José Peraza
Hernández
Por
experiencia he visto, dejando lo que en muchas partes he leído, el gran bien
que es para un alma no salir de la obediencia. Habiendo dado su Majestad, por
su bondad, dado luz de conocer el gran tesoro que está enterrado en esta
preciosa Virtud, he procurado, aunque flaca e imperfectamente tenerla.
Según el Padre
Rafael María López Melus, carmelita, en su libro "El escudo del
Carmelo", en el año 1.899, el anónimo "Un amigo del Carmelo"
escribía un artículo sobre las Armas del Carmelo con aire de estudio crítico.
"Es bastante difícil precisar exactamente el origen del blasón de los
carmelitas y señalar en que época ha sido adoptado por la Orden, pero todo
conduce a creer que esto fue en el inicio del siglo XII, cuando la primera
Cruzada llevó a Tierra Santa--cuna de la Orden--a estas multitudes europeas que
se distinguían entre ellas al menos por ciertos signos, por ciertos colores
propios de cada familia". En efecto, esta es la época de aquel gran
movimiento causado por las Cruzadas, que vienen con numerosos latinos, entre
ellos los religiosos del Monte Carmelo. Américo, patriarca de Antioquía,
determinó modificar la manera de vivir de estos piadosos ermitaños y los acerca
en lo más posible a las costumbres en uso entre los religiosos occidentales y
les da como primer general latino a San Bertoldo.
Pero, ¿Qué
significado tiene un escudo en una orden religiosa?. A esto respondio el Padre
Zazza: "La historia de la heráldica nos enseña que el símbolo o el escudo
era antes usado por los guerreros, que era estampado o realzado sobre la coraza
ya que prácticamente era de la misma forma entre muchos pueblos diversos. En
una fecha posterior fue cuando los eclesiásticos y demás comenzaron a usar
estos signos, los eclesiásticos, generalmente usaban un escudo en forma ovular
mientras los demás lo usaban en forma romboide".
La historia
del Carmelo tiene muchos puntos oscuros. Todo parece remontarse a una gran
antigüedad, pero la dificultad radica en que no existe constancia escrita de
los hechos. El primer escudo Carmelita que se encuentra es del frontispicio de
la vida de San Alberto de Sicilia escrita en 1.499 por fray Juan María de
Novalaria y en las Constituciones impresas en Venecia en ese mismo año. Después
se reproducen en los breviarios y misales carmelitanos impresos en 1.500, 1.504
y 1.509. Anteriores a esta época se pueden buscar escudos carmelitanos en
libros litúrgicos u otras pinturas. En ellas se puede apreciar cómo los
carmelitas de los siglos XIV y XV trataban de expresar en los muros de iglesias
y claustros igual que en los pergaminos de los libros la doble idea que dio
origen al Carmelo: María y Elías. Ellos son los fundadores de la Orden y de una
u otra forma trataban de dejarlo plasmado en sus dibujos y pinturas al igual
que en sus escritos.
Pero hablar de
la orden Carmelitana sin referirse a Santa Teresa de Jesús es algo
verdaderamente imposible, tal es la fuerza y la influencia, de la Santa en la
Orden. Su nombre era Teresa de Ahumada, nació en 1.515 (23 de Marzo) es
sobradamente conocido, para que incidamos en ese punto. Queden estos datos para
la historia, y no para el motivo que estamos tratando. Lo que interesa conocer
son sus relaciones con el Carmelo: el 2 de noviembre de 1.535, a los veinte
años, Teresa de Ahumada entra, como religiosa en el convento carmelitano de la
Encarnación, y un año más tarde toma definitivamente el hábito del Carmen.
Lo que aquí
nos interesa es su decisiva influencia en la Orden Carmelitana, y es necesario
efectuar una aclaración: la reforma de la vida carmelitana no se basó en poner
orden en una vida escandalosa. Fue un ansia de perfeccionar, transformar y
sobrenaturalizar una vida regular. Pero esta reforma no se hizo en forma
pacífica ni suave, porque tuvo que enfrentarse al aferramiento que tenían
bastantes carmelitas que no entendían bien que era lo que se debía transformar.
