosa y Espinosa, Nicolás Guillama Rodríguez y Juan Delgado
Rodríguez.
La Exposición
de Horticultura se definió como un acontecimiento notable en la provincia. La
asistencia del Capitán General acompañado de una banda militar, la presencia de
los alcaldes de Santa Cruz de Tenerife, de la ciudad de La Laguna, don Juan de
Osuna, a cuyas gestiones se debió la actuación de la banda de música El
Porvenir de esa ciudad y de los alcaldes de Realejo Alto, Puerto de la Cruz y
otros pueblos merecieron plácemes por contribuir a que ese evento fuera un
hecho, según calificó la prensa insular. (26)
El primero de
julio es nombrado alcalde accidental don Miguel Chaves Albelo. El recurso
interpuesto por el párroco por el cual la Casa Parroquial quedaría exenta de
tributos, es aceptado (27) y se solicitó
casa-habitación para el maestro de escuela de niños don Temístocles Díaz y
Fernández. Previo a la llegada del otoño se procedió a la limpieza de árboles y
la composición del camino de San Agustín, gratificándose a los operarios
colaboradores. Los pesquisas judiciales del Gobernador Civil designarían a un
perito que inspeccionara los libros de contabilidad de las Corporaciones anteriores
y del Pósito del municipio. Esta misma autoridad exige en noviembre la
rectificación del Padrón de Vecinos por no constar en el mismo 638 vecinos (28)
y el ejercicio económico cerraría con un déficit de 6.118,43 pesetas. Mientras,
la crónica social dejó constancia del fallecimiento, debido a una pulmonía,
(29) “en el pueblo del Realejo Alto donde se encontraba pasando la temporada de
verano, de la respetable Sra. Doña Mercedes Olivera, (30) esposa de nuestro distinguido amigo el Sr. D. Manuel
Pestano (31), médico titular del Puerto de la Cruz” (32).
La resolución
que revocaba el acuerdo de la Comisión Provincial sobre las elecciones
municipales del Realejo Alto se hace efectiva, por lo que se obligó a la Junta
General de Escrutinio a reunirse y fallar
el recurso que contra la validez de la misma presentaron varios electores. (33)
El Inspector de Primera Enseñanza, informado por la prensa provincial del
abandono en que se hallaba la escuela pública de Realejo Alto, practicó las
gestiones oportunas para que cesara la situación anómala en que se encontraba
el establecimiento, por negligencia del profesor regente. Respecto a la
habilitación de maestros de primera enseñanza, se consignó el pago
correspondiente a los docentes del pueblo en concepto de nómina, material y
alquileres del primer trimestre del curso1888-89. (34)
Del informe
de la autoridad política superior se desprendían “las importantes
disposiciones” que condenaron y anularon los actos del Gobierno Civil de
Canarias; así se revocaría el acuerdo que destituyó a los concejales y alcalde
de Realejo Alto en febrero de 1887, apercibiéndose al Gobernador (35) que lo fue en el periodo a
que se refería el expediente. (36) El alcalde ratificado, a la sazón don Isidro
Oramas y Chaves, exigió al Gobierno Civil que en virtud de la anulación de las
elecciones del Realejo Alto de mayo pasado, se diese posesión a los concejales
legítimos que ilegalmente fueron separados de sus cargos en febrero del año
anterior. Pero la autoridad competente personificada en el Señor Antón, quien
ofreció resolver en justicia, no actuó con celeridad. La oposición política y
mediática sospecharon que esta tardanza ocultaba el deseo de eludir el
cumplimiento del mandato recayendo en inobediencia a lo dispuesto en R. O. de
20 de noviembre. (37). Tras estas disposiciones, se reanudaron las
investigaciones conjuntas de Gobierno Civil y ayuntamiento norteño que
concluyeron que “desde 1869 en adelante no se llevó contabilidad municipal
alguna, al no rendirse cuentas en todo ese periodo y faltar ciertos
presupuestos y repartimientos municipales”, por lo que se requirió la
justificación de las cuentas a don Isidro Oramas y sus concejales. Los
acusados, incapaces de aportar documentación alguna, fueron declarados deudores
de 55.726,92 pesetas. Sólo al primer edil, se le imputaba la cantidad de
40.312,29 pesetas, al hallarse estas cantidades sin contabilizar. El
procedimiento fue remitido al juzgado a falta de ejecutar la subasta de las
fincas de los deudores.
