Rogelio López Rosales
Respecto
a 1 la fuente de Derechos, no sólo del Derecho de Propiedad, en las sociedades
más avanzadas del mundo, no es los legisladores, sino la soberanía popular. En
las sociedades "calvinistas", se produjo durante los s. XVI y XVII,
las reformas que condujeron a subordinar el derecho, incluido el de la
propiedad, al interés común y a una soberanía popular real. Y por lo tanto se
fundan los grandes Estados actuales de Europa, el Reino Unido de Cromwell, que
antes no existía como tal, y los Estados Unidos de los Padres fundadores, en la
preeminencia del interés general sobre el individual. Lo cual fue una
"vacuna" contra los movimientos revolucionarios violentos de los s.
XVIII y XIX, hasta llegar a la Primera Guerra Mundial, en la que desaparecen
las monarquías con "derecho divino" a gobernar en Europa. El caso de
los Habsburgo, de los zares y de los sultanes turcos.
El
derecho a la propiedad, se restringe curiosamente en los países más
capitalistas liberales del mundo, subordinado al interés común. El sistema
impositivo suizo, británico de Estados Unidos etc., se concibe para afianzar
esta subordinación.
En
España, entiendo que no entiendas lo anterior, valga la redundancia, nunca
llegó, ni remotamente, las reformas de Calvino y Zwinglo, las de Cromwell, los escritos
de los positivistas como Hume Locke o Berkeley o las aportaciones a la
independencia de Estados Unidos y al liberalismo de Paine y Tocqueville, ambos
fundamentales para entender a las naciones más avanzadas del mundo. En esta
línea de pensamiento, y hasta hace poco, se quemaba o se perseguía a quien
exponía estas ideas. Mendizábal fue un ejemplo, entre algunos otros. Quizás
España e Iberoamérica no tienen lecciones que dar en el desarrollo de la
soberanía popular y los derechos fundamentales, para garantizar una convivencia
que mejore sus sociedades.
Podríamos
seguir comentando sobre la cuestión. En esencia los derechos en las sociedades
más avanzadas y libres proviene de la soberanía popular y ésta tiene su origen
religioso en la potestad divina de poseer absolutamente todo, pero darse al Ser
Humano para que lo mantenga, lo preserve y lo mejore, como dice la Biblia. Es
el origen religioso de las sociedades anglosajonas y reformistas de los s. XVI
y XVII.
Respecto
a 2 no estamos a mi entender, comentando sobre el origen jurídico de los
derechos y obligaciones, sino sobre el social.
La
convivencia social es regulada por Leyes y las Leyes, las más fundamentales,
pueden regular antes derechos que obligaciones o viceversa. Por ejemplo, la
Constitución española regula antes el derecho universal a la educación, al
trabajo y a la vivienda, que las obligaciones que conllevan acceder a esos
derechos.
En
el Derecho anglosajón, apenas hay Leyes Fundamentales, tampoco, por ejemplo, en
Suiza, o bien son mínimas, ejemplo la "Declaración de Derechos" de
Thomas Jefferson y sus colegas... ¿Por qué? La soberanía popular, derivada del
poder divino, ante todo, no requiere de una lista de derechos y obligaciones,
sino de la identidad de la Nación con el Estado, asumiendo que la
Sociedad-Nación es anterior al Estado y es depositaria de esa soberanía.
Mientras que el Estado y sus Organismos representativos están al servicio de
esa Sociedad identificada como soberana. Por ello en las elecciones, entre
otros muchos ejemplos, no se designan los gobernantes de los partidos, sino más
bien personas que pertenecen a partidos políticos. La responsabilidad del
gobernante es personal, no es la colectiva del partido al que pertenece.
España,
obviamente está a "años luz" de estas concepciones políticas.
Respecto
a 3 a.
Es falso lo que dices. La sociedad no sólo actúa, sino que es anterior en sus
actuaciones a aquéllas reguladas por las Leyes. Es decir, la convivencia social
es anterior a las Leyes que la regulan. Aunque esa convivencia consista, como
siempre sucede en las sociedades jerarquizadas (las musulmanas, por ejemplo) en
agredirse o matarse entre ellos. Precisamente por la lucha por el poder. Las
relaciones sociales son por tanto más importantes que las personas
individuales. Y eso no es colectivismo. Por ejemplo, Israel, es una
Nación-Comunidad (no es lo mismo ambas) milenaria, hasta 1948 sin Estado. Por ejemplo,
España, es un Estado desde 1492, pero es difícil precisar si los miembros de su
sociedad quieren o no vivir pacíficamente juntos. Los sucesivos conflictos y
guerras lo atestiguan. Sin embargo, los suizos, holandeses, británicos desde
Cromwell o norteamericanos desde la guerra civil antiesclavista, no han tenido
grandes conflictos internos y han sobrevivido bastante bien al colectivismo, al
comunismo y a diversos "ismos".
b.
El Marginalismo está relacionado con teorías económicas difíciles por prolijas
de explicar aquí. Pero una visión marginalista de la sociología está más relacionada
con Malthus y con Marx que con los principios liberales anglosajones, que
evidentemente sustento.
c.
En España, desde luego no. En el pensamiento liberal anglosajón, no sólo no son
engañosos, sino imprescindibles.
Respecto
a 4. Precisamente
esta pregunta es un falso dilema y no tiene respuesta. La única entre las
demás.
¿Por
qué? El dilema real es entre valor de la producción (y producción de valor) y
consumo.
Doy
un ejemplo, Taiwán Corea del Sur, Singapur, Hong Kong y Macao son países y
territorios que en 25 años han revolucionado su producción, llevando su consumo
de manera masiva a incrementar el nivel de formación de su gente. La diferencia
esencial es el enorme esfuerzo educativo en la dirección correcta, que han
sostenido esos años. Su consumo se ha dirigido a "asegurar su futuro"
y hoy lo han conseguido. Hoy también su producción es de un alto valor
tecnológico y de servicios de alto valor añadido.
La
calidad queridos amigos, esta vez obtenida impulsando el nivel educativo,
siempre fue mucho más importante que la cantidad.
Por
lo tanto, hay que buscar la calidad en un mejor futuro trabajándolo hoy, más
que producir lo que hoy se va a consumir sin mejorarlo. Asegurar el futuro hoy,
antes que reparar el pasado, sobre el que ya no se puede hacer nada, es el
verdadero dilema de la producción y el consumo.
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