Antonio-Pedro Tejera Reyes
Son muchos los recuerdos que atesoramos sobre el
desarrollo del turismo en el mundo que nos hacen entrever las grandes
posibilidades de los importantes núcleos que hoy sueñan con un porvenir exitoso
dentro de todo el contexto mundial de este fenómeno – que diría el profesor
Berneker – hoy impulsor de un mundo mejor donde su espectacular avance nos
tiene a todos ilusionados como se desprende de las acciones del nuevo
Secretario General de la Organización Mundial del Turismo, Mr. Zureb
Pololikashvili, que en su poco tiempo en este cargo ya ha tomado importantes
medidas para conseguir encauzar de la mejor manera, su participación en esta
transformación que el movimiento turístico está consiguiendo en el mundo, ofreciendo
a sus habitantes la consecución de un
ideal nivel de vida generalizado dentro de unos parámetros que lo hacen ser la
ilusión de un mañana mejor, en muchos lugares del mundo.
La espectacular vista sobre la bahía y sus instalaciones desde el Restaurante Paracas, nos acompañaría durante nuestra visita al mismo, con las finas atenciones de su creador y alma mater, José Carlos Rosas.
Paracas, en ese espectacular Océano Pacífico de
las costas de Perú, no es una excepción dentro de este panorama del desarrollo
del turismo mundial, en un marco más que ideal para conseguir situarse como un
destino turístico de excepcional primera categoría, en el más breve de los
tiempos. Todo depende de cómo tratar debidamente el tema de su desarrollo, con
profesionalidad y el conocimiento necesario.
La inolvidable excursión marítima a las Islas
Ballestas, una experiencia de muy alto contenido turístico. (Fotografías del
autor del reportaje)
Son muchos e importantes los recuerdos que
guardamos de nuestra pasada reciente visita a este privilegiado enclave
turístico de Perú, tan cerca de Lima, que le hará muy pronto ser el punto
preferido del turismo capitalino a poco que se lleven a cabo en el lugar las
acciones necesarias para ofertar a todos sus habitantes las condiciones y
servicios, que llenen sus ilusiones.
Aquellas pasadas noches observando y disfrutando
del contacto directo con esa nueva generación que llamamos los millennials, en
aquel extraño lugar – Hotel Kokopelli – donde hasta su entrada era para
nosotros algo inédito, que nos traía recuerdos de Puerto de la Cruz, Tenerife,
y su romántico Skandinavia de los años sesenta, o de la tasca “El Gato Viudo”,
en la mítica Torremolinos de la Costa del Sol malagueña, inmortalizado por el
célebre profesional hotelero y premiado escritor, Ángel Palomino, con su obra
“Torremolinos Gran Hotel”. Todo un tratado sobre la historia del turismo que
hoy debía ser texto obligatorio en todas las escuelas turísticas del mundo.
¿Qué decir de TAGOMAGO la imponente sala de fiestas – así se llamaban antes las
que más tarde pasaron a denominarse en su evolución, discotecas – en aquella
espectacular Palma de Mallorca, la de los 1.400 hoteles en los años sesenta del
pasado siglo, y cuyo recorrido nos trae a la memoria este lugar, Paracas,
recordando sus recoletos rincones, alrededor de sus playas, sus clásicos
pescadores… estampas y más estampas que nos llevan, una y otra vez a nuestras
Islas Canarias y su refugios marítimos con sus polvorientas calles como el caso
de Los Cristianos en la isla de Tenerife, hoy un emporio turístico con millares
de visitantes diariamente - un ejemplo que bien puede servir en el caso de
Paracas - ya dimensionado y calificado cuando en 1970 era solo un proyecto
creado por la imaginación y el conocimientos de unos empresarios que supieron
convertir un auténtico desierto en uno de los destinos turísticos más
importante del mundo. Algo que vivimos íntimamente por varias razones
fundamentales, debido al trabajo que nos ocupaba por aquellos años y que nos
impulsó en nuestra ilusión en el estudio del fenómeno turístico entendiéndolo
como el beneficio más grande que se pueda reportar a La Humanidad.
La
irresistible fotografía del autor de este reportaje, ante la entrada a la
Marina Turística de Paracas
Hechos y realidades que se agolpaban en nuestra
mente paseando por los solitarios paseos y callejuelas de Paracas, a las nueve
de la noche, esperando encontrar a cada paso, esos lugares de diversión sana
que el turismo de todas las épocas busca para su relax, su diversión, su
“vuelta a la vida” luego del estrés, al que la época moderna nos tiene
sometidos…
Desde la Marina de Paracas embarcaciones listas
zarpar hacia las Islas Ballestas, en las excursiones organizadas como uno de sus principales atractivos
turísticos de excelente calidad.
Fotografías del autor del reportaje.
