José
Melchor Hernández Castilla, Secretario de la Asociación Wolfgang Köhler.
La
Plaza del Charco del Puerto de la Cruz fue construida por el alcalde Real
Francisco Gervasio Ventoso en 1835, según el diseño de José Agustín Álvarez
Rixo, como así nos cuenta el historiador portuense Antonio Ruiz Álvarez; y se
hallaba rodeada por una magnífica doble fila de árboles (platanus orientalis) y
de bancos de piedra. En 1880, se construyó su pila de agua. A comienzo del
siglo XX, se sustituyeron paulatinamente los árboles de la plaza por Laureles
de indias (ficus nítida) y por Palmeras canarias (Phoenix canariensis), además
de la aparición de un kiosco. Dicha plaza era un lugar donde, en los días
fiesta y de los santos, se exhibían bebidas y comestibles, y en la que las
personas de los alrededores estrenaban sus mejores galas.
La
Plaza del Charco es, sentimentalmente, el sitio de las miradas furtivas de los
enamoramientos de nuestros padres y abuelos, cuando se dedicaban a dar vueltas
a la misma plaza en grupos separados de chicos y chicas; como también, el espacio
de las tertulias personales o sociales del desaparecido Bar Dinámico. Actualmente,
La Plaza del Charco sigue siendo el lugar de reunión de los portuenses y el
centro neurálgico de la ciudad. Desafortunadamente, todos estos recuerdos
podrían ser eliminados por un proyecto del Plan Especial del Casco, y aprobado
parcialmente por el actual alcalde Marcos Evangelista Brito Gutiérrez, que
quiere dejar dicha Plaza a ras del suelo.
Toda
esta situación de renovación de los espacios o mala renovación de los mismos,
según se mire, contrasta con el mal mantenimiento que se pone en el Jardín
Histórico de la Plaza del Charco. Así, algunas de sus palmeras sirven de
soporte eléctrico, e incluso en una de ella hay colocado un cuadro eléctrico; y
esto mismo sucede con los laureles de indias. De igual manera, el piso de la
Plaza es resbaladizo, lo que conlleva un peligro en los días de lluvia o de
riego de los jardines.
Desde
nuestra humilde opinión, La Plaza del Charco sólo necesita renovar su piso, sustituir
su luminaria, cuidar mejor sus árboles y cambiar las piezas del Parque Infantil
de vez en cuando. Gastarse 2 ó 3 millones de euros en hacer desaparecer La
Plaza del Charco se nos antoja un atentado contra el Patrimonio Biográfico, Social
e Histórico del Patrimonio del Puerto de la Cruz.
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