Teresa
González
Puso la
distancia
mil lienzos de
tiempo entre los dos
mientras
cerrabas con seguro el manantial
de tu mente
que me nombraba… Luego
tu borrosa
imagen se extinguía
de mi memoria…
y de tibieza
se dormía el
volcánico
torrente
sanguíneo
que se aloja
en las venas
Sólo sabíamos
que estábamos…
Sólo sabía que
te amaba
y que en el
medio había siete mares
un abismo y un
tabú
amparados en
una moralidad
inamovible
hijuela nuestra…
Todo nada fue…
cuando abortó
el pecho
por los aires
los recuerdos
y mágicamente
se
entrelazaron nuestros pasos…
de nuevo
impregnando la brisa de julio
tu esencia en
la mía…
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