Lorenzo de Ara
El Partido
Popular en el Puerto de la Cruz tiene mucha suerte. Me explicaré. El partido,
conformado por personas que llegaron a la política municipal en 2015, a
excepción de Pedro González y Lope Afonso, tiene en sus filas al que hoy es el
alcalde de la ciudad más importante del norte de Tenerife, amén de ser también
el tercer hombre más poderoso del PP en Canarias. Para resumirlo aún más. El PP
del Puerto de la Cruz tiene a un futuro gigante de la política regional,
siempre y cuando la historia no termine gangrenándose. Episodios lamentables
pueden suceder que pongan fin a muchas cosas, muchas ilusiones, muchas
esperanzas, muchos proyectos, incluso arruinar vidas. Pero el líder del PP, me
asegura un charrán, está tranquilo y trabajando a fondo, muy a fondo,
defendiendo los intereses de la ciudad, aunque el PSOE elabore comunicados en
los que solo falta la petición del garrote vil para el alcalde. Recordemos que
ya lo decapitó el Diario de Avisos, aunque ahora las relaciones han mejorado
entre la alcaldía y el rotativo provincial. Y yo me pregunto cómo terminara
esta nueva historia de amor.
Para que un
alcalde joven y con ambiciones legítimas culmine satisfactoriamente el proyecto
municipal que lidera, ha de creer en el equipo que ha elegido. Lope Afonso
(¿sabían ustedes que hablaba de él?) cree en ese equipo. Es más, el equipo (no
equipazo) está más unido que nunca.
Hay mucho
carácter en el PP portuense. Ediles con una personalidad muy acusada. ¿De trato
afable? No todos, pero me insisten en que la simpatía muchas veces pasa a
convertirse en algo empalagoso. ¿Y la antipatía? Con una y con otra hay que
trabajar, porque nadie es perfecto, ni siquiera el principal mandatario
municipal.
Me gusta
comprobar que la unidad popular es absoluta. Me satisface que el grupo
municipal esté trabajando con su agenda, y no copiando la de otros. Y me gusta
sobremanera que no esté todo el día mirando o vigilando a la oposición para
saber lo que ésta hace en el casco o en los barrios. El PP quiere transmitir a
la población que tiene un plan. Lo tiene. Cogobierna con Coalición Canaria,
pero manteniendo firme la decisión de que el pacto no necesita de camas.
O sea, que
tenemos un matrimonio político muy casto, que nunca apostó por vivir una noche
de novios y, sin embargo, (¡qué grande resulta a veces la política1), está
gestionado uno de los momentos más dulces que ha vivido la ciudad en los
últimos años.
Pero eso sí,
teniendo presente que para el PSOE la ciudad vive bajo el yugo de opresores,
que destripan económicamente a los ciudadanos, amén de estar al servicio de
Carlos Alonso and Company.
¡Gracioso
siempre el PSOE!
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