Lorenzo de Ara
La realidad es siempre una mala compañera de viaje para los
demagogos que, metidos en política, usan la mentira para ganar votos y llevarse
al bolsillo la confianza de los incautos. En el Puerto de la Cruz hay mucho
mentiroso que representando a partidillos en la oposición quieren hacer creer a
los vecinos que la ciudad está sumida en el apocalipsis zombi. Es tan grande el
odio que experimentan hacia el adversario, -para ellos siempre enemigo-, que
los datos positivos nunca son admitidos como veraces. El sectarismo y el
cinismo hacen imposible hallar en ellos un resquicio de sensatez. Trabajan
exclusivamente anhelando la ruina, el derrumbe y la negrura para el Puerto de
la Cruz.
Si les preguntamos por la situación económica (El balance
turístico del Puerto de la Cruz fue el mejor de toda la Isla el año pasado)
responderán que no se debe al trabajo hecho desde la ciudad. Si les preguntamos
por la colaboración estrecha y fructífera entre ayuntamiento y Cabildo, o sea,
entre Lope Afonso y Carlos Alonso, gritarán que lo que existe es un vasallaje
del primero hacia el segundo. Si les preguntamos por un gobierno que dialoga
(El Ayuntamiento del Puerto de la Cruz alcanza un acuerdo con UGT en el
conflicto del personal laboral) se parecerán a Kim Jong-un.Y así en todos los
asuntos que, si bien no tapan los graves problemas que todavía aquejan a la
ciudad, sí evidencian que la estabilidad política que ellos pretenden destruir
a toda costa, es la herramienta fundamental en la que se sustenta el momento
dulce que vive una ciudad crucial para el Valle de La Orotava y verdadero corazón del norte de
Tenerife.
Sí, es verdad, el Puerto de la Cruz ha tenido y tiene los
enemigos en casa. Lope Afonso me cuenta que no va a caer en la provocación. Que
no formará parte de la vieja política que algunos quieren seguir fomentando. El
alcalde entiende, y acierta, que el Puerto de la Cruz recibe el apoyo y el
interés de la inversión privada, entre otras razones, porque ya los medios de
comunicación no sacan tajada de la política barriobajera de la que ha hecho
gala el municipio durante muchos años.
Y hay medios de comunicación, afortunadamente, que están
ejerciendo su labor con un rigor exquisito, sabedores de que el Puerto de la
Cruz se la está jugando en este mandato histórico.
Por lo tanto, a los políticos locales que expectoran
veneno, que transmiten lo peor de la política, que no quieren a la ciudad
porque se despiertan todas las mañanas apeteciendo el caos, la decadencia y la
confrontación, a esos políticos vulgares y ruines, pero también a ciudadanos
que solo tienen ojos para observar lo malo y quejarse como plañideras, a ellos
les digo que sobran. No digo que se aparten, pero sí que tienen que ser
conscientes de que el nuevo Puerto de la Cruz no los necesita. Y en 2019,
(fuera caretas), las urnas volverán a hablar. Y tú, y tú, y tú, ¡y ustedes!,
serán de nuevo perdedores. Habrá triunfado el Puerto de la Cruz. Y la falsedad
estará una vez más ocupando la fría y mísera oposición de los torpes.
P.D. Cuando un veterano profesional de la comunicación se
lleva sorpresas agradables, lo que debe hacer es compartir la felicidad. He
dicho en Gente Radio, empresa donde trabajo, que hay políticos en el
ayuntamiento portuense que están mostrando la mejor cara del municipalismo.
Víctor Cabo, Diana Mora, Ángel Montañés, incluso veteranos como Juan Carlos
Marrero, Sandra Rodríguez (nunca se termina de aprender), pero también en la
oposición hay ejemplo de que no todo está perdido. Emilio Fariña, concejal del
Partido Socialista Obrero Español es un buen ejemplo de lo que yo delimito como
servidor público llamado, si no lo queman as huestes, a desempañar una labor
notable en la ciudad. Es crítico, y al mismo tiempo constructivo. Tiene
profundas y arraigadas convicciones. Habla desde una verdad que no es absoluta
y, por encima de todo, no tiene miedo a tender puentes. No sé si le hago un
favor, o lo estoy haciendo un daño irreparable. Lo que sí sé es que Emilio
Fariña merece mi respeto.
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