Antonio-Pedro Tejera Reyes
Con afecto para mi amigo
portuense, Agustín Armas.
LAS RAYAS DE UN TIGRE (III)
¿Qué es una raya más para un tigre? (Adagio popular)
Ahora, atosigados como estamos por la violencia
en casi todos los espacios de nuestra vida, cobran un inusitado interés unas
ciertas reflexiones que la triste experiencia nos ha enseñado a evaluar, cuando
parece que comenzamos a ver resurgir en sus cenizas, los olvidados conceptos de
la paz y la convivencia social,
Resulta entonces interesante alertar a la
sociedad sobre la necesidad de protegerse de aquellas personas que nos engañan
diariamente con sus halagos y lisonjas... y algunas otras cosas mas, únicamente
con el fin de lograr sus inconfesables propósitos, que pueden ir, desde
aprovecharse de nuestro “status” de vida para medrar a nuestro lado y cubrir
así sus carencias, hasta intentar quedarse con el capital social y económico,
que hayamos podido conseguir con nuestro honesto, honrado y sufrido trabajo de día y de noche,
todos los días del año.. La casa, el coche, la finca, el solar, la empresa... Todo es
apetecible para estas personas parásitos de la sociedad cuyo campo de acción
está, sin que nadie lo pueda poner en duda, creando esa violencia que vemos en
los medios de información, desgraciadamente, todos los días.
Por qué ¿Qué otras cosas pueden engendrar estas
actitudes? La desilusión y el agobio incesante que nacen al conocer la
traición, la infidelidad, el abuso de confianza... la mentira, y el desprecio a
los bienes ajenos, conducen directamente al odio y a la venganza, por lo que se
hace absolu-tamente necesaria, la formación que se pueda impartir para
conseguir que la sociedad comprenda este mal como algo que hay que soportar con
el mayor conocimiento y sin perder los nervios.
Cuando en esta larga y activa vida nuestra,
impunemente hemos sido robados, maltratados y vejados, por Pedro, José, Juan… y
un largo etc., no nos queda mas remedio que vivir continua- mente en una alerta,
desconfiando hasta de nuestra propia sombra.
El mundo se ha convertido en un mosaico de
corrupción donde, hasta un querido amigo nuestro, nos hace reflexionar sobre la
posibilidad de que el movimiento del turismo, no se vaya a acabar solamente,
¿Es que no se está acabando todo? ¿No estaremos acabando entre todos con el
mundo? Una pregunta aguda ante el destrozo que hacemos con todo lo que Dios nos
dio como bienes terrenales, incluido nuestro medio ambiente, la naturaleza y la moral. Todo sufriendo
un deterioro que llena de angustia y temor a quienes cultivamos una cultura de
paz arraigada en nuestro ser gracias a unos generosos principios que nuestros
queridos ascendientes nos han trasmitido, y que por desgracia van
desapareciendo de la faz de La Tierra, acosados por aquellos que practican la
corrupción eliminando todo lo que pueda significar ir en contra de unos
princi-pios del mal, nacidos en sus propias familias, que son los que han
generado el estado actual de la sociedad en que vivimos. Tenemos experiencias
suficientes, en todos los sectores de la vida humana, para avalar cuanto
expresamos en estas líneas, tanto en la política, la empresa, la comunidad, la
familia, y por desgracia, hasta en la justicia.
El mundo que vivimos los que hoy pasamos a la edad
de la cuarta generación, ya se ha acabado.
Ya casi nos parece idílico, aquello de “honrar
padre y madre”, o respetar el derecho de los demás. El concepto que teníamos de
la honestidad, la honradez, la moral y la justicia está por suelos. Es lo que hay,
nos guste o no nos guste. Con ello tenemos que convivir mientras nos queden
fuerzas para ello y podamos soportarlo.
Hemos visto resquebrajarse y caer empresas y
familias enteras, por falta de principios morales, ética, honradez y fidelidad
- ¡Hay la fidelidad! - ¡Hasta naciones enteras de raigambre histórico han caído
por estas terribles causas!
El mundo rotario habla de “Dar de sí, antes de pensar en sí”. No hemos tenido nunca ninguna
duda de que esta sería la solución ideal de todos los problemas de la sociedad,
si efectivamente se cumpliera con la capacidad necesaria para aplicarla en
todas las normas de conducta en una comunidad que se encuentra enclaustrada en
el primero yo, segundo yo y tercero yo.
Lamentablemente vemos como los problemas que
producen estas malas personas causantes de todas estas tragedias, se debaten en
los juzgados, con sangre o sin ella, y muchas de las veces llevándose vidas por
delante, unas veces descaradamente, y otras, quizás las más de las veces,
encubiertas sus acciones por los malos tratos psíquicos. ¿Cuántas veces no
hemos oído eso de: “le mató a disgustos?”
“No importa lo que se
piensa, lo que importa es lo que se hace”. Frase para reflexionar. Para hacer
inventario. Sin duda reflejará “una realidad como una casa”. Demás estarán las
palabras y los “inventos” de las mentes deformadas. El sol no se puede tapar con un dedo. Y el que ha robado será
siempre un ladrón por mucho perdón que consiga y muchas atenuantes que tenga.
El que mató será un criminal, le guste o no le guste... “lo que importa es lo que se hace” ... La cara de “yo no fui” que
presentan muchas personas, no esconde para nada su maldad bajo el sol…
Se impone la cultura de paz. Parece
realmente insólito que, a estas alturas de la vida, la sociedad no tenga un
programa de estudios donde al niño se le enseñe desde la cuna que no debe de
maltratar, avasallar o vejar, a sus semejantes. ¿En que mundo hemos vivido? ¿En
que mundo estamos viviendo? ¿Seguiremos viendo a todas horas en nuestros
televisores películas de guerras, asesinatos y pornografía barata? ¿Es esto
“desarrollo sostenible”?... Preguntas y más preguntas, que llenarían decenas de
páginas de periódicos y revistas, y que nos quitan muchas veces la ilusión por
la cual vivimos de poner nuestro granito de arena para construir un mundo mejor...
Puede que la respuesta sea esa otra pregunta del dicho popular: ¿Qué es una
raya más para un tigre? Seguiremos luchando por la cultura de paz...
“--- A
nadie puede herir lo que aquí digo/ porque ceñido a la verdad estoy/ me dieron
a beber hiel y veneno/ hiel y veneno en recompensa doy.” Ramón Ortega
(1885-1932)
*(Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial
del Turismo. OMT)
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