Evaristo
Fuentes Melián
Se sabe, por uno de los primeros
mandamientos del periodismo, que los rumores no son noticia. Pero cuando la
manera de actuar en un conflicto político pro belicista se repite hasta la
saciedad, el rumor se puede convertir, a la chita callando, en paradigma, que
viene a ser el polo opuesto.
Veamos: yo (gobierno de nación grande y
poderosa) te presto a ti (país tercermundista endeudado, empobrecido) unos
millones de dólares que, aunque te van a servir para salir del atolladero
momentáneamente, a la larga te multiplica los agobios financieros ad
infinitum, por los altos intereses con
que yo te los he prestado y con la condición de que tú te sigas sirviendo de la
cultura que yo te doy, cultura mentirosa, falsa y tergiversadora, a través de
cadenas de televisión y demás medios y redes digitales bajo mi control.
Simultáneamente, tú tienes un pequeño lio
en una comarca de miseria, en que se ha rebelado un líder guerrillero, que nos
recuerda a un fanfarrón antillano que gracias a Dios ya pasó a mejor vida. Para
darte mis créditos, te aconsejo, condición sine qua non, que debes ante todo
eliminar esos obstáculos que pueden conflictivizar a la región geográfica
entera, a todo un continente. Y siguiendo las pautas marcadas por mí.
A saber: A) atacar a mansalva y masacrar al
disidente y a su grupúsculo de ilusorios revolucionarios.
B) ver desde la
barreda las manifestaciones interiores y exteriores de protesta. C) seguir en
la labor de obstaculizar in situ la información veraz. Y D) asegurar así un
total éxito militar y financiero en la operación.
En resumen: repitiendo este modo de actuar
en similares casos, se consigue convertir el rumor de la desinformación
obligatoria subjetiva, en paradigma.
Moraleja: es como un carnaval, aunque al
final has de quitarte la máscara, si no te descubren antes.
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