Lorenzo de Ara
Si mañana (¿pasado mañana?) el sur (¡nuestro sur!) pusiera
el cartel de cerrado por defunción, ¿qué creen ustedes que ocurría en este
bendito norte con alcaldes tan prominentes e influyentes, todos ellos hijos de
Davos?
¿Será que la mano negra nunca estuvo más allá del Padre
Anchieta?
Pasadas las décadas, pero con diferentes protagonistas en
los despachos lustrosos de los ayuntamientos, a lo mejor seguimos teniendo en
este nuestro norte de Tenerife la misma calamidad política.
Si el sur es el motor, que lo es, el norte no es un
cementerio. Claro lo tenemos.
Pero lo que ya no está tan claro es que nuestra comarca
pueda salir adelante con los caretos que hoy aparecen en el Diario de Avisos.
Ellos no son, créanme, el antídoto para evitar la
propagación de nuestros males.
¿Qué males?
En primer lugar, no busco amedrentar, ni seguir con la
cantinela que asegura la existencia de personajes conspiranoicos en contra de
los intereses de plataneras, aguacates y papas.
La gorrinada mental de algunos de nuestros representantes
sí es un mal que no conseguimos erradicar. ¡El voto manda, coñe!
La política local es recidiva, o sea, un mal que creíamos
superado con la supuesta savia nueva, pero que tras una ligera recuperación,
vuelve a caer en los mismos atropellos intelectuales.
Pocos son los alcaldes que hoy están dispuestos a partirse
la cara por el norte. Y pocos los ciudadanos decididos a lo mismo.
¿Creen ustedes que La Matanza, Puerto de la Cruz, Los
Realejos, San Juan de la Rambla y Garachico son el norte?
¿Que esas voces “autorizadas”, que hoy nos invitan a una
cruzada, en verdad entregarían la poltrona en defensa total de la comarca?
Hace más de treinta años que informo del norte de Tenerife.
He visto pasar alcaldes, concejales, falsos mesías, y he comprobado también que
muchas veces el pueblo que vive y trabaja en este norte tampoco da la talla.
¡Viva el Tete!
Ni el periodismo hecho aquí ha dado la talla, por supuesto.
Ni los empresarios. Salvo excepciones.
Hay un alemán que ha hecho más por el Puerto de la Cruz que
todos los alcaldes juntos.
¿Cómo va el norte a exigir que no se le diga que está
averiado (cuando lo está), si entre las sugerentes ideas para no ser
ninguneados se pide al Diario de Avisos que organice un cónclave en nuestra
comarca?
El enfermo imaginario de Molière. Oh, sí. Me viene a la
cabeza.
Varios cuentos de Chéjov. Lean “La tristeza”. Esa nieve
perpetua, que aquí cambiaríamos por la calima, el viento, el fuego y la portada
de hoy del Diario de Avisos.
Querer ocultar la realidad del norte es hacernos el mayor
daño. Se da protagonismo a una patética genuflexión.
Un ruego a los pánfilos y pánfilas de nuestra clase
política: no sean conspiranoicos. Y aquí me mojo: Francisco Linares es la voz
más autorizada y con peso del norte político. Y sigo mojándome. Si el Valle
enterró en su día la Mancomunidad (no la del Norte, engendro sociata), ¿qué
podemos esperar?
Asperjar estupideces es lo propio de quienes tienen en el
salivazo una argumentación.
¿Mejor callarse?
Pues sí.
Y mucho mejor trabajar.
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