Isidro Pérez Brito
Enamórate
del Norte, pasea con dulzura por el
Tacoronte turronero, entra en la
curva de El Sauzal con prudencia, abre con cuidado la ventanilla y respira
hondo el aire fresco de la salud pulmonar. Mira con holgura hacia arriba y di en voz alta, gracias padre
Teide por aquí siempre estar. Cuando gires hacia la derecha mira hacia la
izquierda y disfruta del verdor de los campos, de las fecundas viñas de tintos
sabores. Levanta tu puño en alto al
pasar por la memoria de tus ancestros,
donde La Matanza y La Victoria acunan juntas la historia viva en
Acentejo. Ya bajando la bonita Santa
Úrsula, con la vista enamorada, vislumbra iluminado este Valle de La Orotava,
con su costa batiente de espumas sagradas, sus verdes campiñas de huertas y
plataneras regadas. Del Ancón hasta el Terrero, con la piel bien arrugada del
volcán primigenio que dio forma a su cara. Puerto de la Cruz, Orotava y Realejos, transponen hacia el oeste para saludar a San
Juan de la Rambla, La Guancha e Icod de los vinos, con sus buenos regalos
ofrecidos a diario, Barranco Ruiz, Santo Domingo y el Drago milenario. Alzando
la vista hallarás paisajes bonitos y tras una delicada curva se asomará al
balcón de tu mirada el mismísimo Roque de Garachico. El Tanque te saludará
sonriente en su altiva atalaya y las cascadas de agua fresca caerán por las
laderas de Los Silos y su corte, para
refrescar el aire sano del océano que te besará nada más llegar a Buenavista
del Norte.
Bendito sea
el año, el día y la hora que nacimos en este Norte querido. Hoy lo he
compartido con ustedes, estimados amigos.
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