Rita
Altamirano
De
niños sufrimos abusos de distinta índole. Hay tantas formas de abuso de los
adultos hacia los menores. Los padres por ejemplo con sus hijos: prohíben a sus
hijos varones llorar, obligan a estudiar carreras que no quieren, a hacer
tareas que les corresponden a ellos, como cuidar sus hermanos, a trabajar de
pequeños para ayudar en la manutención
de la casa, niegan a su padre o madre el derecho a que los vean cuando se han
separado, no velan por su alimentación, vestido, educación, vivienda, heredar
los juguetes, ropa, zapatos de sus hermanos mayores, negarles comida porque
hicieron alguna travesura.
He visto cosas tan degradantes en el trato a los
infantes. Recuerdo a una mujer adulta acusarle a gritos a un pequeño de seis años de ser el motivo
por el que el padre abandonó el hogar. He visto maltratos tan fuertes como lanzarles
objetos que los lastiman. Aún enseñarles a decir palabras groseras considero un
abuso. El hecho de hacerlo sentir incapaz ya es maltrato. En fin, se podría
enumerar mil y mil maneras de lastimarlos.
El
abuso sexual es uno de las peores formas de violencia, esos niños tendrán dificultades para establecer y mantener
relaciones especialmente de pareja. Según las estadísticas el índice de
abuso sexual es muy alto.
Lo
más probable es que esas personitas en el futuro sufrirán de baja autoestima, depresión crónica, pocos
deseos de vivir la vida, desmotivación permanente, y muchos problemas a nivel psicológico.
Creo
que el abuso emocional, sexual, material, intelectual debe ser tratado. Se hace
indispensable buscar apoyo terapéutico cuando se es consciente de que hemos
tenido algún tipo de maltrato. Es más creo que de pequeños todos hemos sufrido
algún tipo de abuso de parte de quienes estuvieron en nuestro proceso de
crecimiento, educación y crianza.
Personalmente
creo que una de las terapias que mejor impacto causan es la sanación del niño
herido. Considero también que Constelaciones Familiares pueden ayudar mucho. Y
no descarto algo más new age pero profundamente efectivo el hopponopono. Por
supuesto un buen profesional con estudios en Psicología podrá ayudar a
modificar los sistemas de creencias implantados en nuestro subconsciente.
Recomiendo
un hábito que yo practico y sé que sana
nuestras heridas infantiles y consiste en
recordar que dentro de nosotros hay un niño al que debemos cuidarlo,
consentirlo y dialogar con nuestro niño interno para hacerle saber que aquí
está el hombre o mujer adulto que le proveerá de lo que no tuvo y lo protegerá
de aquello que lo lastimó
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