Evaristo Fuentes Melian
En uno
de mis últimos articulejos daba datos elocuentes de las mejoras sustanciales en
la escolarización en Canarias. Hubo dos etapas: primera, al final de la era de
Franco 1972-1976; y segunda, al
principio de los años ochenta. Se construyeron en la primera etapa unos
cuarenta mil nuevos puestos escolares de EGB en la provincia de SCTF y otra
cantidad similar en los primeros años ochenta. Ídem de ídem, en la provincia de
Las Palmas.
Fue un
esfuerzo inusitado, necesario para equipararnos a los países de la Comunidad
Europea Occidental. Algunos de los nuevos colegios de EGB de esa primera etapa
iniciada en 1972 tuvieron detalles de equipamiento tan distinguidos como un
enorme gimnasio en el que se habilitaba hasta una barra horizontal fija para practicar
ballet clásico. Como ustedes comprenderán, el ballet no se practicaba en las
zonas deprimidas, que andaban más ocupadas en salir del hambre, no solamente
del hambre de cultura… Simultáneamente,
las familias de bajo nivel
económico deseaban una vivienda digna, que se fue haciendo realidad con nuevos
edificios en altura y en adosados.
Pero lo
que quería dejar bien claro, es que esos planes de construcciones escolares
hasta en los barrios y caseríos más marginados de los municipios canarios, no
se corresponde con lo resultados obtenidos constatables en la actualidad, en
términos generales deficientes. Se reproduce la que se ha dado en llamar
segregación escolar; porcentualmente es mayor el número de alumnos de los
barrios marginales que no llegan con suficiencia al final de la enseñanza
Primaria. En Canarias no hemos conseguido (tal como he leído en un comentario
crítico) “la democratización de la educación, la divulgación de la cultura y el
despliegue de la igualdad de oportunidades”. El déficit se detecta con
estadísticas oficiales que reflejan que en general seguimos estando en los
niveles más bajos de alfabetización y culturización con respecto a la Europa
Comunitaria y a las regiones españolas más avanzadas.
Espectador
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