Salvador
García Llanos
Miguel
Ángel Méndez (Gente de orden, Eurosport) conduce la penúltima innovación en el
periodismo deportivo de nuestros días, ese en el que “ya está todo inventado”,
socorrida y repetida frase que solo viene a reflejar inmovilismo y
funcionarización. Pero Méndez se ha empeñado en demostrar lo contrario: una
fórmula sencilla y hasta sosegada en la que destacadas figuras del deporte y
del periodismo afrontan, por parejas, mediante alguna afinidad o algún nexo
común, una conversación distendida en la que destacan seleccionados pasajes de
sus vivencias y de sus logros los cuales van intercalando con relatos y
opiniones que trascienden la propia esfera deportiva.
No
es fácil acertar, pero Méndez y su medio lo intentan. El periodismo deportivo,
inoculado por un virus maligno que propende al show o al espectáculo, hace
tiempo que parece estancado, sobre todo cuando no rueda el balón o cuando no
hay actividad en las canchas, cuando es difícil encontrar alternativas y
mantener el interés una vez acabada la transmisión y la emoción o la pasión del
directo dejan paso al tiempo de análisis y comentario, que suele estar muy
condicionado por la presencia de personajes y protagonistas.
El
periodista ofrece una explicación persuasiva: “El periodismo deportivo -dice-
ha cambiado a una velocidad tremenda en muy poco tiempo y uno de los problemas
que estamos teniendo es que está costando adaptarnos a las nuevas tendencias de
consumo”. Tal es así, que no le importa reconocer que “en ocasiones nos hemos
confundido bastante al creernos parte de la historia y nosotros solo somos
testigos”. Claro, Méndez parte de la premisa siguiente: “Tenemos la fortuna de
cubrir eventos muy potentes y hay un momento en el que te metes tanto que crees
que tú también formas parte de la historia y has ganado o has perdido”.
Ahí
brota la confusión, la del propio profesional y la del receptor de su narración
o de su escritura. Y hay que tener presente que ese receptor no es sujeto
pasivo sin más, sino que es participativo y tiene capacidad para tomar la
iniciativa, por lo que se acentúan las exigencias sobre el periodista
deportivo. El profesor de la Universidad de Sevilla, José Luis Rojas Torrijos,
es autor de un interesantísimo trabajo en el que vislumbra un nuevo campo de
experimentación y análisis en los próximos años y se refiere a las nuevas
tendencias y perspectivas de futuro del periodismo deportivo, admitiendo que
este ha sido capaz de reinventarse “incorporando nuevas herramientas
tecnológicas aplicadas a las tareas periodísticas para ofrecer formatos
renovados que empiezan a marcar tendencias en otras áreas informativas. Este
ámbito periodístico despunta como un terreno innovador, pero también como un
área de emprendimiento”.
Las
respuestas, entonces, deben estar a la altura. Independientemente de la más
provechosa utilización de los recursos tecnológicos y del proceso de
especialización que asuma, es ahí donde el periodista deportivo debe esclarecer
del todo su papel, interpretarlo con solvencia consciente del público al que se
dirige, es decir, superar las tentaciones de vedetismo y la confusión con el
uso de las redes sociales. Es muy positivo, en ese sentido, que los
profesionales de la información deportiva se autodisciplinen. Es cuando procede
hablar de la ideología profesional. Aunque en el género, según creencia muy
extendida, quepa todo, Miguel Ángel Méndez recomienda que hay que volver “a ese
punto equididante que hemos perdido”.
Solo
así será posible evitar la perversión del mensaje y generar productos creíbles
y de calidad.
(Artículo
aparecido en el digital idiomaydeporte.com, dirigido por el profesor Jesús
Castañón Rodríguez, doctor en Filología Hispánica por la Universidad de
Valladolid).
Cómo
se cita este trabajo
GARCÍA
LLANOS, Salvador: “La equidistancia en el periodismo deportivo”. Idioma y
deporte [en línea]. 1 de enero de 2020, número 223. [Consultada: 1 de enero de
2020]. Disponible en: ISSN: 1578-7281.
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