“…El turismo da trabajo a millones personas en todo el
mundo, de forma directa o indirecta. La mayoría de estos empleos se crean en
pequeñas y medianas empresas familiares…” Organización Mundial del Turismo
(OMT)
IMPRESIONANTE MUNDO DE POSIBILIDADES: HAY QUE INSTAR,
PRESIONAR, INSISTIR…
SUEÑOS Y REALIDADES
Volviendo a insistir en nuestra visión turística de
Iberoamérica, contamos que en los años sesenta del pasado siglo, hablar de su
desarrollo turístico era algo bastante más ilusorio que una auténtica utopía.
En aquellos años, no se había oído siquiera hablar del Cancún mexicano, del
complejo de El Morro venezolano, y mucho menos aún, de Costa Rica, Nicaragua o
la isla de Cuba, como futuros destinos del turismo mundial. Brasil era quizás
la referencia más cercana a eso que hoy conocemos como “destino turístico”,
fundamentalmente por el mítico carnaval de Río de Janeiro que ya era una
poderosa llamada para quienes podían costearse la gran aventura que suponía el
largo viaje desde las tierras del norte del planeta, lugar principal donde
estaba asentado el nacimiento de la corriente turística mundial por aquellas
épocas.
Imagen del
carnaval de Brasil y sus escolas de samba en la “cidade maravilhosa” de Río de
Janeiro
Despertando de un largo letargo, la sociedad de la
criticada globalización, está avanzando a grandes zancadas hacía ese mundo
hispano, sedienta por conocer las infinitas bellezas que el mismo encierra, y
que en una inspirada noche, allá en la venezolana ciudad de Trujillo,
intentamos plasmar en un trabajito que titulamos “Sueños turísticos de América”,
que para entenderlo debidamente, habría que dotarse del más claro diccionario
de americanismos, pues desde las “lolas” o las “victorias” chilenas, hasta los
“cocheros chambaculeros” colombianos, hacíamos desfilar por sus breves páginas,
las inolvidable y sorprendentes imágenes de esta singular América, que hoy ya
han bendecido unos proyectos turísticos que suponen, sin ningún género de
dudas, el motor de su desarrollo armonioso tanto en su aspecto económico como
en el social. “El turismo es riqueza… para la persona, para la familia, para la
comunidad, para el mundo entero”, propagamos junto a la Organización Mundial
del Turismo.
La inevitable fotografía ente el imponente Cristo
Redentor, en el morro de El Corcovado, en Río de Janeiro, fiel notario de
nuestra presencia en uno de los símbolos turísticos más importantes del mundo.
EN BUSCA DE UNA RENTABILIDAD
Hace unos años, en la Feria Internacional de Viajes y
Turismo de Moscú, la coordinadora general del citado evento comentó que los
países latinoamericanos están constituyendo un especial atractivo para los
turistas rusos. Una situación impensable hace apenas unos pocos años.
Hoy, cuando el mundo se está reponiendo de la sorprendente
marcha ascendente del movimiento turístico internacional – más de 1.400
millones de turistas internacionales el pasado año 2018 - existen ya varios
millones de turistas que sueñan con visitar estos emocionantes y espectaculares
lugares que los más modernos medios de comunicación digitales ponen con sus
imágenes a nuestra disposición, para despertar el impactante deseo de su
visita. Iberoamérica no es una excepción. Es más, es uno de los destinos que
cada año crece de forma constante, según los datos contrastados por la
Organización Mundial del Turismo.
Los más impresionantes desarrollos turísticos invaden las
costas del Caribe, el Pacífico y ese mar Atlántico que va desde Colombia, hasta
la soñada Argentina, con su Mar del Plata, sin olvidar las playas de Carrasco o
Punta del Este, en la hermosa República Oriental del Uruguay…
Espectacular playa de Carrasco, en la ciudad de
Montevideo, un buen ejemplo del desarrollo turístico sustentable con sus
construcciones residenciales, y amplia avenida, muy lejos de las playas
mundiales ahogadas por imponentes edificios, que limitan sus horas de sol y
masifican sus espacios naturales.
