Clara Lecuona
Varela
Tengo un oso
de peluche
el peluche
resulta dañino a mi salud.
Aun así,
duermo con él algunas noches.
En la mañana
estornudo.
Un estornudo
puede ser un recuerdo.
A veces regalo
mis recuerdos.
Nada varía
solo el hecho irrefutable
de las hojas
que se dispersan sobre mí,
mientras
atravieso el parque.
El parque
donde Martí
indica con
gesto admonitorio
Siento pena de
las estatuas.
tan solas.
tan llenas de
palomas y mierda.
La mierda
también resulta dañina a mi salud.
Digamos
entonces que soy alérgica
regalo
estornudos
y recuerdos.
Excepto para
Martí
para su dedo
que indica,
que todo me
dice.
Como nada
dicen estas palabras.
Ni las calles
de Santa María de los Buenos Aires,
por donde
transita algún conocido.
Ni Vancouver
de los santos y fríos recuerdos
Ni los aires
de Bajamar en invierno.
Esos mismos
aires
que hacen un
remolino mientras transito
escuchando
música,
atravesando el
parque
entre hojas
que caen de los árboles.
Las hojas me
rozan el rostro.
Se enredan
entre mis piernas.
Sobre el
cabello se extienden.
Caen sobre mi
vestido blanco
como en esas películas
románticas
que todos
adoran
y buscan con
ilusión.
Porque saben
no son ciertas.
Aunque lo
parezcan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario