Evaristo
Fuentes Melian
Manuel
Domínguez, alcalde de Los Realejos (PP) y consejero del Cabildo, convocó el miércoles día 21-O, a la prensa
insular para comunicarle que se va a dedicar a la tramitación del proyecto del
dichoso muelle del Puerto de la Cruz. Pero Domínguez quiere que sea un muelle
grande para cruceros con turistas. O
sea—‘begin the begin’—habrá que rehacer el proyecto una vez más, con ese dique
de contención a más de doscientos metros
de la costa, que a mí me parece irrealizable por el elevado coste de ejecución
material.
También
hay otros proyectos pendientes. Vamos a enumerarlos:
1.-
Rehabilitación de la playa de Martiánez. Si no se hace primeramente un
costosísimo y largo dique de contención que arranque desde la esquina exterior
del Lago de Manrique hacia la Laja de la Sal,
todas la mejoras y rehabilitaciones que se realicen en la playa de
Martiánez serán papel mojado, agua de borrajas, nunca mejor dicho, puesto que
esa nueva hipotética obra de mejora se
la llevarán las primeras mareas bravas, como ya ocurrió al final del siglo
pasado, con aquella obra de renovación de la arena que extrajo un barco del
fondo del mar a un kilometro de distancia
para verterla en la referida playa. Con la erosión de las primeras
mareas bravas duró apenas un par de meses.
2.-
La nueva Terminal de Guaguas, que después de tanto trámite, le falta ahora
(¡qué despiste!) la expropiación de una parte del solar.
3.-
El Auditorio en el parque de San Francisco, cuya exposición de anteproyectos de
hace ya un par de años, se tiene olvidada...
4.-
La rehabilitación del hotel Taoro como tal hotel de lujo, pionero del turismo
de calidad en Canarias, hace ya más de
ciento veinte años.
5.- Y una obra muy principal: la terminación
del saneamiento integral del Valle y en especial de este municipio portuense,
con la conducción subterránea de las aguas negras al alcantarillado y a la
depuradora de la Punta Brava, obra ineludible en toda ciudad que se precie, que
no se ve por subterránea aunque en ocasiones se huele…
En resumen: De aquellas inversiones
especiales de elevado presupuesto prometidas hace al menos un quinquenio, para
la modernización del Puerto de la Cruz,
nada de nada, excepto la mejora de la coqueta playita de San Telmo.
En
fin, Dios dirá.
Espectador
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