Desde la Antártida hasta las mismas costas colombianas, la
continuidad del ambiente marinero del Océano Pacifico, nos ha llevado hasta la
famosa isla de Robinsón Crussoe, en el archipiélago chileno de Juan Fernández,
en una recordada inolvidable estancia en la celebración del 400 aniversario del
descubrimiento de este hermoso archipiélago, situado frente al puerto de
Valparaíso, nada menos que a 700 kilómetros de la costa, a donde llegamos
curiosamente acompañados del arquitecto canario Juan Julio Fernández compañero
de excepción en esta memorable ocasión… Sin olvidarnos, claro está, de nuestras
visitas a Valdivia, Puerto Mont, Viña del Mar, o la fantástica Isla de Chiloé,
para pasar a las costas peruanas de Lima, el Callao, las ecuatorianas de
Guayaquil, o las colombianas de Buenaventura, … Unas aventuras que, como tantas
otras vividas en nuestra América, ahora nos llevan a la reflexión y al estudio
de lo que el turismo está haciendo por estas legendarias tierras…
Chiloé, espléndida isla de la región austral de Chile, un
paraíso de la gastronomía marina, donde nuestros recuerdos nos llevan a la
degustación de sus “machas”, “picorocos”, “locos” …o los sensacionales “choros
zapato”
Y no es para menos. Son millares las horas que hemos pasado
en las aulas analizando y estudiando toda esta nueva situación de Iberoamérica,
acompañados de decenas de técnicos en turismo graduados en muchas universidades
americanas, que, con la colaboración de exitosos programas y serios capacitados
profesionales, disfrutamos realizando e ilustrandonos con estudios y trabajos
orientados al desarrollo turístico de sus propios países.
UN APORTE DE EXCEPCIÓN
Decíamos en varios anteriores trabajos de opinión,
realizado en publicaciones americanas y europeas, que, a la cuantiosa inversión
del empresariado en América, había que hacerle una lectura muy especial y un
explícito reconocimiento, en cuanto a su importancia en el desarrollo
socio-económico de todos los países donde se está desarrollando.
Nada más claro ni más positivo. Donde se está asentando e
impulsando la industria hotelera en América, está creciendo y despertando una
economía en paralelo en todas sus actividades, tal como el turismo proporciona,
y que está fuera de cualquier duda que pudiese suponer su excepcional
importancia.
“Al tiempo que crece el turismo, crece también la necesidad
de los destinos de mejorar su infraestructura para atender esta afluencia. Así,
nacen nuevos aeropuertos, carreteras, puertos deportivos, plantas de
tratamiento de aguas residuales, potabilizadoras, y decenas de adelantos que
aportan una mejora sustancial en la vida de los residentes locales…” y que
naturalmente son fuentes de creación de riqueza y de empleo.
Sin embargo, en toda esta espectacular acción que el
turismo comporta en los países donde se consolida como un destino, la más
significativa debe de ser la erradicación de la pobreza, y el desarrollo
cultural de sus habitantes. Algo de incontestable valor para llegar a la
calidad de vida que nos lleve a la cúspide de lo hoy llamada “cultura de paz”.
El aporte del empresariado en todo este desarrollo debería
estar contemplado de una forma determinante por los más importantes organismos
internacionales, pues no es de despreciar las cifras que indican que la
inversión en turismo aporta diez veces más puestos de trabajo que iguales
cantidades en las industrias pesadas… Cifras y datos que ya en 1971, manejaba
la Organización Mundial del Trabajo, haciéndonos ver, además, la significativa
preparación cultural que tienen que ofrecer los empleados en el sector
turístico, de forma incomparable frente a la de otras actividades de la
industria o el comercio internacional.
La fuerza excepcional de la reconstrucción de las más
señeras señas de identidad de los pueblos, es otro de los grandes aportes que
el turismo está ofreciendo a la sociedad. Un brillante modelo lo tenemos en
Costa Rica. Con su modélico Pueblo Antiguo, de inolvidables recuerdos para
nosotros.
PUEBLO ANTIGUO UN MODELO EJEMPLAR
Dentro de nuestros largos recorridos por ese país que no
tiene ejército, Costa Rica, son muchas las particularidades de esta nación que
nos llamaran poderosamente la atención.
En los numerosos viajes que hicimos desde San José hasta
Ciudad Colón, sede de la prestigiosa UNIVERSIDAD PARA LA PAZ, institución de
las Naciones Unidas, nuestros anfitriones acompañantes, Francisco Barahona
(rector de la misma) y sus distinguidos sabios profesores, queridos amigos,
tristemente fallecidos Gerardo Budowski y Felipe Matos, eran unos magníficos
guías que nos ilustraban sobre el contenido de un país que tiene las más
hermosas características como destino turístico. ¡Hay las “cercas vivas”!
Imagen clásica en Pueblo Antiguo, en San José de Costa Rica, un verdadero valor ejemplar de la contribución de la sociedad costarricense, al desarrollo del turismo en su país.
Tratar de Costa Rica y de sus posibilidades como destino
turístico en el privilegiado entorno de
Centroamérica, es para nosotros recordar los frugales almuerzos en la
UPAZ, los recorridos por las intrincadas carreteras costarricenses, los paseos
por el Río Zarapiquí con las bandadas de monos saltando entre sus árboles, o
las majestuosas playas donde ya tienen
sus sedes lujosos hoteles más de una de
las grandes empresas hoteleras españolas, avanzada comercial que da fe del
valor turístico de una nación que es modelo en la conservación de la
naturaleza, como ha sido reconocido por la propia Organización Mundial del
Turismo.
