E. Domínguez y José Peraza
Era un chico de nuestro tiempo, un luchador, un
amigo, ahora nos llega una fotografía que nos ofrece José Ramón Peraza, gesto
que le agradezco muy profundamente.
La foto
nos recuerda los tiempos de nuestra niñez, de tantos gratos recuerdos, de
cuando con una pelota de badana, pasábamos los ratos, ya por fuera de la venta
de su padre, Don Paco, sino además en el campo de los Toscones, hoy convertido
en una carretera con muchas viviendas.
Miguel Aurelio era un chico muy activo, la larga
sonrisa, un trabajador, pero un percance lo llevo a estas en la cama por muchos
años. Al final de su larga enfermedad, falleció, hace ya varios años.
En la foto vemos, como era un chico activo, alegre,
servicial y muy dinámico.
Con estas letras lo queremos recordar, porque cuando
tan joven se pierde un amigo, la pena queda en el alma.
Sirvan estas breves columnas para recordarlo,
porque al ver la foto, recordé a un chaval que se movía con bastante facilidad,
trabajaba con ilusión. Era el muchacho fuerte y nos dejó, grandes recuerdos.
Hoy está en el campo de la verdad, y aunque sea
ya demasiado tarde, aún tengo en la retina de mis ojos, aquel joven más o menos
de nuestra edad, que hemos perdido para siempre.
La vida
sigue, y los recuerdos quedan presentes.
En nombre de Pepe Peraza y en el mió propio,
reciban sus familiares nuestra más sincera condolencia, con la seguridad, de
que nunca lo olvidaremos.
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