Lorenzo de Ara
El alcalde eres tú. No es el otro. No son los otros. No son
los concejales lapa. No son los votantes. No son los amigos. No son los falsos
amigos, que tú bien saben que están a tu lado para reír cuando necesitas una
KitKat, un abrazo que en un santiamén puede convertirse en una pelea cuerpo a
cuerpo. Ellos no cuentan, alcalde. Ellos estorban, alcalde. Ellos no dejan ver
la realidad, alcalde. Ellos van a lo que van alcalde. ¿Lo sabes? ¡Claro que lo
sabes!
El alcalde, eres tú.
Para mí, no albergo duda, eres el mejor alcalde para mi
ciudad El alcalde que necesita el Puerto de la Cruz. Pero te lo tienes que
creer. Cree (aquí un servidor no se cansará de repetírtelo) que, en ese equipo
de gobierno, el que debe tener la última palabra es Lope Afonso.
Una muestra de
debilidad; una señal de pasotismo; una decisión que signifique “aquí hay barra
libre y puedes hacer lo que te venga en gana” (hablo de algunos ediles de tu
partido), elevaría a la categoría de tsunami la impresión de que nuestro
alcalde es manejado por tres o cuatro ejemplares descontrolados.
El liderazgo no tiene nada que ver con el grito, con los
malos modales, con los aullidos de uno de los lobos de la casa Stark. El
liderazgo conlleva un ejercicio pleno del desempeño del generalato.
Los ediles lapa aprovechan la oportunidad para no dar golpe
y estar en todas las fotografías o actos con relevancia. Los pesos muertos
comienzan a descomponerse a la intemperie. No se puede acertar al cien por cien
en la elección.
Pero nada está perdido porque los proyectos marchan. Las
promesas se cumplen. La oposición socialista y podemita es caricaturesca. Tu
figura política y humana sigue mereciendo el aprobado de la población
portuense.
Sin embargo, no hay tiempo para que preguntes en la soledad
quién es el alcalde del Puerto de la Cruz. No hay tiempo para que otros se
hagan esa pregunta. No hay tiempo para que los ediles lapas estén entorpeciendo
la labor. No hay tiempo que perder. Tú eres el alcalde. El personal de
confianza lo debe saber. Los alcaldes de los municipios limítrofes también. El
alcalde es Lope Afonso. Y Lope Afonso lo sabe.
Escribió Séneca: “El hombre más poderoso es el que es dueño
de sí mismo.”
Ni un solo titubeo, Alcalde.
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