Evaristo Fuentes
Melián
“Españolito
que vienes al mundo, / te guarde Dios, / una de las dos Españas / ha de helarte
el corazón”. (Antonio Machado, alrededor de los años veinte, siglo XX). Me da
la ligera impresión de que esto no ha cambiado mucho. Hace unos días observé en
el partido de fútbol España-Luxemburgo, que la grada del estadio Las Gaunas de
Logroño (¡qué caramba!) estaba dividida al cincuenta por ciento, unas peñas jaleando
a Piqué y el resto silbándole denodadamente. Cuánto lo siento. Todo este ‘affaire’ viene
promovido porque el central Piqué dio su opinión, respetable como todas, sobre su
catalanismo. Por otro lado, hace poco menos de un mes, el director de cine
Fernando Trueba fue objeto de vilipendio, por decir no sentirse español. Qué
pena penita pena me da... Qué pena me da también un señor que a renglón seguido
dedicó una larga carta abierta en la prensa digital, en la que se rasgaba las
vestiduras, se abría las entrañas y se tomaba las cosas a la tremenda; y llegó a decir este señor, entre otras
lindezas, que se siente avergonzado por Trueba y que Trueba es un cobarde…
A mi entender, ni Trueba ni Piqué son merecedores de tanta
atención negativa y de crítica tan alevosa y rebuscada. En todo caso, y como
mucho, puede considerarse una parida o una boutade—lo admito—pero de eso a sentirse
avergonzado y ofendido por lo que digan Piqué, Trueba o Perico el de los
palotes, va un abismo. Este país aún no se
ha sacudido la sombra alargada del franquismo absoluto y monocorde.
Por el contrario, yo estoy más con la
opinión de una columnista de la prensa nacional, que en un artículo llama por su nombre a quienes se
ensañan a base de pitos contra Piqué. Considera la aludida columnista que esos
grupos son de una “lamentable condición intelectual’; y más adelante, concluye:
“…por eso, a veces, me dan mucha envidia los que pueden elegir, como esos niños
culés que se habrán hecho independentistas después de haber oído los pitos a
Piqué”.
Espectador
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