José Peraza Hernández
Historia que hay que dejar plasmada, ya que lleva
sus años de su nacimiento, donde Alexandra García, como Julián Antonio González
Hernández, dejo su charla en la Sala de Viera y Clavijo, en la Fiesta de Arte.
La que hacemos constar literal mente hasta los días de hoy, cosa que le
agradezco, de esta manera la van a conocer muchos y muchas, paso a paso. La que
dice así.
LA FIESTA DE CRUZ DEL MEDIO - LOS REALEJOS
Alexandra García.
En primer lugar, permítanme saludar al
Excelentísimo Señor Alcalde, a nuestro cura y párroco Don Francisco, demás
autoridades, Señor Presidente del Casino Círculo Viera y Clavijo Don José Antonio Mesa Yanes.
Saludos a todos.
Mi más sincera felicitación a nuestra romera mayor
y a toda su corte, por dar gran realce a nuestras fiestas de mayo.
Cuando desde el círculo viera y Clavijo se nos
brinda la oportunidad de actuar como mantenedores de la fiesta del arte de
nuestro querido Mayo, nos enfrentamos al gran reto de mantener el gran
prestigio que año tras año han realizado nuestros predecesores.
No cabe duda que es una gran ilusión para la calle
el medio ofrecerles nuestra visión de nuestras fiestas de Cruz a lo largo del
tiempo y permítanme hacer un recorrido por la historia de nuestra fiesta
dándole una visión un poco más femenina de la misma. Sin desmerecer el trabajo
que durante todos estos años han venido realizando los hombres, en mi
intervención recordaré a las que durante tantos años han realizado un trabajo
más silencioso y en algunas veces en segundo plano.
A finales de 1400 y principios de 1500, se inicia
en Los Realejos la celebración de la festividad de la Santa Cruz. En esta
época, podíamos distinguir dos clases sociales bien diferenciadas en cada una
de las calles, en la Calle del Medio habitaban los dueños de las tierras y en
la Calle del Sol, los trabajadores de las mismas. Esta circunstancia propició
que, con motivo de esta festividad, cada calle intentase rivalizar con la otra
en el enrame de sus capillas, a lo largo de los años a este enrame se fue
uniendo la pólvora, en un principio solo con voladores y cañones de estalle y
más adelante con las carcasas de color, llegando hasta nuestros días, en los
que podemos presumir de tener la exhibición pirotécnica popular más importante
de España.
La procesión que da pie a estas fiestas, empezó en
su día subiendo por la calle el medio y bajando por la del sol, siendo una de
las primeras procesiones que se realizaron, pues era la Cruz, uno de los
primeros signos religiosos de nuestra parroquia.
En un principio acompañaba a la Cruz la imagen de
Santa Elena, reina romana que en su día hizo el descubrimiento de la Cruz de
Cristo.
Sobre los años 1928- 1932 la procesión quedó sin
esta Santa, variando el itinerario, al actual, subiendo por la Calle el Sol y
bajando por la Calle el Medio. En un
principio, salía en procesión la Cruz pequeña, llamada de la conquista, que fue
la labrada con los restos de la procesional plantada por los conquistadores.
Constituyéndose más tarde, en plata, la que hoy procesionamos que pertenece a
la cofradía de la Vera Cruz y misericordia.
Las cruces de ambas calles carecían de capilla y
se encontraban al aire libre, el día de las fiestas se le hacía una capilla
improvisada con varas y se cubría con sábanas, al mismo tiempo se le confeccionaba
un altar y se enramaba con flores.
Las calles eran de piedra y para emparejarlas y
dejarlas más vistosas se traía y se extendía zahorra, también se iba al monte
para bajar ramas y plumas para el adorno de las calles. Con motivo de esta
tarea se cuenta que en el barranco de la Lora los vecinos de la calle el medio
y alguno de la calle el sol competía por ver quien traía la mejor pluma,
formándose una fiesta por sí sola, incluso llegando a formar verdaderas
discusiones.