Dentro de todo este entorno, y a ello queremos referirnos
en este artículo, destaca de forma rotunda la creación de Pueblo Antiguo, algo
más que un parque de diversiones, fundado en los años 80 de pasado siglo, con la
idea de servir de soporte económico al Hospital Nacional de Niños. Pueblo
Antiguo ha pasado a ser un referente turístico de la ciudad de San José, que
ningún visitante de Costa Rica debe dejar de ver.
Construido sobre una gran superficie, encontramos en las
las más claras muestras de la arquitectura del país, con escogidos ejemplos como su primera estación del
ferrocarril, el cuerpo de bomberos – con sus camiones de la época - la primera librería de San José, etc. etc.,
llegándose a imitar calles y plazas de distintos lugares del país… Para que
todo este escenario fuese completo, asistimos un domingo en la mañana a una
impresionante representación de la vida
antigua de Costa Rica, donde carretas arrastradas por bueyes portaban los sacos
de café por sus adoquinadas calles, grupos de tertulianos con sus vestimentas
originales de la antigüedad adornaban las esquinas de la plaza, paseantes a
caballo, o en las más preciosas joyas de carrozas con briosos corceles
profusamente adornados, hacían contemplar un espectáculo inenarrable.
Ensimismados en este entorno, fuimos sorprendidos por una
representación con toda la adaptación propia de la época, del famoso Grito de
la Independencia, que consistía en toda una obra teatral, en medio de una
recoleta y muy ambientada plaza, que nos produjo de inmediato la idea de algo
similar en la hermosa plaza de la Villa de la Orotava.
Nos faltó tiempo en nuestro regreso a Tenerife, para
reunirnos con nuestro querido, apreciado ex alumno, y llorado amigo, José
Miguel Salamanca de la Peña, y comenzar a esbozar lo que se podía hacer en este
magnífico escenario. Lástima que el tiempo se nos lleve a grandes hombres,
dejándonos los proyectos por el camino, aunque también tengamos por el mundo
una caterva de ignorantes indocumentados pensando solamente en su ego personal,
que nos dejan muchas de las veces con la miel en los labios, como nos acaba de
ocurrir recientemente en Perú.…
UN MUNDO POR HACER
Cientos de profesionales, en cuya formación estamos
contribuyendo están regándose de muchas formas por toda Iberoamérica
impartiendo “cátedra” de unos conocimientos que están expandiéndose como un
gran paraguas de integración, sobre los más recónditos lugares, llevándoles la
cultura del turismo – así como suena – esa cultura que propicia la paz mundial,
la erradicación de la pobreza, la conservación de las “señas de identidad de
los pueblos”, etc. etc. etc., todas unas metas unidas, irrevocablemente, a la
consecución de mejor calidad de vida para los habitantes de La Tierra.
Ayuntamiento de
Garachico, Ramón Miranda alcalde en esa memorable ocasión, preside la entrega
de su Diploma, al profesional chileno José-Antonio Barrueto, excepcional alumno
de nuestros cursos de maestría y post-grado, impartido por el CIESTCA.
En Cuba, Dominicana, México o Brasil, etc., son muchas las
situaciones en que hemos oído sorprendentes anécdotas acerca del tema del
aborigen que se incorpora al mundo profesional del trabajo en el turismo…
Comentarlas hoy para nuestros lectores, sería una fase interminable en la que
estaríamos disfrutando, al igual que nuestro amigo Fran, cuando le relatábamos
las “vivencias turísticas” con que nos obsequiara un buen día nuestro amigo, el
ex alcalde de Garachico – localidad de la isla de Tenerife, Canarias – Ramón
Miranda Adán – graduado como Técnico de Empresas Turísticas – en una de las
varias visitas que le hiciéramos, acompañados por un grupo de estudiosos
licenciados en turismo americanos, que oyeron con deleite frases isleñas
protagonistas de estos pasajes y que nosotros – en justo recuerdo agradecido a
Ramón Miranda – queremos traer al recuerdo como un ejemplo vivo de lo mucho que
se puede hacer, y se hizo, para trasmitir enseñanzas y experiencias turísticas
con el único y claro propósito, de conseguir un mundo donde podamos todos vivir
en paz, sin las intrigas y desmanes de quienes con el poder político se creen
poseedores de la verdad y la justicia, cuando sus hechos demuestran todo lo
contrario.
*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del
Turismo. UNTWO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario