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sábado, 2 de diciembre de 2017

SIGO SIN ARMARME DE VALOR PARA MANDARLOS A TOMAR POR CULO

Lorenzo de Ara

Los que menos saben, de toda la vida, son en todo momento los que más quieren opinar. ¿Opinar? Ni hablar. Ellos sentencian. Pontifican. No hay más verdad que la verdad del menda lerenda.

En mi trayectoria profesional, siempre hundida en el fracaso continuo, he conocido a innumerables fantoches que saben más que el resto de la humanidad. Ellos, solo ellos, tienen la solución para todos los problemas. Ellos tienen, creo, un librito mágico donde según la página que abran, encuentran la solución para, por ejemplo, el paro, la precariedad laboral, la corrupción, la contaminación, la pobreza, la violencia del hombre contra la mujer, hasta hallan el remedio para que la sociedad no tenga que soportar por más tiempo al jubileta que da la vara porque no tiene otra cosa que hacer, que estar en muchos lugares para decir estupideces y repetir como un loro las constantes diatribas del locuaz espantapájaros.

Los hay también que escriben enrevesadamente y no están jubilados. Un servidor se cansó de oír la voz de un hombrecillo así, el cual hablaba exclusivamente para que seres de otro universo paralelo le escucharan y se asombraran de que en este planeta existiera un ser inteligente y ponderado en sus acciones.

Luego están los que se presentan a las elecciones bajo unas siglas políticas prometiendo el todo, pero el todo absoluto. Le dicen al pueblo que ellos traen en la cartera millones de euros, que, en dos días, a lo sumo tres, convertirán en realidad los grandes proyectos, los pequeños proyectos, los microscópicos proyectos, e incluso las ensoñaciones de un pobre diablo que sólo pide un trabajo donde ganar dinero suficiente para mantener a su familia con dignidad.

 Hacia este tipo de gentuza profeso un probado asco. Intento combatirlo con hipocresía y la necesaria sobredosis de cobardía, la cual se ha convertido en el santo y seña del firmante.

Pero hay días que no puedo con ellos. Sobre todo, cuando están en mi pueblo. Aprovechan todos ellos las redes sociales para desahogarse.  En ese vertedero oficial de desechos humanos predican la verdad que les hará grandes. Chorradas y mentiras. De todos los asuntos dan su opinión. Carecen de información, pero eso es lo de menos.  A todo dicen que no. El no por bandera. ¿Por qué? Porque ellos, jubiletas, fracasados de la política, gente de fuera que nunca será de aquí, ellos, sin leer, sin buscar información veraz, siempre están con la puta monserga.

Con ellos todos viviríamos mejor. Siempre y cuando asumiéramos que habría que poner en práctica lo que dicen.

Yo no les hago ni puñetero caso, aunque reconozco que soy culpable, porque sigo sin armarme de valor para mandarlos a tomar por culo.

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