He vivido
muchas vidas
y en cada una
de ellas he sido feliz.
Ello no me
exonera de haberme equivocado
e insistir.
Las
tentaciones son abalorios,
simbología de
lo que en algún momento fui repetidas veces.
Al final solo
he conservado una flor,
una pequeña
flor que brilla
cuando en el
cielo se abren las estrellas.
Ya lo he
dicho:
lo diminuto se
vuelve trascendente.
Los amigos
también desaparecen como todo lo demás,
me acompañan
sin retorno.
He declarado
mi libertad de ser libre,
resguardo mi
memoria en las raíces,
en el verde y
leve color de los pétalos.
Miro hacia el
cielo y burbujea,
acaso también
soy yo una burbuja
y doy vida a
todo lo que me conforta.
Al final nada
quedará
salvo esa
flor, sobre la que detendré el camino.
Para morir de
pie.
Única
Invencible
Maravillosa
¡Sola!
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