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sábado, 15 de abril de 2017

SEMANA SANTA 2017

Evaristo Fuentes Melián

Vuelvo a hacer un recorrido Puerto de la Cruz, Orotava, Laguna, como lo hice el año pasado 2016, y vuelvo a encontrar similares diferencias y singularidades. El viernes santo en la vespertina procesión Magna, Puerto de la Cruz, me llama la atención la gente menuda, chiquillos y chiquillas de corta edad que se unen al desfile procesional. Muchos de los pasos, todos con ruedas, son empujados por fieles cogidos al lazo sin uniforme o hábito de ninguna hermandad o cofradía. Entre los tamborileros, también en La Orotava, se ven componentes infantiles.

La Orotava, noche del jueves santo, destaca por la procesión del Señor a la Columna (imagen que este año salió en el cupón de la ONCE del lunes, entre algunas otras de las mejores imágenes de toda España a lo largo de la Semana). Sin embargo, me fijo en la Banda  de Cornetas y Tambores, con sus desafinados… No se deben hacer alardes ni exhibicionismo de trompetería,  realizado con virguerías altisonantes… pero desafinadas. La entrada, podría decirse que triunfal, en la Plaza Principal Municipal, este año tuvo  la novedad de las palmeras jóvenes recién plantadas, con solo una (esquina suroeste) que queda como único vestigio viviente de las palmeras centenarias que han desaparecido de raíz recientemente.

En La Laguna, viernes santo muy de mañana, recorro con gusto, con parsimonia, con armonía, sus calles en la llanura que fue lago, tras la procesión, desde la Concepción hasta la Catedral, pasando por la calle e iglesia de San Agustín todavía sin techo desde hace más de medio siglo, por el incendio de 1964. Es una maravilla la Banda de Música de La Laguna, todos adultos profesionales y veteranos maestros, y es una gozada hacer el recorrido acompañando al Cristo de todos los canarios.

¡Ah!, y para terminar cuento una anécdota, sin especificar el lugar donde la oí: dos niños (hembra y varón) de cortísima edad, le van haciendo preguntas a su madre, mientras pasa el desfile procesional, el Señor ensangrentado y la Virgen Maria llorosa con la espada clavada; y cuando llegan las últimas imágenes, le preguntan maniqueos, como si fuera una película: “Mami, ¿estos son los malos?”

Espectador

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