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sábado, 12 de agosto de 2017

DESAHOGO

Lorenzo de Ara

La precariedad en el periodismo (soy profesional de la comunicación) es cada día más terrible. Pero si contemplamos el panorama laboral en España, afirmar que se ha salido de la crisis es un ejercicio de soberbia inaudito. Mientras los salarios son miserables y las condiciones laborales esclavizantes, los poderosos se aferran a los datos macro para vender que vivimos en una arcadia feliz. El hambre ha entrado en muchos hogares donde se trabaja. No es demagogia. No es el mensaje de un saltimbanqui que cobija las siglas de un partido antisistema. Es la realidad feroz que no reconoce Bruselas, pero tampoco un solo gobierno de esta Europa deshumanizada. Cada vez más.

A mis 55 años ya no pienso en lo que recibiré de pensión. Pienso, eso sí, en el futuro de mis dos hijos. Pienso que hay un mundo ya cerca que escaseará de valores y donde imperará la ley de la selva. Nunca pensé que ese mundo se implantaría en democracia. Pero ya llega.

No creo en la izquierda salvadora de los más humildes. No creo ni quiero cerca de mí a los liberales que apuestan por el “salvase el que pueda”, mostrando una privación de piedad que hace empalidecer a cualquier asesino en serie.

Siempre he creído en la justicia social, en una sociedad de libre mercado tutelada por una serie de valores que preserven el bien común.

No hablo de un estado benefactor dispuesto a conceder dádivas a los que no quieren dar un palo al agua. No hablo de tirar el dinero en políticas que no son sociales, sino que esclavizan y embrutecen al hombre. Todo lo contrario. Lo que quiero es un estado que consolide pilares básicos para una convivencia alejada del salvajismo de los mercados.

No creo en el dios dinero.

Ante esta realidad, el fracaso de las políticas es evidente. De ahí que en España el tercer problema para los ciudadanos no sea otro que el político.

Paro, economía y políticos. Por ese orden.

No hablen ni escriban los voceros del poder del adiós a la crisis. Que no insulte la tele de MIS obispos haciendo todos los días un ejercicio lamentable de proselitismo hacia el PP. Es asqueroso.

Bueno, creo que me he desahogado. Ahora toca seguir leyendo. Agosto está siendo muy fructífero en la lectura de los grandes clásicos. Releer mis obras favoritas. Así no gasto dinero. Pero también así me convenzo que lo mejor ya está escrito. Y Lorenzo de Ara lo ha leído.

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