Cristina Tavío
“No dejes de
intentar hacer algo que realmente quieres hacer. Donde hay amor e inspiración,
no creo que te puedas equivocar”. Esta frase de Ella Fitzgerald, la gran voz
femenina del jazz, creo que resume a la perfección el tema del que quiero
hablarles, o mejor dicho de la persona que hoy inspira estas líneas.
Siempre he
defendido que la mejor manera de medir la validez de alguien no está en su
género ni en su raza sino en su trabajo, en su dedicación y empeño. Esa es la
cuota en la que creo. Y ella es un buen ejemplo de lo que digo porque se nota
que ama lo que hace y disfruta con su labor a favor de la agricultura.
En este mundo
rural, donde todavía existe una marcada diferencia entre los trabajos y los
salarios entre hombres y mujeres – y así lo pone de manifiesto el estudio
Diagnóstico de la Igualdad de Género en el medio rural, publicado por el
Ministerio de Agricultura-, ella ha sabido hacerse un hueco hasta convertirse
en la primera mujer que ocupa la presidencia de la Asociación de Agricultores y
Ganaderos de Canarias, ASAGA.
Pero antes de
llegar ahí, Ángela Delgado Díaz ha dedicado parte de su vida al campo canario.
No en vano, es hija y nieta de agricultores en un pueblo con bastante tradición
como es San Miguel de Abona. Licenciada en Biología Agrícola, también es
presidenta de la Sociedad Cooperativa San Miguel (CASMI) y de la Federación
Provincial de Familias y Mujeres del Ámbito Rural (Amfar).
Mujer de
grandes ideas siempre ha apostado por la concentración de la oferta a través
del asociacionismo, la visión empresarial de la actividad agrícola y ganadera
como un motor más de la economía de las islas y la profesionalización de los
productores en la búsqueda de la competitividad.
Y lo va
consiguiendo. Sólo basta ver el revulsivo que ha experimentado CASMI. Después
de pasar algunos problemas, hoy es la cooperativa de hortalizas más importante
de Tenerife, y la primera de Canarias en producción y comercialización de
papas.
Ángela ha
sabido devolver la ilusión al campo y a los agricultores, no sólo de San
Miguel, ya que esta cooperativa se nutre de socios procedentes de La Orotava,
San Juan de la Rambla, Vilaflor, Arico, Buenavista del Norte, Icod de Los
Vinos, Tacoronte, Granadilla, Adeje, Guía Isora o Arona.
Así, las papas
que se producen en la Isla se venden a diferentes superficies comerciales y
supermercados y actualmente se comercializan entre 7 y 8 millones de kilos al
año. Pero no sólo los tubérculos sino también las frutas, las hortalizas y los
vinos se han convertido en productos de referencia en la Isla gracias a la
labor que desempeñan los más de 600 socios, los 50 trabajadores directos y los
más de 3000 indirectos, que día a día siguen luchando por nuestros campos.
No es de
extrañar, por tanto, que el año pasado el Gobierno de Canarias haya querido
reconocer su apuesta por el sector primario concediéndole la Medalla de Oro de
Canarias. O que el pasado mes de mayo, la CEOE Tenerife haya reconocido su
trayectoria profesional otorgándole el Premio Francisco Oramas Tolosa al
Emprendedor, siendo nuevamente la primera mujer en recibirlo.
Ángela Delgado
ha llegado hasta ahí sin necesidad de cuotas. Y aunque el camino seguro que no
ha sido fácil lo ha atravesado junto a sus mejores armas: su trabajo a favor
del campo canario, su carácter activo y su espíritu luchador.
El pasado mes
de junio tuve la oportunidad de acompañarla a ella, y a más de 300 agricultores
procedentes de toda la Isla, a la 39 asamblea de ASAGA que tuvo lugar en San
Miguel de Abona. Y de su discurso de clausura me quedo con una idea. Decía que
para vivir dignamente del campo es vital la unidad del sector agrario porque
todos se necesitan.
No hace falta
que te lo diga, Ángela, pero cuenta también conmigo para lograrlo.
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