Agustín Armas Hernández
Esta vez, gente díscola de Las Palmas de Gran Canaria
también se ha desmadrado dejando consternados a los católicos de todo el mundo.
Se ha montado una profanadora burla de Nuestro Señor Jesucristo y de su divina
Madre, una sacrílega parodia que no tiene perdón de Dios.
En las dos
principales capitales, de las Islas Canarias y, también en otros pueblos de las
islas, se están cometiendo ridiculizaciones de las ceremonias religiosas y, las
autoridades, ni pio. ¿Cerrará el
Altísimo sus ojos ante tales culpas, o nos azotará con nuevas calamidades?
Nuestras autoridades autonómicas no han suprimido, con mano maestra, dichos
desmanes sino más bien parece que los estimulan, aunque no todos y, también,
asisten impávidas a tan burlescas profanaciones. ¿Es democracia lo que vemos, o
democracia? Pues, amigo, como todo pasa en esta vida, así transcurrirá con los
incidentes aludidos el carnaval de este año 2017.
¿Pero terminarán en realidad?
Pues tenemos la ligera impresión de que esta mascarada continuará de algún modo
durante todo el año. No obstante, la fecha oficial de clausura se prolongará.
Se han nutrido de vanidad, y, aunque los fondos no salgan del bolsillo del contribuyente
existen otros métodos mágicos de recabar moneda para esta fiesta carnavalera.
Vayamos a lo más importante, ¿quién no coincidirá conmigo en que los carnavales
se están prolongando peligrosamente?
En mis años mozos (aunque no cuento
todavía demasiados) las mencionadas fiestas comenzaban el sábado anterior y se
prolongaban hasta el martes de carnaval y punto. El miércoles era ya respetado
como miércoles de ceniza y comienzo de la santa Cuaresma. Como sabe bien la
gente madura, todo era muy sencillo, cualquier disfraz nada costoso y a
divertirse un poco. Hasta los mismos sacerdotes no ponían mayores reparos.
¡Ah!, llegaron los tiempos democráticos y de libertad desenfrenada, en que se
quieren romper todos los tabúes, como si todo fuese bueno en el mundo y ¡hala!
a derrochar alegremente, sin pensar que están llegando los años de las vacas
flacas. Nos quejamos sin cesar que tenemos muchos desempleados en estas islas,
¿algún remedio?, pues carnavales todo el mes. ¡Se comienza una semana antes y
se concluye cuando acaba la piñata grande y chica en el último de nuestros
pueblos! Se movilizan y manejan a niños, jóvenes, e incluso ancianos.
¿No es
ridículo que personas de la tercera edad concursen para ser elegidas o
galardonadas? Profanaciones, derroches, ridiculeces, ¿quién lo entiende?
Dejamos de lado que lo que necesitan los ancianos son cuidados higiénicos y una
buena pensión. Sabemos todos que el ser humano no termina con la muerte física,
sino que pasa a otra vida, mejor o peor según los merecimientos. Hemos entrado
en la Cuaresma, tiempo de reflexión, oración y penitencia. Ojalá que los que
están alejados de la religión por cualquier motivo y sobre todo los ancianos se
vuelvan hacia ella. Con frecuencia oímos de quien no practica: «es que los
mismos curas» etc., pues iglesia somos todos no solamente ellos, y un mal,
ejemplo no debe apartarnos de la fe. Como dice el refrán castellano: «por un
garbanzo no deja de cocer la olla». Jesús mismo permitió que entre sus
discípulos también se diese la caída y el escándalo para que no exijamos que
todo sea perfecto entre los ministros sagrados.
Nos son precisamente quienes
tienen poder para perdonamos. En todos los pueblos y religiones siempre se ha
respetado a los ministros del culto, a los sacerdotes, y a todos los ritos y
ceremonias religiosas. Por eso es cosa muy grave las profanaciones que se han
producido en esta ya castigada región canaria. Si no se repiten en años
posteriores y se hacen las debidas reparaciones, Dios tendrá piedad de
nosotros. Si seguimos obstinados, bueno, pues ya veremos lo que sucede. Nuestro
grupo quiere hermanar la fe y la ciencia, pues como dicen filósofos y teólogos:
«una verdad no puede contradecir a otra verdad». Por tanto, las verdades
sobrenaturales no se oponen a las del orden natural. ¡Respetemos ambos órdenes
y tendremos paz en el mundo!
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