Como todos sabemos, la procesión salía de día
sobre las 12 después de la misa de las 10 y recorría ambas calles, ya decoradas
con plumas, ramos y otros adornos como faroles o ristras de papel.
Los fuegos que se utilizaron en un principio
fueron los de explosión, lo importante era el ruido que se provocaba con tracas
y petardos colocadas en las aceras y zaguanes de las casas y con regueros de
pólvora que causaban un gran estruendo. Posteriormente se colocaban ruedas de
fuego en las plumas laterales y se comenzaron con los fuegos de elevación que
consistían en ruedas echas de caña, pero con un sistema que las hacía elevarse
más de 200 metros.
Con la aparición de los fuegos de color la
procesión cambia de horario y empieza a salir por la noche haciendo de esta
forma que los fuegos fueran más lucidos, sin embargo, no se había abandonado el
estruendo de la fiesta ya que tenía gran relevancia la lluvia final. En este nuevo tipo de exhibición queremos
destacar haciendo la fiesta por la c/sol Pepe el de Anita, Gregorio y Pancho el
Rey y por la C/el medio Eloy Cedrés.
Es importante recordar que en aquella época la
fiesta no se ceñía única y exclusivamente a la exhibición del 3 de mayo, por
ejemplo, desde el Tanque Arriba se llegaron a hacer hogueras de carosos untadas
en gasoil muy llamativas y a veces figurando una Cruz que se apreciaban desde
las zonas altas del municipio.
También recuerdan nuestros mayores que a la
entrada de la Capilla se acostumbraba a poner una granada que contenía pétalos
de flores y en ocasiones se introdujeron también palomas blancas para abrirla
al paso de la Cruz, con la curiosidad que un año las palomas no salieron
volando, si no que se posaron directamente en los brazos de la Cruz, siguiendo
con ella unos 50 metros de trayecto.
No quiero dejar pasar esta oportunidad sin
recordar a las personas que le han dado realce con sus enrames a nuestra amada
Cruz de la Calle el Medio entre ellos recordamos a Felipito, Alejandro, Germán,
y más actualmente a Toño y Salomón, a ellos queremos agradecerle el trabajo y
dedicación que han ofrecido a la Santa Cruz.
No cabe duda que la época no permitía grandes
lujos, pero si es cierto que cada vecino aportaba mensualmente 100 pesetas para
el desarrollo de nuestra fiesta, el resto se obtenía de donaciones voluntarias,
rifas, hartangas, loterías y recaudaciones del mismo día de la fiesta.
Otra de las formas de financiar las fiestas eran
las tómbolas, en este caso vienen a la cabeza nombres como los de Rita, Elvira,
Juana María, Fidelina, Eduvigis, Dolores que las colocaban con tanto esmero
durante las fiestas de san Isidro. También estas tómbolas eran llevadas a Icod
el Alto, que era uno de los sitios donde más se vendían y algún año que otro
también fueron colocadas durante las Fiestas del Carmen en San Agustín.
Llegados los primeros días de Mayo las mujeres se esmeraban en lavar y almidonar
los manteles de la Cruz y ayudar al enrame de la Capilla, nos acordamos de
Isabel López (Bebel) y de Carmen (Tata).
Para llevar a cabo el enrame de la Cruz se pedía
la conocida “PERRA DE LA CRUZ” y de paso para aprovechar las largas caminatas a
sitios como la Rambla pedían flores, y estas junto a las ya ofrecidas por los
vecinos de la calle se convertían en el manto que arropaba a la Cruz.
Por su lado, también desde inicios de año los
hombres se afanaban en fabricar las canales necesarias para las lluvias que se
quemarían el día 3, por su parte ellos también recaudaban dinero dedicado
principalmente para la exhibición pirotécnica.
El pique de las calles venía funcionando desde los
últimos días de abril y se avivaba el día 1, pues por la noche había una
cabalgata en la que cada calle llevaba su carroza y su banda de música. Tardes
de trabajo para tener las carrozas y los disfraces listo para ese día y como
no, para que fueran más bonitos que los de la Calle contraria. Cuántas tardes
pasaron las costureras de la calle haciendo disfraces.
