Lorenzo Soriano
Técnicamente, de suyo y de hecho ningún partido político de
este país actúa y mucho menos gobierna, donde ocupa espacio de poder, para
satisfacer las esperanzas ni aspiraciones de sus votantes. Ni siguiendo el
programa, ni oyendo a quienes les colocaron allí. Nada más ganan las
elecciones, el escenario se transforma en tramoya pura, y como en la bíblica
torre, los lenguajes, antes fluidos, convincentes y congruentes, se tornan
ininteligibles, las más veces, e incluso disparatados. Y esto ocurre porque como
en la "seducción", se promete y compromete hasta que se... consigue
el escaño o la canonjía. Ni un minuto más allá. Y esto ocurre porque el
ejercicio del cargo pasa a tener como objetivo primordial o único, su
permanencia en el mismo lo más tiempo posible, y de este, lo más confortable o
provechoso para el ejerciente.
Que se puede pues hacer es casi nada. Las listas cerradas,
los votos corporativos y las decisiones en disciplina acaban con los escasos
atisbos de compromiso cuando rara vez se dan, y la voluntad cambiante del
político, los cambalaches para tener apoyos y los intercambios de
"favores" y/o secretos son determinantes en el quehacer político. Y
ellos a eso no le llaman otra cosa que "hacer política". El arte de
lo posible. A mí me parece, francamente, nefasto, la verdad. El posibilismo, el
miedo a perder poder, votos o influencia, prostituyen las
"ideologías", sentimientos, tendencias o pensamientos. Lo que antes
era inamovible e innegociable, se convierte por arte de lo "bizcochable"
en algo tangible y beneficioso. Por poner un ejemplo, entre un millón, pero
fuerte, lo de la OTAN y González, fue un Babel. Y en esto no hay distinción de
ni entre partidos. Los del PSOE, renuncian a Marx, y abrazan la "odiada
Socialdemocracia", degluten a IU y se convierten en guardianes de esencia
del libre mercado. Y mientras sus bases muy radicalizadas van perdiendo
contacto con el Partido.
Lo del PP es muchísimo peor, después de aglutinar a
derechas de todo pelaje y condición, se presentan como la derecha democrática y
liberal. Sueltan a los Liberales, se deshacen de los ciudadanos de tendencia a
la derecha, y se dedican a gobernar para quienes no solo no les votan, sino que
no les votaran jamás.
Así se rodean de estúpidos, acomplejados e impertinentes
odiado res de derecha que copian a la izquierda e incluso "presumen"
de pasar a la Izquierda por la Izquierda y así sorprenderles. Mamarrachos
auténticos.
Los de Ciudadanos, muy socialistas al llegar, e inundadas
sus filas de proto "progresismo", con la connotación reversible de
esta acepción en nuestro país, donde los más retrógrados se autodenominan
"progresistas", se tornan en Liberales de Cádiz lo cual no deja de
sorprender. Acosado por la izquierda y rebasado por la derecha asustada, solo
le quedaba ese cobijo donde hacer pie en pared. Pero que está bien claro que no
escucha a sus votantes ni le interesa el murmullo.
Los de Podemos -Unidos van aún más lejos. Ya se vio en su
congreso. A los disidentes, no solo los ignoran y ningunean, sino que
simplemente los laminan, de momento. Cuando Monedero monte la Guardia Roja, ya
volverán a las andadas históricas, porque creen que merecemos que nos
reeduquen. Sobre todo, los suyos, que son los más necesitados de garrote.
Visto lo visto, al parecer, somos complacientes y algo
pendejos. Hacen de nosotros lo que quieren y así, muchos se aprestan a intentar
aprender el imposible Babelonio.
A reflexionar.
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