Javier Lima
Estévez. Historiador
El municipio
tinerfeño de Los Realejos representa el lugar de nacimiento para trayectorias
que han marcado un destacado papel en diversos ámbitos, contribuyendo de forma
decidida en la realidad social, cultural, económica, política y religiosa de su
época. A lo largo del presente trabajo mostraremos múltiples cuestiones
asociadas a la trayectoria histórica de personalidades del municipio entre los
siglos XVIII y XIX, teniendo presente como base la publicación del Memorialista
de la Villa de La Orotava, investigador y genealogista, Antonio Luque
Hernández. Su trabajo, bajo el título “Brevísimo catálogo de realejeros
ilustres”, es fuente de consulta indispensable para realizar una aproximación
al perfil histórico de realejeros que, por diversas circunstancias, poseen
trayectorias dignas de atención. Siguiendo sus pasos y consultando numerosas
fuentes, incluimos en la siguiente nómina al dominico fray Agustín de Veraud,
Lector de Filosofía en el convento de San Benito de La Orotava, a lo largo de
su vida se preocupó por el estudio de diversas materias culturales. Dejó
escritas varias obras literarias: El arte pequeño de la gramática latina, Arte
métrica o poética latina, Nomenclátor castellano y latino, Aulea grammaticae o
Alectero-machia, o de la riña de gallos, poema latino escrito en la ciudad de
La Laguna en 1758, tal y como recoge José de Viera y Clavijo en su “Biblioteca
de los autores canarios” insertada en su monumental obra Noticias de la
historia general de las Islas de Canaria. El profesor universitario Manuel
Hernández González, anota en su obra Los Conventos de La Orotava la descripción
de un individuo en el que penetró «la ideología ilustrada de su siglo, la
afición por la Ciencia Nueva, tratando de transformar el espíritu educativo de
su orden» constituyendo su vida y obra una «excepción dentro de la orientación
educativa del convento dominico».
Dámaso Antonio
de Quesada y Chaves representa otra de esas biografías dignas de atención. Dejó
escrita una interesante obra sobre la historia de las Islas Canarias bajo el
título Canaria Ilustrada y Puente Americano. Conocemos algunas referencias
sobre Quesada y Chaves a través de Viera y Clavijo. Así, sabemos que tras la
realización de un viaje a Italia por parte del polifacético realejero, éste
llegó a escribir al marqués de la Villa de San Andrés, comunicándole la
presencia de Quesada y Chaves, una mención que realiza de pasada y sin entrar a
comentar nada en torno al personaje.
Otro realejero
ilustre sería Antonio de Rojas y Abreu. Según establece el profesor Manuel
Hernández González, su formación transcurrió en tierras peninsulares,
estudiando Derecho Canónico en la Universidad de Granada y Civil en la de
Salamanca. Fue alcalde mayor de La Laguna, en su isla natal, hasta su embarque
para La Española, donde se quedó hasta 1742, siendo fiscal de la Audiencia
dominicana en 1734. Contrajo matrimonio con Juana Clemencia en la isla de Santo
Domingo, siendo nombrado alcalde del crimen y juez provincial en la real
audiencia de México, tal y como establece Víctor Gayor en su obra Laberintos de
justicia: las reglas del juego.
Otro ser de
indudable interés es Amaro José González de Mesa, calificado por Viera y
Clavijo como «ciudadano de grandes talentos y recursos». Bachiller en Cánones
por la Universidad de Salamanca el 5 de septiembre de 1731; Bachiller en Leyes
por la misma Universidad, el 19 de enero de 1735; Licenciado en esta última
Facultad el 22 de junio siguiente. Llegó a ser Consiliario en propiedad y
Rector de aquel Centro durante el curso de 1733 a 1734. Datos de notable
interés extraídos del Nobiliario de Canarias.
El Coronel
Baltasar Gabriel Peraza de Ayala y Machado. Tal y como apunta el Nobiliario de
Canarias, desempeñó en la isla de Tenerife el cargo de fiel ejecutor y regidor;
síndico personero general; diputado y mensajero elegido para dar la bienvenida
a Fernando VI ante su llegada al trono. Además, fue diputado del Ayuntamiento y
elector del síndico personero. En el ámbito de la corporación municipal, actuó
como diputado de Meses en los cabildos; de Corte; de Fiestas y de Indias; de
Montes y de Aguas y procurador mayor. El nombre de Baltasar Gabriel permanecerá
para siempre unido a la bulliciosa ciudad Patrimonio de la Humanidad, pues,
tras su traslado a La Laguna mandó a construir una hermosa vivienda y capilla
anexa consagrada al culto de la Santísima Trinidad.
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