Bienvenidos al Diario del Valle

SEARCH

sábado, 14 de diciembre de 2019

MÁS FUNDAMENTO, POR FAVOR


Pedro Ángel González Delgado

Todo superhéroe tiene su antagonista al que, erróneamente, se califica como villano por el mero hecho de oponerse al que se cree protagonista. Es una estrategia sencilla, pero que cala. Se ha llevado a la sociedad a un estado en el que califica de villano a todo aquél que sea el antagonista de la historia que nos cuentan, pero lo cierto es que no todos los contrincantes son bellacos, ni todos los abyectos son los adversarios, pues son cosas diferentes y, desgraciadamente, son estigmatizados conforme al lugar que alguno, erigido como mesías no sabemos muy bien de qué, ubica a los demás.

El socialismo desde sus inicios trabaja en el culto al líder y, de esa forma, todo aquél que ose oponerse al pensamiento único que se dirige desde el paladín autoproclamado progresista, únicamente por ser discrepante, es conceptuado como infame, en lugar de como divergente, siguiendo esa teoría por la que, a través de la falsa superioridad moral de la izquierda, se permite graduar la categoría de los demás.

Esta forma de hacer las cosas las tiene bien aprendidas Marco - sin ese - González que, sabedor de la necesidad de convertirse en líder, hace que todos y cada uno de sus pasos sean seguidos por los flashes (no el metahumano Flash y su antagonista Reverse Flash), sino el de las cámaras que lo siguen doquiera que pisa, no vaya a ser que su mejor sonrisa pase desapercibida. Conoce bien las redes sociales y en ellas debe aparecer día sí y día también, de forma que, además de hacer política, la de la publicidad, no la que se escribe en mayúsculas, da cobertura a su vanidad.

De esa forma, si su poder es la sonrisa, la antítesis será la seriedad. Igualmente, si su virtud es una supuesta espontaneidad, lo contrario será el orden y el rigor. Con ello, por un lado, demoniza a los que han demostrado sensatez, armonía y rigurosidad en la gestión y, al mismo tiempo, consigue un pretexto para sus desmanes, desaciertos y despilfarros. Todo lo justifica la sonrisa que, a fuerza de forzarla, se asemeja más al Joker que a Batman, olvidando, todo sea dicho, que éste último es el bueno y no el primero, por mucho que su gesto muestre la risita. 

Un semestre se ha cumplido ya del nuevo mandato. Medio año, que se dice pronto, en el que la herencia recibida se va agotando y se hace cada día más necesario ver la gestión que a la administración se debe imponer. Y es así donde flaquea quien se considera a sí mismo como glorioso, como una perfecta imperfección como ha llegado a definirse. Así, el regidor de los destinos de los ciudadanos del Puerto de la Cruz, trata de disimular su debilidad con luces y globos de colores, pero hasta en esto falla. Solamente así se explica que muchas de las actividades que a bombo y platillo se anunciaron dentro del programa de actividades, o bien hayan resultado un fiasco, o bien ni siquiera se hayan celebrado. De esa suerte, se convoca para un acto de decoración de la Plaza Manuel Ballesteros en el barrio de Punta Brava que no se celebra. Se invita a acudir a la inauguración de un Portal de Belén en una Asociación de Vecinos que no está terminado, así como se anuncia un concierto de piano en el Castillo San Felipe en el que ni hay piano ni pianista. Todo sea por rellenar un programa de actividades con el único fin de aparentar que se es mejor que el anterior, pero luego la realidad es tozuda. Es tan testaruda que permite darse cuenta que el Niño Dios ha desaparecido del programa de festejos que celebra la Natividad del mismo, como también se ha volatilizado cualquier acto conmemorativo de la Constitución Española en las Casas Consistoriales del Ayuntamiento de Puerto de la Cruz, poniendo con ello su impronta este desgobierno socialcomunista, que trata de hacer olvidar nuestras raíces y nuestra forma de convivencia, aplicando la máxima del afamado escritor colombiano cuando nos decía que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido.

No se trata en exclusiva de una falta de dirección en las políticas de actos o de defensa de nuestras tradiciones, toda vez que el desbarajuste se nota también en el trabajo ordinario de las áreas. El reparto de competencias a las que quisieron ponerle nombres más llamativos para destacar, afecta a la distribución de los quehaceres y, de esa forma, obras de mantenimiento absolutamente sencillas de realizar, pero imprescindibles para el ciudadano, no llegan a ponerse de acuerdo ni siquiera en el departamento que debe hacerlas. A su vez, se llega a afirmar que se están realizando obras, sin que el plazo de contratación de la empresa que pudiera optar a acometerlas hubiera finalizado. Se comete el desacierto de adjudicarle la organización de un acto a una empresa por importe cercano a los treinta mil euros y el contrato se firma algunos días después del acto que, por cierto, ni novedoso, ni mejor que los anteriores, aunque su costo fuese bastante superior. Y así, un sinfín. Por ello, a este grupo de colores y alegrías que dirige los destinos portuenses únicamente podemos pedirle por Navidad, un poco más de fundamento, por favor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario