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sábado, 14 de diciembre de 2019

MELECIO HERNÁNDEZ PÉREZ Y LA LIBRERÍA BOTÁNICO: UNA VIDA AL SERVIO DE LA CULTURA DEL PUERTO DE LA CRUZ


Javier Lima Estévez. Historiador

En el contexto de la celebración de su cumpleaños y con la finalidad de sumarnos a las muestras de gratitud por su trabajo y compromiso con la investigación, reproducimos a continuación la entrevista que realizamos al Memorialista Melecio Hernández Pérez (Puerto de la Cruz, 14-12-1933) para el número 11 de la revista Cartas Diferentes.

Javier Lima Estévez ¿Desde cuándo se inicia tu interés por los libros?

Melecio Hernández Pérez. Un amigo de mi padre, apellidado Quintero, sabedor de que los seguidores del golpe militar de Franco estaban visitando las casas de reconocidos socialistas para incautarse fundamentalmente de libros, se apresuró a enterrar una parte de ellos, previa envoltura resistente en la huerta anexa a la casa familiar del Botánico. Los ignorantes lacayos e inquisidores distinguían los libros “peligrosos” por el color; así, se llevaron un indeterminado número de ejemplares de lomo “rojo”, al igual que  un aparato grande de radio para coronar la requisa.

De pequeño sentía una inquietud especial por la letra impresa y muy pronto me inicié en la lectura gracias a los volúmenes que se salvaron de aquella salvaje expoliación. Leí los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, Obras poéticas de José de Espronceda, así como un libro del poeta mexicano que se suicidó por amor, Manuel Acuña, y algunos tomos sueltos de la interesante Biblioteca para Niños, editados por Ramón Sopena de Barcelona. Entonces memorizaba los poemas de Espronceda. Así fue como me aficioné al placer de leer y amar los libros e interesarme por la poesía y la Historia. Con el tiempo he llegado a contar con una importante biblioteca, porque como dijera Benjamín Franklin, “Carecer de libros propios es el colmo de la miseria”.
JLE. ¿Cómo llegas a trabajar en el mundo empresarial del libro?

MHP. La empresa en la que trabajaba, al fallecer repentinamente el 31 de enero de 1981 Nicolás Hernández-Siverio Pérez, figura representativa de la misma, me encontré abocado a intervenir en la partición del negocio con su otro hermano Norberto por mi responsabilidad de director-gerente. Después de un largo periodo de reuniones y aportación documentaria de la herencia a dilucidar, con el asesoramiento de los letrados de ambas partes, una vez resuelto el caso, decidí emprender mi propio negocio, pese a que otros empresarios del ramo me solicitaron trabajar en sus firmas comerciales. Pero ya lo tenía decidido y asumí lo que dijo san Francisco de Borja: “Nunca volveré a servir a señor que se me pueda morir”.

JLE. ¿Por qué decides crear una librería?


MHP. Pues porque como ya te he adelantado, los libros significaban mucho para mí, por cuanto se aprendía de ellos. La negación a volver a ser empleado y la situación de paro con familia e hijos me llevaron a la apertura de una pequeña librería que complacía mi vocación y la satisfacción de poder estar al corriente de las novedades editoriales. Pensé que sería un acierto este tipo de negocio al estar ubicado en una zona muy poblada y de cuyos vecinos y clientes tanto mi mujer como yo hicimos amigos entrañables. También favoreció el paso de turistas y visitantes ante la proximidad del Jardín Botánico y estar flanqueado por magníficas urbanizaciones y hoteles, amén de un atractivo y moderno centro comercial. Con la benevolencia de mi madre y hermanos habilité una habitación de la casa familiar en la Avda. VI Marqués de Villanueva del Prado, del barrio Botánico, y abrí la puerta en 1986.

JLE. ¿Cuál era la situación en el sector librero portuense cuando decides crear la librería?

MHP. Hacer ahora y aquí un estudio de la situación del sector en la ciudad turística del Puerto de la Cruz requeriría un tiempo y trabajo de investigación. Sin embargo, las librerías de la ciudad continuaron funcionando regularmente por aquellas fechas, e incluso, alguna nueva se incorporó al gremio. Pero en la zona en que me desenvolvía a pesar de la crisis mundial del petróleo de 1973 que afectó a la entrada del turismo y, por tanto a la economía en general, alcanzó toda la década de los 80 y parte de los 90, la librería Botánico siguió su línea de venta de libros especializados en flora, fauna, novedades canarias y últimas publicaciones de variada temática tanto de autores nacionales como extranjeros, además de guías turísticas, prensa, revistas, material de oficina y escolar entre otros servicios adicionales, tales como fotocopias y encuadernación. El secreto en los negocios está en la buena administración, trabajar con ilusión y sentido común, contando con colaboración interesada, en este caso de mi mujer; pero lo más importante es atender con corrección y amabilidad al tiempo que orientar con conocimiento al  posible comprador, y cuando no tenía el libro solicitado garantizaba que al día siguiente podía contar con él. Esta táctica valía ganar al cliente para siempre, y así me acredité aplicando seriedad y cumplimiento.

JLE. ¿Qué destacarías de aquellos años?

MHP. Los últimos años laborales antes de mi jubilación los dediqué como queda dicho a una profesión a la que hasta entonces no había ejercido. Y te puedo asegurar que me adapté placenteramente al ejercicio de librero, un trabajo totalmente diferente, pero muy afín a mi vocación primera, actividad que destacaría a lo largo de los años pues me permitió culminar el sueño que nunca pensé realizar. También me sirvió para vincularme con muchas personas y firmas distribuidoras del mundo empresarial del libro, como uno de los valores de aquellos ya lejanos años.

JLE. ¿Podrías señalar alguna curiosidad o anécdota de aquella profesión?

MHP. Las hay, como la de un “turista” al que le aconsejé visitar Las Cañadas del Teide, pero cuando volvió al siguiente día me espetó: ¡Si yo sé que solo son piedras no hubiera ido, en mi tierra ese terreno estaría plantado de olivos! Anécdotas aparte, si no te importa, prefiero relatar un hecho real y muy desagradable que sucedió en el interior de la librería. El 26 de mayo de 1999, encontrándose sola mi mujer y a eso de las 3 de la tarde, un individuo excitado y sudoroso, vistiendo ropa deportiva, que resultó ser marroquí de 36 años y drogadicto con numerosos antecedentes policiales, la amenazó con un cuchillo de grandes dimensiones, exigiéndole que le diera  el dinero que había en la caja registradora, ya que lo necesitaba para comprar droga. De forma violenta, poniéndole el arma blanca en el tórax le dijo si así no lo hacía la mataba. La víctima, mi mujer, no dudó en darle el dinero (unas sesenta mil pesetas), pero cuando desapareció el ladrón, sufrió una crisis nerviosa con desvanecimiento incluido. 

El individuo, una vez detenido por numerosos atracos en distintos lugares de la Isla, junto con las diligencias instruidas, fue puesto a disposición judicial, con resolución de  pena de cárcel, de la que era asiduo inquilino.

JLE. A tu juicio, ¿cuáles son las principales diferencias respecto al sector del libro antes y ahora?

MHP. Pues entendiendo por antes la época en que abrí el negocio, entonces podía montarse una librería con miras de futuro, mientras que hoy es un riesgo como confirman los numerosos cierres de empresas de este tipo. Un buen ejemplo a escala nacional valdría el de la emblemática librería Cervantes de Salamanca que está en peligro de terminar su actividad iniciada en 1921.

JLE. Sabemos que eres autor de centenares de artículos publicados en prensa desde hace más de cincuenta años y autor de diversos libros con temática  histórica ¿Qué te ha motivado a escribir durante tanto tiempo?

MHP. Mi interés por el conocimiento de la Historia en general y en particular por la de mi pueblo natal, Puerto de la Cruz, me llevó a adentrarme en su ingente pasado, tanto en el campo de la investigación como el de la divulgación que durante más de cincuenta años he dado a conocer a través de artículos en prensa, revistas y libros, por voluntad propia  al tiempo que disfrutaba escribiendo. También porque, salvo excepciones, la gente se interesa poco por estos temas, pero “escribe que algo queda”.  

JLE. ¿Cuál es tu opinión respecto al futuro del libro? ¿Formato papel o digital? 

MHP. No cabe duda que desde principios del siglo en el que vivimos el libro electrónico o digital se ha ido imponiendo restándole mercado al libro formato de papel, lo que hace suponer que las nuevas y no tan nuevas generaciones a través de los distintos soportes han garantizado ya un éxito presente y prometedor futuro, como herramienta indispensable en el mundo civilizado. Sin embargo, somos aún muchas las personas que seguimos prefiriendo el libro tradicional de papel y que jamás desaparecerá. Yo lo defenderé siempre a capa y espada, entre otras cosas porque desde niño me ha acompañado como el mejor y más sabio de los amigos.   

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