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sábado, 9 de diciembre de 2017

“¡¿PERO TÚ QUÉ COÑO TE HAS CREÍDO!?”

Lorenzo de Ara

Me dijo ayer una amiga que estoy pesadito con el árbol de Navidad colocado en el muelle. Que también doy la matraca queriendo que la persona que dio la orden de situarlo en ese sitio, precisamente donde muchas veces hablaba con mi padre de la pesca y de la tradición marinera, me responda directamente: “Hola, Lorenzo, fui yo”. Ya aclaré en su momento que mi interés por el arbolito nada tiene que ver con una caza de brujas. No quiero que arda en la noche de San Juan. Otras cosas sí. Es que desearía saber el porqué de su instalación. Y sobre todo por qué no se instaló a la entrada de la Depuradora, o por fuera de la casa de algunos de los ediles del grupo de Gobierno. ¿Por qué no en el Ayuntamiento? ¿Y en el interior del antiguo Hotel Taoro? ¿Por qué no por fuera del Iders?

Mi amiga, mucho más inteligente que yo, me pide que escriba sobre el Brexit, que analice lo que está pasando y puede llegar a pasar tras la aberrante decisión de Trump declarando que Jerusalén es la capital de Israel. Que escriba sobre corrupción, economía, sobre lo bien que lo hace Antonio Lucas, Ignacio Camacho, David Gistau, Pérez-Reverte, Javier Marías, Arcadi Espada, Sánchez Dragó. Pero le respondo que no. Y se enfada la pobrecita.

“Pues escribe sobre Roberto Arlt, vamos”. El no la golpea con más fuerza. “No te interesa nada de lo que te digo”. Al contrario. Tú eres inteligente, yo un mediocre que escribe sobre banalidades y cosas por el estilo.

Mi amiga trabaja en Madrid. Tiene mi misma edad. Nos conocimos haciendo teatro en Santa Cruz. Qué tiempos. Ella defendió siempre que Lorenzo llegaría a ser el mejor autor y director de la escena española. Y también el mejor guionista y director de cine, con permiso del manchego Pedro Almodóvar. Ella lo adora, yo lo odio. Nada hay del cine de Pedro que merezca ser visionado por los cíclopes del futuro.


Pero la realidad es que es ella la que se metió el mundo en el bolsillo. Triunfó y triunfa, sobre todo en teatro. Es una actriz respetada. E.E. es mi amiga.

Pero no crean que perdí el hilo de mi artículo. El arbolito es un adefesio. ¿Un insulto? Pues no, la verdad. Tampoco hay que tomarse las cosas a la tremenda.

Pasa igual con la ornamentación navideña. Un asquito, pero no hay que alarmarse en demasía. Nos soy de los que destituyen a un Gobierno por estas meteduras de pata.

Lo que afirmo es que putadita a putadita, o sea, periclitando la confianza de los ciudadanos con acciones infantiles, un buen gobierno puede llegar perder la confianza de los votantes.

¿Que algunos votantes del PP y de Lope Afonso dejarán de hacerlo por este jodido árbol colocado en nuestro muelle? ¡Ni hablar!

Pero a más de uno y a más de dos le están entrando ganas de acercarse a algún concejal para decirle con el máximo respeto: “¡¿Pero tú qué coño te has creído!?”

Yo me muero de ganas.

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