José
Peraza Hernández
Como
a la mayoría de los ciudadanos, nos gusta saber con qué nos encontramos cada
mañana. Al igual que nos place saber el tiempo que va a ser. Hoy no vamos a
hablar del tiempo. Hablamos de cómo mide la justicia las sentencias de los
ricos y las de los pobres.
He
leído en el periódico EL DÍA, con fecha el 24 de febrero del presente año 2017
lo siguiente.
Punto 1-. El titular decía “Blesa, condenado a seis años de presión, y
Rato a cuatro y medio”
Punto 2.- En este mismo diario,
leo un nuevo artículo sobre las mismas personas, con fecha del 4 de marzo, con
el título “La Audiencias rechaza imponer
medidas cautelares a Rato y Blesa”
Punto 3.- Otra aludía a las
sentencias en el caso de Urdangarín y su esposa la infanta Cristina: “Urdangarín queda en libertad sin fianza y
seguirá viviendo en Suiza”
Punto 4.- Y por último, una
noticia de vergüenza que se ha podido hacer público gracias a las redes
sociales y en la misma prensa, donde leemos en su titular: “Juzgan a dos ancianos acusados de robar una lata de anchoas”, una
mujer de 92 años y un hombre de 76 años, con fecha 20 febrero 2017.
Estos
son cuatro casos que producen indignación, porque no hay por dónde cogerlos.
Está
claro que los ciudadanos respetamos las sentencias de nuestros Jueces, como no
puede ser de otra manera; aunque, otra cosa es que la compartamos. Porque nos
parece que hay dos varas de medir. De hecho, eso se ha oído desde siempre y los
hechos parecen corroborarlo.
Otro
de los aspectos que se vienen observando son los rife-rafes, entre los Jueces,
Magistrados, entre otros. Esto no es serio, creo que estos espectáculos que se están
realizando últimamente no son adecuados. Por otra parte, se habla de las
filtraciones de los casos de secreto de sumario. A este ritmo los vamos a ver
en el programa de “Sálvame”.
Yo
me pregunto, los jueces no tienen en cuenta los días que llevan trabajando,
semanas, años, las horas de la policía y los funcionarios, los gastos de
material… Y todo eso lo pagamos los de
siempre, los ciudadanos (…)
Ha
Habido un Boom mediático con los casos de corrupciones; todo esto da hasta
miedo y lo vemos en los telediarios; donde se dice, presuntamente, se procedió
a la detención de Pepito o Juanito, a su hermano o a su cuñado. Al final, todos
quedan anotados en la piedra del hielo, esperando que la misma se derrita.
Al
final, mucho bombo y platillo, pero nadie es condenado, y no devuelven el
dinero, en muchas ocasiones. Se ve que es mucho más fácil juzgar al pobre que
al rico. Está claro que el plato roto lo paga el menos pudiente, y eso está más
claro el agua.
Y,
por último, para no cansarlos, en estos casos que hemos mencionado, me ha hecho
gracia las palabras dictadas por el Juez o Jueces: “Hemos comprobado que se han
portado bien en el juicio, los pobres son niños buenos”. Por Dios, ¿es qué no
puede ser de otra manera?
Así
que después de todo lo comentando, a seguir reflexionando (…)
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