Javier Lima Estévez
La inesperada muerte de Marco
Brito Gutiérrez, cierra el ciclo de un individuo que entregó su vida al
servicio de los demás. Nació en la isla de El Hierro, el 25 de abril de 1940.
Tras estudiar la carrera de Magisterio, pasaría a ejercer como profesor, destacando
su paso por el antiguo colegio portuense de Punta Brava. Sus antiguos alumnos y
vecinos aún recuerdan con cariño las enseñanzas de aquel joven maestro que poco
a poco se iba convirtiendo en un ser querido y respetado por aquellos que le
iban conociendo. Se inició en la actividad política en los años finales del
franquismo, desempeñando su cargo como primer teniente de alcalde en 1974. Tras
la renuncia como alcalde de Antonio Castro por motivos de salud, desempeñó
Marcos Brito de forma accidental el cargo de alcalde hasta 1977, momento en el
que pasaría a desempeñar el título de alcalde interino, continuando hasta 1979.
Tras unos años alejados de la política, regresó al ejercicio público en 1987,
ingresando en la Agrupación Tinerfeña de Independientes (ATI), compaginando su
cargo de consejero de Cultura, Educación y Patrimonio Histórico del Cabildo de
Tenerife con el de edil portuense. En 1995, accedió de nuevo a la alcaldía tras
realizar una moción de censura sobre el que fuera alcalde de la ciudad portuense,
Salvador García Llanos (PSOE). Continuaría como alcalde hasta 1999, momento en
que la victoria de García Llanos relegaría a Marcos Brito a la oposición desde
1999 a 2003, liderando una oposición de la que regresaría de nuevo a ocupar el
cargo de alcalde entre 2003 a 2007, a través de un pacto realizado con el
Partido Popular. Las elecciones de 2007 representaron una nueva derrota para
Marcos Brito, una derrota agridulce que culminaría con una nueva moción de
censura conjunta de Coalición Canaria y el Partido Popular –2009- contra la que
fuera alcaldesa portuense, Lola Padrón (PSOE). De nuevo, en las elecciones de
2011, CC volvería a pactar con el PP, convirtiéndose Marcos Brito en alcalde
por quinta y última vez en su vida.
Marcos Brito era consciente de
la necesidad de escuchar a los demás, de servir al pueblo que depositaba en él
su confianza y su voto con honestidad. Artífice de CC en el Puerto de la Cruz,
contó con el apoyo de afiliados y de su propio grupo, que consideraba a Marcos
Brito como un ejemplo en la defensa de esta tierra. Hasta el final de sus días,
trabajó y defendió los intereses de la ciudad a la que sirvió durante cinco
mandatos como alcalde. Afiliados y amigos recuerdan con lágrimas las virtudes
de un hombre que dedicó muchos años de su vida al ejercicio público. Su muerte, sin lugar a dudas, deja una huella
imborrable en la historia reciente del Puerto de la Cruz. Murió Marcos Brito,
pero queda la obra de un alcalde que contribuyó de forma decidida al esplendor
y desarrollo de la primera ciudad turística de Canarias.
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