Agustín
Armas Hernández
Si
se te ocurre comentar cualquier pasado cataclismo o desastre, por ejemplo, lo
de México, Armero (Colombia) o las inundaciones de Buenos Aires, y, también en
otras partes del mundo, como la actual hambruna en Somalia, es casi seguro que
te responden: «eso siempre ha pasado». Así es en realidad; pero ¿con qué ojos
veían antes esos acontecimientos? ¿No veían la mano de Dios, una advertencia o
corrección divina para volver al buen camino? Dicen ahora los muy sabios que
«eso es natural», ¿pero saben lo que es natural?, pues si los milagros o
curaciones de Cristo eran sobrenaturales, también habrá desfavores o desgracias
que parten del mundo sobrenatural. Desde aquel trágico acontecimiento de la
Gomera, fatídico a todas luces, que oprimió el corazón de todos los isleños,
tenemos obligadamente que preguntarnos: ¿qué está pasando en nuestro planeta?
Ahora, que estamos casi a mediados del año 2017, hagamos un balance de cómo
está la humanidad y nuestro mundo: los campos de fútbol, que al principio eran
para saludables ejercicios gimnásticos, se han convertido en campos de batalla
y a veces en ejecuciones, ¿quién no recuerda la barbarie del estadio Heysel
(Bélgica), entre otros? Y, sobre todo en intercambio y trapicheos de personas
por dinero. Se queman los montes y
bosques y nunca encuentran a los pirómanos, ¿quién o quiénes ocasionan estos
devastadores incendios? Sé que algunos piensan en los extraterrestres, aun-que otro
lo juzgue una loca teoría. ¿Acaso no sabemos que los inventos se han conseguido
por intuiciones y no por razonamientos?
La sequía avanza aterrorizante, en
diferentes regiones del Orbe se secan campos y bosques, el hambre es angustiosa
en muchas naciones; ¡no hemos visto esas imágenes televisivas de niños
esqueléticos y desnutridos? Etiopía, India, etc. ¿Quién de los humanos, con un
mínimo de inteligencia no se da cuenta de que las estaciones están cambiando?
Parece no haber primavera, verano, otoño e invierno, pues todo está
descontrolado. Cuando debe hacer calor y sol, no lo hay; los días más calurosos
los hemos tenido precisamente en otoño y principios de Invierno; por fin,
cuando llegan las lluvias, no suelen ser normales, sino torrenciales y
devastadoras, catastróficas; tenemos como caso más reciente las inundaciones de
Vascongadas, Valencia, Barcelona y en otras naciones.
Cada vez son más
frecuentes los terremotos en diferentes lugares del mundo. Más, ¿para qué
seguir enunciando lo que saben todos? Una consecuencia se impone: es necesario
ver en los acontecimientos extra normales la mano divina y darnos por
advertidos. En la sagrada escritura se dice que cuando los pecados de los
Cananeos se completasen les llegaría la retribución merecida; y así fue cuándo
los subyugó Josué, sucesor de Moisés, Según los sabios de la China antigua (me
ha dicho y explicado un sismólogo amigo mío), los hombres deben vivir en
armonía con el orden cósmico, de lo contrario se producen desórdenes en la
naturaleza y los elementos se revuelven contra los mismos seres humanos. El
Altísimo no hace excepciones: ilumina, llama, corrige y premia. Un saludo
cordial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario