Evaristo
Fuentes Melián
Ramón Gotarredona Prats fue en 1961 Capitán
General de Canarias y África Occidental Española, con sede en Capitanía SCTF.
Era un hueso con los oficiales a sus órdenes, mientras que a la tropa sin
graduación la trataba digamos, dentro del ámbito militar, lo que podemos considerar hasta con
cariño. Gotarredona era un hombre recio, duro y firme, como corresponde a un
jefe militar de vocación incuestionable.
Y voy
a contar una anécdota: estaba un miliciano alférez de la IPS (que fue aquel
desaparecido acuartelamiento de verano para estudiantes universitarios, que
estaba enfrente del aeropuerto de Los Rodeos), de una familia muy conocida en
Tenerife, cuando en una de las maniobras o marchas militares iba en un esbelto caballo, mientras que la
tropa sin graduación lo acompañaba a
pie, caminando, como dice el refrán “en el coche de san Fernando, un
ratito a pie y otro ratito andando…”.
Pero tuvo el alférez de marras, la mala
fortuna de que, en una de esas maniobras o marchas, se tropezó de improviso,
nada menos que con el Capitán General Gotarredona. Y al percatarse el general
del señoritismo del alférez--- él a caballo y
los demás ‘guripas’ a pie---, le hace bajar de la montura y encarga a
uno de los soldados que se lleve al cuadrúpedo a su caballeriza. Pero el
soldado tuvo la mala fortuna de ser pisado en un pie, por una pata con
herradura de aquel ‘Rocinante’ de ocasión, lo cual le llevó a la enfermería, y
gracias a Dios sin males mayores, fue dado de alta al poco tiempo.
Y así se escribe la historia.
Espectador
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