Isaac J.
Felipe Zorita, 17 años
Alumno de
2º Bachillerato del “IES Tacoronte-Óscar Domínguez”
Hoy en día
es difícil defender a nadie en la política: a aquellos partidos que no han
subido al poder se les tacha de inexpertos, y los dos únicos que gobiernan
salpican por turnos el país de azul y rojo con capas de pintura que, cada vez,
brillan menos y no cubren ya la mala situación de la nación.
Es cierto
que da miedo que gobierne un partido que no había salido antes, pero más miedo
da dar una mayoría absoluta a uno que ya sabemos que lo hace mal. Datos del
periódico “El Mundo” muestran que, de los casos de corrupción en España, el 80%
de las tramas se reparten entre el PP (50%) y el PSOE (30%).
“No muerdas
la mano que te da de comer”, pero los grandes dirigentes cogen la muñeca, el
codo y seguirán más allá si no paramos de alimentarlos y decirles que no nos
importa tanto.
Más aún, ya
ni se esfuerzan en ocultarlo: ¿cuántas veces vemos a un político evadir o
ignorar preguntas comprometidas de los medios?, ¿en cuántas ocasiones los
desargumentan en debates y apenas se defienden repitiendo la misma mentira sin
parar? Y lo peor es que no nos asombramos, porque las mentiras e inutilidad de
los políticos es lo habitual.
Al final,
solo queda darles una oportunidad a esos partidos que todavía no han podido
demostrar lo buenos o malos que son (y sin dar mayorías absolutas, que ya
sabemos cómo acaba). La población de España es un grupo de artistas, y la
política su lienzo; llevan años pintando con dos colores, y cada vez empeoran
más la obra, rojo para tapar el azul y viceversa, sin arreglar nada. Quizás es
el momento para buscar nuevos colores que arreglen el cuadro, ver cuáles sirven
y cuáles no, y por fin intentar hacer un hermoso y colorido paisaje que otros
países envidien.
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