El
espectacular paseo que circunda la Bahía de Paracas, uno de sus atractivos
turísticos para desarrollar la “animación touristique” temática especialmente
estudiada en los cursos de la UIOOT, en Torino. Italia, años 1970.
Las ilusiones que nos traían a la mente Paracas,
eran algo profundo que concluíamos en la noche descansando en nuestra limpia y
aseada habitación del Hotel Emancipador, con su acogedor silencio, y nos recibía cada mañana con su
hermoso ramo de flores vivas en la recepción o el esmerado servicio de buffett
del desayuno atendido por un personal solícito, que nos daba la bienvenida a un
día que nos llevaba de un lado a otro soñando con las inmensas posibilidades
del lugar donde hay un mundo por hacer, detrás de unas obras que ya dan un
aspecto turístico muy importante a Paracas, como es su bien ordenada marina, o
la singularidad de la organización del Restaurante Paracas, con su espectacular
vista a la bahía, o el esmerado servicio que se encuentra en él, lleno de
singularidades como su creación del “pisco sour a la menta” de muy especial
característica e inigualable sabor y presentación, como toda una seña de
identidad.
Una modesta estampa de los paseos que recorren
el litoral de Paracas, con sus típicos restaurantes que dominan la zona, con
sus excelentes variedades de comidas populares.
Simbolismo tradicional, el pisco sour en el Restaurant Paracas, se saborea con
deleite debido a su característica delicada preparación, típica del prestigioso
lugar. Es un acierto, el toque especial en esta deliciosa bebida.
Paracas, tiene un excepcional porvenir a poco que
se apliquen las directrices necesarias para su consolidación como lugar que “lo
tiene todo”, una realidad que conocemos, no porque lo hayamos leído o no los
hayan contado, sino porque lo hemos vivido en unas islas fraccionadas de apenas
7.000 kilómetros cuadrados, donde llegan actualmente más de 16.000.000 de
turistas todos los años*, y porque nuestras andanzas por el mundo del turismo
han estado desde los años cincuenta del pasado siglo, conociendo los pasos en
el mundo de este fenómeno que ha transformado países, ciudades, pueblos y lugares,
en envidiables destinos turísticos, siguiendo con rigor la afortunada y
verídica frase de la antigua UIOOT: “En algún lugar hay un turista para usted”.
La
excepcional obra del muelle desde donde zarpan las embarcaciones para la
excursión a las Islas Ballestas, presentaba este aspecto aquella soleada mañana
del pasado mes de Marzo, con unos personajes al pie de la hermosa playa
ofreciendo unas bien logradas muestras de la artesanía local de la cual
adquirimos una verdadera colección, para integrar nuestro particular museo…
Cosas de la actividad turística que ya es un símbolo en Paracas. /Fotos del
autor del reportaje.
“Todos los destinos tienen características
especiales” Una verdadera realidad que en el caso de Paracas, podemos
concretarlas en la variedad de ellas, capaces de atraer ingentes masas de
visitantes, ya que su entorno dentro del habitad en que se encuentra dispone de
un mercado cautivo por su cercanía al núcleo poblacional de Lima, donde los
sectores de posibles turistas están a la espera de una oferta que Paracas puede
concretar con las máximas garantías, a poco que se organice debidamente ya que
tiene todas las máximas condiciones para ello.
Hoy, conscientes de haber disfrutado de la amable
acogida de sus habitantes, de las excelencias de su gastronomía, la eficacia de
sus servicios y la vivencia de su excursión a las Islas Ballestas, la imagen de
este hermoso lugar de Perú, es para nosotros algo más que un maravilloso
recuerdo. Es el descubrimiento de un emblemático destino turístico, al que solo
le falta una cuidada planificación en el tiempo y el espacio, para convertirse
en uno de los principales recursos del país para todo tipo de turismo, ya que
la variedad de sus recursos – como decimos – lo hace ser un inmejorable lugar
para desarrollar un turismo de alta calidad debidamente organizado, produciendo
empleo y bienestar de la mejor calidad para su población.
Excelente
presentación de los productos típicos de la dulcería de Paracas, un sector que
ya se beneficia de la visita del turismo, con una muy cuidada presentación, que
hay que felicitar.
Esos paseos alrededor del mar son un encanto y un
regalo de la naturaleza, a los que sólo les falta lo que el profesor Priklir -
llamaría allá por los años 70 de pasado siglo - la “animación touristique”, en
uno de los famosos cursos que el CIEST, en Torino, Italia, nos convocó, y donde
tanto aprendimos sobre un tema que más tarde hemos trasladado a nuestros cursos
en América, a Colombia, Brasil, Chile, México… Paraguay…
Paracas lo tiene todo para ser una meca del
turismo en Perú. Lo dice la experiencia, que es la madre de la ciencia.
* (73.140, en 1960. 300.000, en 1970. 1.300.000, en 1980. 10.00.000, en el año
2000)
*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial
del Turismo, de las Naciones Unidas.
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