Flavia Lorena Alderete
Soy en tu reloj taciturno
todas las horas sin tiempo
aquellas que con cuentagotas
fueron quebrando el silencio
que hiciste un día tu bandera
para acallar las tormentas
que sacudían tu esencia.
Me viste cruzar tu puerta
como quien ya nada espera
sin lacerar pero como hiedra
me fui metiendo en tus venas
para darle un poco de vida
a tu existencia desierta
e hilvanándola a la mía
no la dejé que muriera.
Hoy que ya somos uno solo
nos habita la extraña certeza
de que el destino se tuerce
si lo sostienes con firmeza
y que la suerte no está echada
cuando el amor hace sus tretas
él no sabe claudicar porque sí
y nunca se rinde a la primera.
Setiembre 2014
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