A partir de
1.560, es cuando Teresa de Ahumada, emprende la lucha que la llevaría a librar
innumerables batallas. Baste con decir que un confesor le negó la absolución a
menos que se comprometiera a renunciar solemnemente a su pensamiento sobre la
reforma. El primer paso que, impulsado por Santa Teresa se dio en la reforma
fue motivo de gravísimo escándalo en Ávila. La creación del convento de San
José de Ávila puso nerviosos a los potentados que sospechaban que con el
nacimiento de un convento pobre, este apelaría a su generosidad, aliviando sus
bolsillos. Protestaban las monjas de la Encarnación y tomaba partido el Concejo
de Ávila, junto con las amenazas del Corregidor. La batalla la ganó Santa
Teresa que en el año 1.563 consolida a las Descalzas. Ella misma, ya priora del
convento de San José, se quita definitivamente los zapatos. Quedaba la prueba
suprema: La llegada a Ávila para visitar los conventos de los frailes descalzos
y el de las monjas, el general de los Carmelitas, Juan Bautista de Rossi, al
que se le denomina en castellano Rubeo. La entrevista con Santa Teresa acaba en
un nuevo éxito para la Santa que
convence a su Superior de la conveniencia de la Reforma. El general de la orden
autoriza la fundación de nuevos conventos de las Descalzas. Comienzan los
infatigables viajes de Santa Teresa.
Tiene autorización para llevar a cabo
nuevas fundaciones en ambas Castillas, pero no en Andalucía. En Beas del
Segura, Santa Teresa se encuentra con Jerónimo Gracián, visitador apostólico
del Carmen en Andalucía. Beas era Castilla en lo civil, pero en lo religioso,
Andalucía. Teresa, sin darse cuenta traspasa la frontera de sus posibilidades,
al fundar la descalced en Sevilla. Los calzados encarcelan a San Juan de la
Cruz, el fiel amigo de la Santa de Ávila y Gracián es encerrado en el convento
de Alcalá de Henares. Pero en 1.580 finaliza la llamada guerra del Carmen, con
el triunfo de las descalzas. La madre Teresa está enferma. El 7 de mayo, con
ocasión de su estancia en Burgos, se despide de Jerónimo Gracián. Cuando llega
a Alba de Tormes está extenuada por la enfermedad, y a las nueve de la noche
del día 4 de octubre de 1.582, muere.
Era natural
que al referirnos a la Orden del Carmen no pudiéramos pasar por alto la
gigantesca figura de Santa Teresa. Solo nos queda consignar unos últimos datos
sobre la citada Orden: Fue fundada por Simón Stock en el siglo XIII, antes de
la reforma impulsada por Santa Teresa todos los miembros de la orden iban
calzados. A partir de dicha reforma, hoy existen calzados y descalzos, posición
está última que fue la defendida por la Santa de Ávila. Para terminar, señalar
que el hábito y el escapulario son de color negro o pardo, y la capa o manto,
blanco.
En lo que se
refiere al Monte Carmelo, del cual tomaron el nombre los carmelitas su carácter
de lugar sagrado viene de antiguo, ya que los sirios lo veneraron como a una
divinidad. Se trataba de un culto donde no había estatuas, ni templo, tan solo
un altar donde se ofrecían los sacrificios. En el siglo IX antes de J.C. los
sacerdotes sirios sacrificaban allí en honor de su dios Baal. Elías, durante el
reinado de Acab, proclamó en este monte que Yaveh y no Baal, era el dios
verdadero. En la actualidad, los árabes lo conocen con el nombre de Ybeb Mar
Elyas (Monte de San Elías).
No hay comentarios:
Publicar un comentario