Después de la cabalgata los de cada calle hacían
guardia a su Cruz y de paso visitaban la del contrario para ver si estaba mejor
enramada y se enviaban voladores de una calle a otra.
Del enrame de la calle viene a la memoria el salón
de don Antonio, lugar de encuentro que en ocasiones sirvió para realizar la
tradicional papada, también de las Veladas realizadas en salones como en el de
doña Juana.
De aquella época recordamos las sortijas y los
tabladillos que se colocaban por fuera de casa de Isabel López, enramados con
palmas y maderas para que la banda tocara y amenizara los días de la fiesta.
Tengo el orgullo de ser una de las últimas generaciones
que “espicharon voladores.”
Me acuerdo como Gaspar Grillo nos reunía a todos
los niños para ir corriendo a la curva del barranco y empezar a pinchar los
cañones para la lluvia del castillo; algo impensable hoy en 2018 que niños y
mayores se dedicaran a espichar voladores.
Mis primeros recuerdos de la fiesta Cruz que me
están ligados a los momentos compartidos con las mujeres de la Calle en torno
al enrame de la Calle como en el de la Capilla. Recuerdo las tardes de abril en
diferentes salones de la Calle, momentos risas y esmero, aunque todos los que
me conocen saben que no soy de lo más amañada, para dejar listo el enrame de
cada año.
También me congratula comprobar cómo ha perdurado
en el tiempo la famosa “PERRA DE LA CRUZ”, parte del núcleo esencial de la
fiesta y caer en la cuenta de que los recuerdos, si no se plasman en papel se
pierden. Me acuerdo de aquella tarde de
abril de hace bastantes años ya, en la que sentada con mi abuela y mi
tía-abuela me explicaban gran parte de sus vivencias, y muchas de esas
vivencias son las que hoy les he intentado transmitir. Porque al final, como
dice Antonio Machado: “En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo
que se guarda; sólo se gana lo que se da”.
Me viene a la memoria viendo el realce que ha
tomado el conocido encuentro o relevo de la Cruz, los años en los que
únicamente íbamos a recogerla los vecinos que, de las dos Calles, sin duda con
muchísima más carga emocional que lo que actualmente vivimos.
Cuando me preguntan que, si todo un año trabajando
para "echar fuegos" vale la pena, yo siempre respondo lo mismo, que
no es sólo una noche de fuegos, es mucho más:
Es ver a personas mayores de la Calle,
emocionadas, diciendo: ¡Qué bonito! ¡Al final siempre hay un montón de fuegos!
Y créanme que es cierto cuando digo que ver la
alegría en sus caras reconforta muchísimo y da sentido a todo.
Es acordarme de mis abuelas y acordarme de sus
ojos llenos de ilusión al ver la Cruz. A veces parecía que brillaban más sus
ojos que los propios fuegos.
Es estar orgullosa del lugar donde has nacido y te
has criado. Amar tus raíces, tu hogar y tus tradiciones.
Es transmitir toda esa esencia a los más pequeños;
ver a los niños ilusionados porque al final, pase lo que pase, se queme lo que
se queme, siempre gana la Calle el Medio.
Es compartir, con familia y amigos que son familia
también.
Es saltar, gritar, "coger nervios",
reír, llorar, abrazar y SENTIR.
Es trabajar y disfrutar por un objetivo en común:
FLORES
FUEGOS PARA LA CRUZ.
Así que cuando me pregunten que, si vale la pena,
claro que la vale.
El 3 de Mayo es muchísimo más que una fecha del
calendario.
Alexandra García,
Cruz Calle el Medio
FUENTES HISTÓRICAS:
- La fiesta de Cruz en los Realejos; LORENZO LÓPEZ
MARRERO.
Al final, recibió una placa de mano del presidente
de la Sociedad Viera y Clavijo don José Antonio Mesa Yanes. También le fue
entregada a la Presidente de la Cruz del Sol. Espero que sean del agrado de
todas y todos.
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