Lorenzo de Ara
Los laboristas, anclados en el pasado y dirigidos por un
político insufrible y mala gente, han cosechado la derrota electoral más
catastrófica desde 1935 del pasado siglo. Sí, del pasado siglo.
La pesadilla de una izquierda radical y subversiva
gobernando la pérfida Albión, una de las economías más potentes del mundo, se
ha ido a hacer puñetas. ¡Se ha ido a la mierda!
Ya está en el sumidero, en el pudridero de la historia.
Reino Unido y Europa pueden respiran tranquilos.
Boris es un mentiroso inteligente, un extravagante tory
inteligente, un político culto y siempre con querencia por el espectáculo, un
hombre querido y odiado al mismo tiempo.
Pero lo que nunca será Boris es Corbyn.
¿Y qué es Corbyn? Representa el pasado, la ruina, el paro,
la nacionalización de empresas, el antisemitismo de la izquierda en casi toda
Europa.
Corbyn es la cochambrosa política de soflamas para gentuza
embrutecida.
Con Corbyn hasta el cinturón rojo se ha convertido en un
cinturón anti laborista y sobre todo anti Corbyn. Un cinturón con sentido
común. Patriótico.
Entonces, ¿qué carajo le pasa a España que no entierra a
Pedro Sánchez, una prolongación aún más corrosiva y peligrosa que ese viejo
demoníaco?
Algo sencillo de entender.
El pueblo británico tiene más cultura democrática. El
nuestro tiene más televisión basura, más bares, más cuñados sabelotodo, más
tertulianos a las órdenes de la izquierda cómplice de golpistas.
En resumen, aquí Corbyn tendría un futuro lleno de éxito.
En el reino Unido, Pedro Sánchez, aunque domina la lengua
de Shakespeare, sería un paria, un desnutrido intelectual, un pobre diablo
arrastrándose por las callejuelas más quejumbrosas.
Sería un charlatán de feria, un don nadie con la lengua
demasiado larga, un pazguato que causaría indiferencia, pero nunca lástima.
Lo echarían a patadas de las reuniones de trabajo.
Representaría los viejos demonios del pasado.
Pero aquí, en tierra de masa cretinizada, Pedro Sánchez no
recibe el castigo que Corbyn ha experimentado.
¡Cochina, repugnante y zafia suerte la tuya, Pedro!
muy buen articulo, muy descriptivo y real
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