Aunque en las
actas municipales del mes anterior se había sugerido la posibilidad de que un
inmueble, sito en la calle del Sol y propiedad de don Eliseo González Espínola
fuese alquilado como casa del docente municipal por una renta que ascendía a
125 pesetas al año, continuaron las gestiones del Maestro actual del Realejo
alto que no ha cesado de hacerlas desde Septiembre último, para que el
Ayuntamiento le facilite casa-habitación, como preceptúa la ley, sin que hasta
esta fecha se le haya proporcionado local donde albergarse. La Alcaldía, por su
parte, manifiesta esto mismo a la Junta provincial, añadiendo que la escasez en
aquel pueblo, de edificios que reúnan las condiciones necesarias, es causa de
que aparezca desatendido este servicio. (38)
La prensa
tinerfeña se congratularía de la restitución de sus correligionarios en los
cargos de alcalde y concejales del Ayuntamiento de Realejo Alto. (39) Así, en
acta de sesión de 27 de diciembre, por orden del Gobierno Civil la corporación
presidida por don Isidro Oramas y Chaves (40) fue restituida, con el
consiguiente cese de don Miguel Chaves Albelo. En este acto renunciaría el
secretario don Domingo Espinosa de los Monteros, (41) sucediéndole
interinamente don Benito Vasconcelos. (42) Se acordó que los domingos después
de “la misa conventual”, se celebrasen las sesiones ordinarias del concejo en
las Casas Consistoriales. Fue nombrado “Caballero Síndico” don Guillermo Albelo
Pérez y don Andrés Mesa y Delgado (43) “Regidor contador” (44). La restante
corporación la integraban los concejales: don Narciso Luis García, don José
García Pacheco, don Juan García Estévez, don Cipriano Álvarez Moreno y don
Agustín Díaz. Posteriormente, el síndico expuso la necesidad de abrir
expediente contra la corporación precedente, por haber sido ostentada
ilegalmente, así se evitarían las responsabilidades en que incurriera por su
culpa, la actual alcaldía.
Nuestro
número anterior abarcó la consolidación de la burguesía agraria en Realejo Alto
durante el siglo XIX. Este capítulo confirma lo dicho y ha deseado profundizar
en la biografía de los protagonistas de la vida política, económica y social
(45) del municipio en el año en estudio, pues sus interrelaciones definirían la
sociedad realejera en el comienzo del siglo siguiente.
Publicado
en el suplemento La Prensa del periódico El Día el 12 octubre de 2014
Fotos
1. Antigua vista de Realejo Alto. ARCHIVO
MUNICIPAL DE LOS REALEJOS
2. Casco de Realejo Alto y barranco del Tornero,
Tagaseite o Cagaceite. ARCHIVO MUNICIPAL DE LOS REALEJOS.
NOTAS
1. Villares,
Ramón y Moreno Luzón, Javier, Historia de España. Restauración y Dictadura,
v.7.
2. Informe del
vicecónsul de La Orotava de 16.05.1886, Quintana Navarro, Francisco, Informes
Consulares Británicos sobre Canarias (1856-1914), p.327.
3. Para un
estudio socio-económico y político del municipio véase Los Realejos, Una
Síntesis Histórica
4. Viera y
Clavijo, José de, Historia General de las Islas Canarias, libro XV, 89. De la
población de Tenerife.
5. Méndez
Hernández, Juan, Los Realejos, dos pueblos y un solo corazón (1814-1955),
pp.33-34
6. La
Desamortización, las remesas retornadas de Indias y la usurpación y/o reparto
de montes y terrenos baldíos
consolidaron la influencia de la élite local, que acogida a las reformas
políticas de Carlos III definió el panorama político-social de la época. De esa
nueva legislación destaca el auto de 5 de mayo de 1776 de dicho monarca, por el
que se crea el cargo municipal de Diputado del Común; de elección popular,
estaba capacitado para intervenir en los ayuntamientos con la Justicia y
regidores en el control de abastos, precaviendo fraudes y cualesquiera
desórdenes cometidos por los capitulares
no elegidos, tenía voto, asiento y entrada en el Consistorio.
7. Arbelo
García, Adolfo, La Burguesía Agraria del Valle de La Orotava (1750-1823).
8. Álvarez
García, Jerónimo David, “Aproximación a la vida cotidiana de Realejo Alto hacia
1887”, La Prensa-EL DÍA, 19.01.2014
9. La Ley
Municipal de 2 de octubre de 1877, lo definía como presidente de la Corporación
Municipal, llevando su nombre y representación en todos sus asuntos, salvo las
facultades concedidas a los Síndicos. Sobre la jurisprudencia municipal de la
España decimonónica véase, Ortiz de Zúñiga, Manuel, El libro de los Alcaldes y
Ayuntamientos.
10. Vecino de la
Calle del Medio, hijo de doña Antonia González Chaves. Falleció en 1916 a los
85 años. Su cuota de contribución municipal ascendía a 14,73 pesetas. Cabe
destacar que varios de los personajes públicos del pueblo permanecieron célibes
durante toda o gran parte de su existencia. La Demografía Histórica argumenta
esta situación económicamente, para
evitar la segregación de los bienes o por la sexología, como las relaciones
fuera del matrimonio que incluían descendencia legítima e ilegítima y por
razones de condición sexual. Para profundizar en esta disciplina véase, Jean
Pierre Bardet y Jacques Dupaquier, en Historia de las Poblaciones Europeas, I y
II.
