Graciliana Montelongo
Amador
Del dolor sacar algo
bueno.
Nuestro mar está enfermo.
Las islas Canarias están sufriendo las
consecuencias del egoísmo, el abandono, la pasividad y la ignorancia. Desde hace tiempo podemos ver como nuestras
costas, en especial la de Tenerife, están llenas de plásticos, colillas,
alquitrán y toda clase de basuras que
tiramos y generamos los humanos, haciendo un daño irreparable a los animales
que sufren las consecuencias ( La pardela confunde la colilla con alimento y al
comerla se asfixia y muere) La desidia de las autoridades competentes ha provocado
que esta desagradable y preocupante situación llegara hasta el extremo
de no podernos bañar por peligro a coger una grave
infección.
Vivimos rodeados de agua que incluso desalamos para hacerla potable.
Es una falta de respeto a la naturaleza
y a nosotros mismos. Pero no
quiero ni debo obviar que algunos
empresarios que vienen a Canarias a explotar << la gallina de los huevos de
oro>> no protegen el medio ambiente
produciendo y arrojando al mar toda clase de residuos tóxicos.
El otro
día escuchaba en la radio que dentro de poco van a construir un acuario en el
sur de Tenerife y será de agua dulce. Esto provoca otra duda ¿de dónde
cogerán el agua? ya que escasea en nuestras islas que sufren un
incremento de población desmesurado.
En Ycod de los Vinos están
soportando las consecuencias de carencia de agua con restricciones nocturnas. Creo
que antes de dar permiso, antes de permitir otra obra de este calibre tendríamos
que hacer un estudio para ver a quién
beneficia realmente. Pero no solo el mar sufre, la tierra también. Nuestro
ecosistema está bastante frágil y
estamos al borde del precipicio. Desde
hace mucho tiempo la introducción de
plantas invasoras, entre ellas, la conocida como: Rabo de gato, que según los
expertos, es peor que un incendio porque acaba con la flora y la fauna,
cambiando de manera drástica nuestro paisaje, entrando incluso en el parque
rural de Anaga, declarado reserva de la
biosfera. Cuando indagamos en los
ayuntamientos del por qué no se ha
controlado esta situación, la contestación es rápida: Eso es competencia de los
cabildos. Entonces uno se pregunta ¿qué
están haciendo los cabildos? ¿En que
gastan e invierten nuestro dinero? ¿Se preocupan por supervisar y controlar a
las empresas, de cualquier tipo, que llegan a nuestra tierra?
Y si ellos no lo hacen ¿para qué los
necesitamos? Es indignante que en pleno verano
no puedas disfrutar del mar con los niños. Es indignante ver el deterioro
que año tras año sufre Canarias, poniendo en peligro nuestro mayor recurso, el
turismo.
No cabe duda de que
tenemos que volver a los principios. Regresar
para sanar la herida. Reflexionar
porque <<Siempre ha pasado
algo>> como nos decía en su poema nuestro querido y añorado Carlos Pinto
Grote. Siempre pasa algo y siempre hay una solución que debemos buscar y afrontar cuanto antes.
De todo este dolor, podemos sacar
algo bueno.
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