Bienvenidos al Diario del Valle

SEARCH

sábado, 17 de octubre de 2015

OTOÑO Y CRISÁLIDA


 José Sebastián Silvente

Estoy preso, a perpetuidad, de un solo beso. Aquel único beso en esa  tarde,  próxima a declinar, constituyó todo mi capital y mi única fortuna.

Recuerdo mi interminable espera y el tibio sol, remiso a retirarse, a través de los tilos que flanqueaban la alameda, aquella  imagen tuya retando a mis pupilas  y  tu andar grácil de ninfa excitando mi deseo, también tu risa fresca, como el rocío de la mañana, y mis ojos codiciosos, de añejo pescador, bogando hacia tus pechos, de aromas precoces.

Yo,  otoño queriendo ser verano, porfiado en ignorar diez lustros de batallas delatoras de mis surcos y mis cabellos canos,  tú, crisálida como una primavera de lirios y amapolas, dejando en mis labios, con el rojo de tus labios, ese beso tardío, temiendo prodigarme otro y otro…por si mi corazón no soportaba tanta dicha.

Apenas entendías, párvula soñadora, lo que yo sentía: todo en ti era fantasía en un paisaje preñado de color despertando, en la temprana aurora, a una nueva sensación de todos tus sentidos.

¡Dios, cómo me debatía entre el paso tiránico del tiempo y  el miedo a profanar tu virginal anatomía, en un postrer intento por beber de la fuente de la vida, y como el cisne exhalar mi último canto, o como Aquiles, librar mi última contienda!

Quise ser protagonista inconsciente de mis sueños, y adentrarme  en el púber mundo de los tuyos, porque cada segundo estaba ya perdido si no cogía tu tren, como óbolo de plata, en la larga travesía del Aqueronte para mi último viaje a la noche eterna de los tiempos.

Quise adularte y ser tu seductor, dejándome llevar por el deseo, pero un momento de cordura eligió quedarse con tu beso.

Dicen que el primer beso es fuego, íntimo el segundo y hábito el tercero, pero para alguien como yo, a quien los días escapan de su cuerpo, ese beso tuyo, aquella tarde, fue un vendaval de aliento en mi falaz huida hacia adelante, como un viejo guerrero y en el preciso instante del primer beso aquel, mi corazón quedó ligado a ti, a tiempo eterno.


 Ahora me hallo como un mago en amores en tan vana ilusión que, insensato, construyo mis engaños repitiéndome mil veces que soy viva pasión, como un Romeo,  que ya jamás seré,  o un Don Juan, gastado por los años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario