Salvador
García Llanos
Como no es frecuente que el pleno del Ayuntamiento del
Puerto de la Cruz apruebe iniciativas políticas por unanimidad, hay que
destacar el hecho cuando se produce. Y como quiera que se trata de una relativa
al complejo turístico 'Costa Martiánez', necesitado de una actuación vigorosa
que entrañe una revisión profunda de la gestión que se ha venido haciendo en
los últimos años, ese acuerdo político es acreedor de esperanza y de confianza.
Ya veremos cómo se traduce. Por ahora solo es un primer paso
pero indicador de una voluntad política que, en sí misma, contiene un
compromiso para trabajar en una misma dirección: el complejo tiene que dejar de
ser noticia por aspectos negativos, como han venido menudeando, incluidos los
oscurantismos en determinadas fases de la gestión cotidiana, las redes
políticas clientelares tejidas sin control y hasta algunas diferencias
políticas fruto de un reparto de competencias poco operativo y coherente. La
joya de la corona merece un tratamiento constante y sostenible que signifique,
de forma visual, la voluntad de todos, trabajadores y usuarios, en mantenerlo
en perfecto y atrayente estado de utilización. Hay que valorar y ser
conscientes de lo que ha significado esta infraestructura para el desarrollo de
la ciudad y de la isla entera.
El caso es que el pleno, a propuesta del Grupo Municipal
Socialista, ha aprobado afrontar un Plan Integral del Gestión para el complejo.
Teóricamente, con ello se garantiza la titularidad y la gestión pública. Para
los socialistas en el Ayuntamiento, es fundamental que el Plan "ayude a
sacar todo el aprovechamiento posible de Martiánez". Este aprovechamiento
es un concepto que debe estar ligado a la calidad de las prestaciones de servicios
que allí se haga. Importa tanto el acceso físico a la instalaciones como el
mantenimiento de las mismas y la atención en las unidades interiores de
explotación (Un usuario nos comentaba personalmente días pasados que a las seis
de la tarde pidió en uno de los bares un paquete de papas para su hijo y el
dependiente le ofreció un bocadillo de salchichón, porque ya había recogido
todo y no le iba a hacer abrir de nuevo para despachar el paquete de papas).
Que el Plan también sirva, por cierto, para impedir la
instalación de mobiliario y elementos decorativos poco o nada armónicos con las
características del complejo, como denunciamos en solitario hace unas semanas.
No digamos de la colocación de lonas o soportes publicitarios en los tejados de
las edificaciones de la 'Isla del Lago'. Hay que poner punto final al mal
gusto, al abandono, al pasotismo, al oscurantismo y al deterioro sin freno.
Entonces, si como parece desprenderse, la privatización ya
no entra en los planes de quienes desde hace años abogaban por ella -pudimos,
durante nuestra pertenencia a la corporación, frenar un intento en el último
minuto-, se trata ahora de no perder demasiado tiempo en la elaboración de ese
Plan Integral -no sobraría hacer consultas ciudadanas sobre el particular- e implementarlo.
Como bastión de los recursos públicos, hay que cuidar y rentabilizar al máximo
el complejo y hay que esmerarse en la gestión, revisando todo lo que sea
necesario para evitar el caos que se barruntaba y se critica, sobre todo, en
redes sociales.
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