11. De familia
propietaria burguesa, era hijo de don Pedro González Regalado y doña Rosa
Espínola. Su hermano don Elías sufragó la Función Religiosa de Ntra. Sra. de
los Remedios, patrona de Realejo Alto, en 1860 y su tío-abuelo don Gregorio
Pedro Espínola fue alcalde en 1823, falleció en 1895 a los 60 años. Su cuota de
contribución municipal ascendió en 1889 a 661,16 pesetas. La prensa tinerfeña
le acusó de no rendir cuentas de las diversas alcaldías que rigió y de tener
contraída una deuda con el pósito municipal, cfr. La Opinión, Sta Cruz de
Tenerife, 10.12.1888. p 1.
12. Miguel Chaves
Albelo (1829-1917), alcalde de Realejo Alto (06.11.1887-27.12.1888). En el
Padrón vecinal de 1915 consta como viudo y residente junto a su sirvienta en la
Calle del Medio.
13. Las
referencias a los acuerdos municipales se han extraído de Libro de Actas del
Ayuntamiento de Realejo Alto (01.07.1887-28.06.1888)13/1. A. 1.1.3 y Libro de
Actas donde toma sus acuerdos este Ilustre Ayuntamiento,
1888-1889.(01.07.1888-03.02.1889). Archivo Histórico Municipal de Los Realejos,
en adelante A.H.M.R.
14. Según se
desprende de la lectura de las actas municipales de este año, los principales
temas tratados se ceñían a aspectos administrativos, económicos e impositivos.
Esta excesiva temática se justifica por la situación de quiebra técnica de la
finanzas municipales en esos años. La escasez de los capítulos sociales o
culturales obliga a consultar la prensa histórica de la provincia.
15. Recurso contra
alguna resolución de una autoridad gubernativa.
16. Diversos
censos, como el Padrón Vecinal de Realejo Alto de 1885 permiten profundizar en
las biografías de todos los realejeros. Cabe mencionar la inscripción de
personas con escasos recursos o asistidas por sus familias que eran calificadas
como “pobre”. Citaremos a don José González, viudo de 91 años domiciliado en La
Isleta y a doña Juana Luis de la Guardia, viuda de 67 años y vecina del Puente
Abajo.
17. A la sazón don
Ángel F. Barreda Hernández, quien ejerció su ministerio de 1878 a 1918, natural
de Puerto de la Cruz y propietario de la finca denominada “Gordejuela” o “Finca
de San Agustín”. Tenía una superficie de 4 almudes y se hallaba en la
jurisdicción de Realejo Bajo. Constan en los censos correspondientes sus
sucesivas domésticas, se mencionará a doña Felipa Toledo de 46 años y doña
Agustina Alonso de 50 años.
18. El Doctor don
Domingo González de Chaves (1798-1866), pedagogo y latinista, fue párroco de
Santiago de Realejo Alto (1849-1866) y sufragó ocasionalmente la Función
Religiosa de Ntra. Sra. de los Remedios. Era hijo de don José González de
Chaves y doña Antonia Pérez Bento. La familia Chaves, que derivó en González de
Chaves, es descendiente de Juan Fernández y Margarita Annes, propietarios en
Chaves, Escopes, Portugal. Su hijo Francisco Fernández de Chaves testó ante
Juan Vizcaíno en 02.11.1542 y su nieto Marcos Hernández de Chaves alcalde que
fue de Realejo Alto y mayordomo de la Parroquia de Santiago en el siglo XVI, lo
hizo ante Francisco Gil en 16.01.1591. Este linaje fue un referente de Realejo
Alto hasta finales del siglo XIX. Desarróllese el tema en, Luque Hernández, Antonio,
Perfiles humanos de los primeros asentamientos realejeros tras la Con quista y
Las Familias Chaves y Montañés de Tenerife y Fernández Bethencourt, Francisco,
Nobiliario de Canarias, t 4, pp. 210-222.
19. Este documento
está catalogado en el Archivo Histórico Provincial de Tenerife, Protocolos
3227, Escribano Agustín Romero Bethencourt, t. 3, codicilo otorgado en Realejo
Alto en 23.09.1866, clausula 3º, redactado en estos términos: “así que sean
fallecidos los mencionados sus herederos vitalicios, servirán de habitación
[las casas] a los venerables párrocos rectores que después de la muerte de su
hermana y sobrino, fueren sucesivamente de la enunciada Iglesia Parroquial del
Apóstol Santiago de ese pueblo; más claro, que el párroco rector que se halle a
la sazón, a tiempo del fallecimiento del último que fallezca de los herederos
vitalicios, entre a poseer y vivir dicha casa con la precisa condición de que
la ha de vivir sin poderla alquilar a ninguna persona (...)”
