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sábado, 11 de marzo de 2017

LA PLAZA DEL CHARCO PORTUENSE

Agustín Armas Hernández

Es deber cívico —nos enseñan— cuidar el bien común. Pues veamos: hace algunos años se viene hablando sobre la conveniencia de remodelar la plaza del Charco y su entorno. Sin embargo, hasta este preciso momento en que escribo estas líneas, no se ha realizado a fondo ni en serio ningún acondicionamiento ni embellecimiento en dicha plaza; exceptuando —como la mayoría de ciudadanos sabemos— algunos conatos de arreglos en su escasa zona ajardinada. Es tiempo ya, que la susodicha plaza y sus aledaños se acondicionen y embellezcan. Pensar que lo típico de la plaza del Charco consiste en su piso terroso, es —para mí—erróneo y retrógrado. Los que estamos directamente relacionados con esta portuense plaza, ya sea porque viven en su alrededor o tengamos comercio, o cualquier tipo de contacto, sabemos las penurias que pasamos, tanto en tiempo ventoso como lluvioso. 

Muchos se preguntarán ¿y esto por qué?, pues muy sencillo de explicar: cuando hace viento, la tierra procedente del piso de la plaza lo invade todo, tanto las casas, como los establecimientos allí situados, y cuando llueve, como es obvio y bien sabido, la dicha plaza hace honor a su nombre, convirtiéndose no ya en un charco, sino más acertadamente en una laguna de enormes proporciones, impidiendo no solamente la circulación rodada de vehículos, sino también el normal paso de personas que se dirigen hacia cualquier punto de la ciudad (téngase en cuenta que la plaza del Charco está en el centro estratégico que divide la ciudad en dos partes «zona Martiánez, zona San Felipe Tejar». 
Por lo tanto, propongo y ruego como ciudadano del Puerto de la Cruz que soy, se lleve a efecto y en el más corto tiempo posible la tan deseada remodelación y corrección de estas anomalías, que tantas molestias ocasionan tanto a lugareños como a los turistas que nos visitan. Nuestros ediles municipales aún no se han dado cuenta de que la antaño llamada «plaza de los Camarones» hoy rebautizada plaza del Charco y hasta hace algunos años plaza del General Franco, necesita volver a ser -porque así lo queremos la mayoría de los portuenses- aquella plaza concurrida y alegre, punto estratégico de visitas y encuentros para novios, amigos, familias, etc.
... ¿Y por qué dejó de serlo anterior? Todos sabemos la causa, el cierre de calles al tráfico rodado, para convertirla en zona peatonal, siendo casi imposible llegar con vehículo al centro de la ciudad, «plaza del Charco», sin tener que dar un largo e incómodo rodeo a casi todo el Puerto de la Cruz. Me estoy refiriendo naturalmente a los que vienen del exterior o viven en las afueras, prefiriendo, como es obvio, no venir o desplazarse a otros pueblos con menos complicaciones. ¿Solución?, muy clara, volver a la situación anterior a las medidas tomadas con el cierre, de las calles, o sea abriendo al tránsito rodado algunas de esas estáticas calles, sin olvidar que lo más importante sería sin duda la entrada y salida por el Belair, centro estratégico y neurálgico.
¡Ah! pero no hay mal que por bien venga. Como repercusión del cierre de las calles portuenses que afectó negativamente al comercio en dicha zona, no obstante, dio la oportunidad a otros pueblos colindantes para que prosperaran en el comercio e incluso en las construcciones urbanísticas. Véanse La Orotava, Santa Úrsula, Los Realejos, con sus barrios, el Toscal, La Longuera, etc. ¡Claro! habiéndose despilfarrado tanto en fiestas superfluas, incluyendo   los carnavales, quizá esté exhausto el tesoro municipal. Ahorremos, pues… gastos inútiles no. Solo atendamos a lo más necesario. Un saludo y meditemos.

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