Salvador García Llanos
Zoilo, Zoilo López Bonilla, es el personaje de moda en la
red social Facebook, donde viene publicando una serie que parece inacabable de
fotografías que responden a una época muy concreta del Puerto de la Cruz, a los
años dorados de la ciudad, entre las décadas de los sesenta y de los setenta
del pasado siglo. Zoilo era de la juventud vanguardista de la época, la que
aprendió entre extranjeras, ligues, vida cómoda, música disco en altos
decibelios o baladas al viento nocturnal, entre locales de fama fácil que
cerraban cuando despuntaba el alba y amanecidas de churros o bocadillos de
caballa en las proximidades del muelle o escaladas a pie a la fuente de
Martiánez, a las urbanizaciones próximas con parajes oscurecidos y a La Paz, en
la que descollaban las construcciones más modernistas.
Procedente de La Cuesta, de Santa Cruz, la familia López
Bonilla se afincó en el Puerto en pleno proceso de crecimiento turístico, que
acogía una sustancial transformación en los modos de vida y en los usos o
hábitos sociales. Aún recordamos a su padre, un gran profesional de los
servicios de restauración y hostelería. Y a su esposa, a doña Pepa, siempre
minuciosa observadora, siempre al día de los trajines y movimientos domésticos
de la ciudad.
Zoilo jugó al fútbol, en un equipo ya desaparecido, el
Atlético Porteño, donde sobresalía por su estatura, por su porte con el balón,
por su oficio como medio volante de apoyo, que así se decía entonces. Jugó
también en equipos de aficionados. Siempre con máquinas fotográficas al hombro
o colgando del cuello, bien vestido, lucía ropa de marca con elegancia. Fue de
los primeros que combinó chaqueta o americana con vaqueros o bluyines.
Frecuentaba ambientes juveniles, estudiantiles y sociales que se ponían de moda
simplemente con una canción o alguna vestimenta modernista. En San Telmo y
Colón, en El Peñón o el muelle, sobre todo, al mediodía, por la tarde y por las
noches. Su recordado y malogrado hermano Pepe, con mucha sensibilidad musical y
cinematográfica, fue auxiliar de notaría.
Zoilo, finalizada aquella etapa, se marchó a Barcelona en
cuya universidad se licenció en Bellas Artes. Se alejó del Puerto y de las
islas más nunca olvidó aquellas andanzas y peripecias de juventud. Y por eso se
recreaba en sus rincones preferidos cada vez que retornaba, aunque ya la
fisonomía urbanística y sociológica de la ciudad había cambiado notablemente.
Zoilo llevó consigo innumerables negativos y archivos
desordenados que ahora ha ido aflorando y publicando en redes sociales, como si
quisiera dejar constancia de su condición de testigo visual -narrador visual se
autotitula- de una época memorable del Puerto de la Cruz. Siempre dijimos que
estaba pendiente de escribirse esos años granados, alegres, distendidos,
ajetreados, movidos... y ha llegado
Zoilo con sus gráficas para retrotraernos a
sus esencias, a los gestos, a las miradas, a las aspiraciones, a los
desarrollos tempranos, a la integración natural, a la convivencia cosmopolita
sin que el idioma fuera obstáculo y, por qué no decirlo, al esplendor de una
ciudad donde todo era posible y que no tenía rival en lo que a ocio y diversión
concernía.
Varios días, semanas ya, con fotos de amigos, de rostros,
de reuniones, sueños de otrora, de acontecimientos lúdicos... Los usuarios
portuenses de Facebook están encantados. Muchas veces me pediste que te contara
esos años, tituló Juan Cruz Ruiz una de las mejores entregas de su fértil
memoria. Fue una época que merecía quedar plasmada. Por eso hay que agradecerle
a Zoilo López Bonilla dos cosas: una, que haya conservado fotos y negativos; y
otra, que haya decidido darlos a conocer en esta época de comunicación digital
e instantánea, cuando unos rememoran, otros reviven y los portuenses ya tienen
una rica fuente a la que acudir para entender cómo fue una ciudad en su época
de un inusual esplendor.
No me merezco un artículo tan minucioso y exacto como el de mi buen amigo Salvador. En cualquier caso, acierta en el compromiso de mi pretensión de hacer llegar hasta el Puerto de la Cruz el trabajo de toda una juventud dedicada a sentar actualidad de lo ocurrido.
ResponderEliminarGracias por todo. Zoilo