20. Art. 63 de la
Ley Municipal vigente ese año.
21. Ley municipal
de R.D. de 2 de octubre de 1877. AA.VV, Enciclopedia Jurídica Española,
Francisco Seix. (Ed)
22. Se infiere de
la documentación fiscal del Padrón Vecinal de 1889 del Ayuntamiento de Realejo
Alto. 12/1. A. 2.7.1. A.H.M.R, que las tres principales fortunas del pueblo
tributaron en este orden: don Eliseo González Espínola con 661,16 pesetas, don
José Leal y Leal con 595,02 pesetas y don Pedro Rodríguez de la Sierra con
403,35 pesetas.
23. Vecino de la
Calle del Sol.
24. Comerciante y
vecino de la Cruz Santa, casó con doña Candelaria Armas. Miembro de varias
Corporaciones durante los siguientes años, llegó a ostentar la alcaldía.
25. Vecino de la
Calle del Medio nº 3, casado con doña Apolonia Fagundo.
26. La Opinión,
25/05/1888, p. 2, Biblioteca de la Universidad de La Laguna. B.U.L.L
27. Consta en acta
de 01.07.1888 que la Casa Rectoral quedó exenta de tasa municipal.
28. El error u
omisión ascendió a un 20% de la población del municipio.
29. Según reza su
acta de defunción. Junto a la bibliografía señalada, la biografía de los
personajes se completa, con los volúmenes pertinentes de Defunciones e Índices
custodiados en el Juzgado Municipal de Los Realejos.
30. Su hijo, don
José Pestano Olivera, párroco de Ntra. Sra. Concepción de Realejo Bajo
(1898-1903) contribuyó con las fuerzas
vivas del municipio, a que la torre de ese templo fuera un hecho. Para ampliar
este tema véase, Álvarez García, Jerónimo David, “Hipótesis sobre los atentados
contra el patrimonio histórico: De la espadaña a la torre de la iglesia de
Nuestra Señora de la Concepción” , La Prensa-EL DÍA, 22.01.2012 y Hernández
González, Manuel Jesús, “A comienzo del siglo: la construcción de la torre de
la parroquia matriz del Realejo Bajo”, en Catharum nº 11.
31. Su hija, doña
María Pestano Olivera, fue Camarera de Ntra. Sra. de los Remedios de Realejo
Alto, sustituyendo en el cargo a doña María Candelaria de Zárate y Morales,
(1848-1924) natural de La Laguna, quien casó con don Eliseo González Espínola,
anteriormente citado, vecinos de la Alhóndiga, falleció en Puerto de la Cruz y
recibió sepultura en Realejo Alto. Fernández Bethencourt, Francisco, op, cit ,
t 4, p.202.
32. La Opinión,
10/09/1888, p.3. B.U.L.L.
33. La Opinión,
15/11/1888, p 2. B.U.L.L
34. El Auxiliar,
06/12/1888, pp. 5 y 8. B.U.L.L
35. Para un
estudio de la figura de Fernando León y Castillo, la “Etapa leonina
(1880-1900)” y los conflictos políticos regionales sobre la división
provincial, remitimos a Brito, Oswaldo, La Encrucijada Internacional.
36. La Opinión,
10/12/1888, p. 1. B.U.L.L.
37. La Opinión,
15/12/1888, p 2. B.U.L.L
38. El Auxiliar,
16/12/1888. p. 5. B.U.L.L
39. La Opinión,
20/12/1888. p.1 .B.U.L.L
40. Con fecha
27.12.1888 y según R.O. publicada en el B.O.P. Nº 147.
41. Consta en el
listado de hermanos de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen en 1867, Hernández
García, J. Javier, Los Realejos y la imagen de Ntra Sra. del Carmen, p.160.
42. Propietario y
vecino de la calle del Medio. Aunque la distribución de la propiedad estaba en
un momento álgido, esto no sería óbice para que las familias acomodadas fijaran
su residencia en las calles del Medio, la Alhóndiga o la Plaza
43. Propietario y
vecino de la Calle del Sol. El Padrón Vecinal de Realejo Alto de 1885. COD. A.
2.7.1 Sig. 12/10. A.H.M.R.
44. Este cargo
correspondería a los actuales Concejal de Hacienda y Depositario Municipal.
45. Para un
desarrollo de la idea de reparto del poder político desde finales del siglo
XVIII, véase Guillamón, Javier, Reformas de la Administración Local durante el
Reinado de Carlos III.
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