Salvador
García Llanos
Coalición
Canaria (CC) ha perdido la moción de censura en el Ayuntamiento de Icod de los
Vinos, de las primeras en la ya larga historia de la presentación de estas
iniciativas en el municipalismo canaria, en la que figura casi siempre como
promotora, bien en solitario o en comandita con otras formaciones políticas. Se
ha quedado, entonces, sin alcaldía.
Parecía
condenada cuando, a principios de mandato, no hubo manera de aplicar el
criterio de la cascada, esto es, caen en la misma dirección de entendimiento
político que concertaron quienes pactaron el Gobierno de Canarias, entonces CC
y Partido Socialista Canario-PSOE (PSC-PSOE) que, allá por diciembre del pasado
año, pese a que representantes de las dos partes y del propio espectro
mediático decían que era la mejor alianza posible para la Comunidad de nuestras
desdichas, estiraron hasta la ruptura las discordias, las desconfianzas y las
desavenencias.
Ni
siquiera aprovecharon los nacionalistas las pugnas intestinas de los
socialistas, lamiéndose viejas heridas. Han durado, precisamente, hasta ahora,
cuando dos de sus cinco ediles no comparecieron en la sesión. Tal como están
las cosas de resquebrajadas, a saber si van a dar cuenta. Total...
La
aprobación de los presupuestos municipales hace pocos meses, con los votos
favorables de la oposición -compuesta por ediles de los cuatro grupos que han
aproyado la moción de censura-, fue, en cierto modo, el detonante. El episodio
es insólito y por un quítame allá esas facturas de las fiestas, la gran
paradoja abonaba un terreno insospechado. La oposición aprueba los presupuestos
¿y el gobierno local, en exclusiva CC, es el que gestiona o los administra?
Se
cuidó el alcalde censurado, Francisco González (CC), de no someterse a una
moción de confianza que hubiera sido una salida democrática y digna y quién
sabe si la hubiera salvado de haber estado precedida de un proceso negociador
en el que hubiera propiciado, por ejemplo, un gobierno de concentración.
Prefirió enrocarse, en bez de acreditar talante, encomendándose a las cartas
cuyos palos son decisivos una vez que ya han sido puestas sobre la mesa todas
las figuras y las ganadoras. A ver quién llevaba el caballo de lo virado. Hasta
vislumbró esperanzas cuando alguien, creyendo que guardaba 'la mala', tensó la
cuerda en Madrid tratando de envolver con celofán un asunto que decían de
Estado. Era el último cartucho. Más adelante, un suponer, se podrá calibrar las
consecuencias. De la pérdida de confianza, dicen. Bueno...
Las
censuras destapan, por lo general, algunas contraposiciones, ideológicas o
personales. En Icod no fue la excepción: José Ramón León, nuevo alcalde, en
representación de Somos Icodenses-Nueva Canarias, fue en su momento dirigente y
edil del PSC-PSOE, formación que ahora le presta su apoyo para el acceso a la
alcaldía (Al menos, tres de los cinco concejales) Ironías, o lo que sea, de la
política.
La
operación se cierra con un aviso para CC que ríanse ustedes del clamor taurino:
PSOE y PP (también Ciudadanos, partícipe en la misma con su voto) han sido
capaces de entenderse para derribar -con el uso legítimo de la censura tan
esgrimido por los nacionalistas en muchas otras ocasiones- una plaza que, aún
en precario, ocupaba CC. Si la fórmula es aceptada como laboratorio (sic) y
funciona, puede que termine siedo un ejemplo o banco de pruebas para futuras
alianzaz de perfil similar. Coalición Canaria ya debe estar interpretando, sin
necesidad de recurrir a victimismos, que no solo entre amplios sectores
ciudadanos sino en otras formaciones políticas hay un cierto propósito de
castigo con el propósito claro de hacerla pasar una temporada en la oposición.
Es la penitencia que hay que sufrir al cabo de los ciclos prolongados en el
poder.
Claro
que quienes ahora abordan un escenario experimental, sin mucha experiencia en
responsabilidades de gobierno -todo hay que decirlo- ,tendrán que hacer un
desempeño pletórico de destreza para que la cosa cuaje y transmita una notable
dosis de credibilidad a la ciudadanía, bastante maltrecha, desafecta y recelosa
con todos los trajines de la política.
A
la sombra del Drago empieza a escribirse una nueva página. Se abre otro
paisaje.
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