Isidoro Sánchez García
Hace años una periodista amiga de Canarias,
María de los Ángeles Sánchez, me pidió que le recomendara una crónica viajera
sobre La Orotava. Venía de conocer la isla de La Palma y de manera especial sus
recursos naturales y antropológicos
Hace años una periodista amiga de Canarias,
María de los Ángeles Sánchez, me pidió que le recomendara una crónica viajera
sobre La Orotava. Venía de conocer la isla de La Palma y de manera especial sus
recursos naturales y antropológicos. Le habían hablado mucho y bien de mi Villa
natal,y contactó conmigo por recomendación de una amiga común, María Victoria
Hernández. Nos reunimos a comer en el hotel de la calle Apolinar, que lleva el
nombre del que fuera director lasalliano del colegio San Isidro y gerente de la
Sociedad Eléctrica Orotava, la SEO, que a finales del siglo XIX promovió en el
valle de Taoro la primera planta hidroeléctrica de Tenerife y la segunda de
Canarias, en Hacienda Perdida. Hablamos de lo divino y de lo humano, del día y
la noche, pero sobre todo de la diversidad del municipio, que desde 1954
conoció gran parte de su territorio como Parque Nacional por el majestuoso
volcán Teide que lo presidía.
Fijamos un programa para repartir doce horas,
desde las 8 de la mañana, en Pino Alto, hasta las 8 de la tarde en la playa de
Bollullos, en El Rincón. Bajando por La Resbala llegamos a La Florida para
luego subir hacia Pinolere y Aguamansa. No podía faltar Pinolere como
referencia rural por los pajares del mundo agrario, ni Aguamansa como zona de
transición entre los ecosistemas agrarios y forestales, con el agua de
protagonista. Eran los paisajes que el geógrafo y naturalista prusiano,
Alejandro de Humboldt, tomó como base de su moderna visión geobotánica en su
periplo de finales del siglo XVIII, cuando atravesó La Orotava camino del Pico
Teide. Como lo hiciera años más tarde otro alemán, el profesor de geografía
colonial Hans Meyer, cuando quiso conocer el Teide tras su ascensión al
Kilimanjaro.
En el periplo incluimos, siguiendo el paseo de
"Patea Tus Montes", la visita a las cabezadas agrícolas de Benijos y
el Pago de Higa para luego continuar hacia las Villas, a lo largo de San
Antonio. Primero la de Arriba y luego la de Abajo, atravesando la zona de Entre
Molinos.
Aunque al jefe de María de los Ángeles no le
pareció que La Orotava era susceptible de ser incorporada al proyecto editorial
de viajes de su periódico, pese a ser el municipio más importante de España
desde el punto de vista geográfico, he insistido en recomendar a los visitantes
doce horas en la villa del Teide por excelencia.
Es obligada la visita al corazón de la Villa y
conocer la trama urbana, con las iglesias como referentes de la organización
territorial de la Villa, empinada y escalonada, tanto en la de Arriba como en
la de Abajo. No podría faltar la Ruta de los Molinos, desde la Cruz Verde hasta
Lercaro, ni la Casa Franchy donde creció el Drago y Sabino Berthelot impartió
clases en un Liceo muy especial y efímero. Algunos museos se están abriendo
camino en el mundo cultural, como el de las Alfombras históricas de 1847. Como
el de artesanía en el iberoamericano de Santo Domingo, donde estudiaron Viera y
Clavijo y Agustín de Betancourt, entre otros. Como también el de la Concepción
donde la riqueza artística de su tesoro es famosa. La Plaza del Kiosco junto al
convento de San Agustín, el Liceo de Taoro, el Jardín masónico de la marquesa
de la Quinta Roja, la Hijuela, el edificio consistorial, y todo el Centro
Histórico también fueron citados como elementos del programa de visitas.
Aunque al jefe de María de los Ángeles no le
pareció que La Orotava era susceptible de ser incorporada al proyecto editorial
de viajes de su periódico, pese a ser el municipio más importante de España
desde el punto de vista geográfico, he insistido en recomendar a los visitantes
doce horas en la villa del Teide por excelencia. Sus razones, tanto naturales como
culturales, podrán comprobarlas cuando se decidan. Por algo algunas empresas de
La Orotava han querido apoyar la divulgación de este paseo para ejercitar un
ejercicio de Turismo Activo y Vivencial a lo largo de doce horas tomando como
referencia de las imágenes las fotografías de Manuel Méndez Guerrero, un asiduo
visitante a la isla del Teide.
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